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Pasó 48 días internado en el hospital y aún no puede creer que esté vivo

El vecino Omar Toledo estuvo muy cerca de no volver a casa, pero venció al Covid-19, después de haber permanecido 48 días internado en el hospital de Cipolletti. Agradece al equipo de trabajo que lo trató como si fuese un hijo. 

De un día para el otro lo durmieron y cuando despertó, totalmente lúcido, supo que había estado en coma dos semanas, como consecuencia de haber sufrido una neumonía grave por Covid-19 que le tomó por completo los pulmones. El vecino Omar Toledo todavía no puede creerlo. Permaneció internado 48 días en el hospital de Cipolletti y agradece estar vivo.

"Estuve a un paso de no volver y ahora estoy en casa. Es increíble para mí todo lo que pasé, que haya estado en el abismo y ahora me encuentre bien. Recién ahora estoy cayendo y me doy cuenta que tuve el privilegio de seguir con vida, de tener otra oportunidad, porque por algo sigo acá", expresó Toledo.

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Ayer celebraba la vida y cada paso que daba como un recuperado de Covid-19, por más mínimo que sea, dentro de su casa del barrio Don Bosco. Festejaba, además, la llegada de su cuarto nieto. "Yo no tengo más que palabras de agradecimiento con Dios y el equipo de profesionales que me cuidó como si fuese un hijo, desde terapistas y kinesiólogos, hasta las enfermeras que están encima tuyo para saber qué te pasa y si necesitás algo. El laburo que hacen en el hospital es para sacarse el sombrero. Me sacaron del fango y por eso estaré siempre agradecido", remarcó.

Toledo es un hombre joven, de 45 años, que permaneció internado mucho más de lo que hubiese imaginado. El 18 de septiembre acudió a la unidad de pronta atención que funciona en las viejas instalaciones el hospital, en calle Fernández Oro. Hacía varios días que le dolía mucho la cabeza. "Pensé que era una gripe común y me dejé estar. Pero el dolor que sentía no pasaba. Era insoportable, y por eso fui al médico", recordó.

Cuando el personal del hospital lo examinó, descubrió entonces que tenía un cuadro de neumonía muy avanzado. Además, Toledo padecía otros factores de riesgo como la diabetes y la obesidad. Ya no pudo volver a su casa. "Tenía los pulmones muy tomados, aunque no me costaba respirar. Fue raro, a mí no me pasó que perdiera el olfato y el gusto, solo tenía un fuerte dolor de cabeza", advirtió.

Debido al gran avance de la enfermedad sobre su cuerpo fue trasladado de urgencia hacia el hospital, donde permaneció varias horas en la guardia esperando que se libere una cama. "Todavía consciente, llamé a mi familia para avisar que no volvía, que me tenían que intubar. Desde las 16 hasta las 22, estuve en la guardia. y cuando consiguieron cama para mí, me durmieron y no supe lo que me había pasado hasta que desperté", relató.

Hasta ese momento, se tomó el asunto con bastante naturalidad porque no sabía que iba a pasar dos semanas con un coma inducido, mientras estuvo internado en terapia intensiva. Incluso, al despertar, pensó que lo habían dormido un día. Tuvo la fortuna de no sufrir, y por eso le costó caer que estuvo tan cerca de la muerte. Sin embargo, notó que algo había cambiado. En principio porque había perdido 40 kilos.

"Tenía el cuerpo muerto, no me podía mover, no tenía fuerzas para nada. Seguía con respirador y tuve que entrar mucho para que mis pulmones puedan volver a desarrollarse", contó.

Cuando fue derivado a terapia intermedia comenzó a transitar el camino de la lenta y progresiva recuperación. Dijo que fue duro ese proceso, hasta que un día sus pulmones se expandieron y el respirador comenzó a molestarle. Pese a los 48 días que pasó internado, consideró que el avance que tuvo fue muy rápido, ya que hubo gente que entró antes que él y todavía permanecía internada cuando se fue de alta.

internado

Hubo momento de zozobra y bajón mientras estuvo internado, pero la buena energía de su familia y amigos le recargaron las pilas para salir de ahí y volver a su casa.

El 4 de noviembre se fue en una silla de ruedas por la puerta del hospital y la gente que lo quiere congeló ese momento en imágenes que guardarán por siempre como recuerdo de lo que fue para todos vivir la pandemia en carne propia. "La vida te golpea y si no te cuidás, después no la contás. Gracias a Dios ya estoy de vuelta en casa", manifestó.

Todavía no puede retomar sus tareas en el taller mecánico que tiene con uno de sus hermanos. Dice que le queda un tiempo largo de recuperación porque tiene un cuerpo frágil, pero avanza a paso lento con las tareas de la casa y la alegría inconmensurable de seguir con vida.

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