Tradicional kiosco en peligro de extinción pidió ayuda a los cipoleños
El comercio La Ochava tiene más de dos décadas en Cipolletti y está a punto de cerrar. Pidió a los vecinos que se acerquen porque la compra más insignificante los ayuda en este momento.
"Negocio en peligro, su compra nos ayuda", dice la vidriera de La Ochava, un tradicional comercio de esta ciudad que la está peleando para conservar la esquina de Brentana y San Martín. Allí, donde hace más de dos décadas vende caramelos, alfajores y otras golosinas; y facilita otros servicios al vecino, como la carga virtual de celulares, estacionamiento medido y pago, lotería y quiniela.
Incluso antes de que se constituyera como minishopping, el local fue un ciber donde una generación de chicos que hoy promedia los 20 años recurría a estos sitios para jugar a la computadora, cuando no todos podían acceder a Internet y el celular era más bien un dispositivo para hacer llamadas o mandarse mensajes de texto.
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Por la crisis que desató la pandemia, hoy peligra la continuidad de La Ochava, y el muchacho que está a cargo del negocio pide ayuda a la comunidad para mantener las puertas abiertas. Sus dueños no pueden salir de su casa porque son personas mayores y con factores de riesgo para el Covid-19. "En este momento, el local genera más pérdida que ganancia y se lucha para no cerrar", dijo el joven Martín Dukardt, en diálogo con LM Cipolletti.
Advirtió que la caída del consumo ha sido muy significativa, por cuanto no hay mucha gente que transite por esa esquina desde que inició la pandemia de coronavirus, más allá de los clientes del Policlínico Modelo y los vecinos que pasan para pagar sus cuentas en el Rapipago.
"No hay una decisión tomada, la idea es pelearla hasta el final y ver hasta dónde llegamos", confesó el vendedor.
Lamentó pasar por esta situación, porque además de que representa su fuente de trabajo, recordó que de chico solía frecuentar esa esquina cuando fucionaba como ciber.
"Cualquier compra, aunque sea un alfajor, nos ayuda bastante", sostuvo.
En un comienzo, cuando se decretó la cuarentena, el comercio permaneció más de un mes cerrado. Luego, volvió a abrir con todos los cuidados, y aunque sigue siendo riesgoso, Martín no pierde la fe de salir adelante.
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