Lo aclaman en el Colón y gana concursos internacionales: quién es el pianista cipoleño que deslumbra al mundo
Tiene 27 años y un gran sueño por cumplir en nuestra ciudad. El público suele emocionarse en ese templo sagrado y hasta "me han besado las manos".
Aquel misterioso instrumento de su nona Elsa tapado con una túnica generaba enorme curiosidad en cada visita del pequeño Ciro a la parte de la familia que vive en la provincia de Córdoba. Pudo, ya de grande ser médico como sus padres, reconocidos profesionales de la salud, o nadador profesional dada sus dotes atléticas. Sin embargo, la influencia del histórico piano que marcó su niñez y ni hablar la de su maestra, Liliana Obregón, a la que quiere “como una madre” a la larga resultaron decisivas e inclinaron la balanza para qué hoy brille en Argentina y el Mundo desde la música y el arte. El Teatro Colón lo aclama y gana concursos internacionales. De Cipolletti al mundo.
Ciro Rolón es el pianista, concertista y director de orquesta de 27 años vencedor recientemente del Primer Premio del Concurso Internacional de piano EPTA, premio que además le garantizó una Beca de perfeccionamiento pianístico en Londres, Inglaterra y futuros conciertos en la Casa Steinway (Steinway Hall) de Reino Unido, Manchester y Leeds.
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Pianista adjunto del Instituto Superior de Arte del Teatro Colón, ese mítico escenario donde lo aplauden de pie y hasta “me han besado las manos o vienen con lágrimas de emoción a felicitarme tras algún concierto”. Desde la placita de enfrente al templo sagrado, en el centro porteño, dialoga con LM Cipolletti este verdadero fenómeno y embajador de nuestra ciudad en todo el planeta.
“Mis primeros recuerdos son con ese piano de mi abuela materna, que mi tía Marta (‘le decimos Ricky’) que era profesora de piano me dejaba abrir la tapa y empezarlo a tocar. Ya tenía oído absoluto, sacaba melodías de la nada. Bueno resulta que ese piano llegó a Cipolletti una noche que oí desde la pieza el ruido de un camión de mudanza. Era mi regalo de cumpleaños y no puedo explicar la alegría que sentí al ver por la ventana cómo lo bajaban. Finjí sorpresa al otro día, estaba sumamente contento. Hoy lo conservamos como una reliquia en el living de la vivienda cipoleña”, revela la anécdota que tuvo lugar en su casa de la infancia en el barrio El Manzanar.
La prensa a veces suele exagerar en los títulos o apresurarse en las comparaciones o al juzgar a los talentos precoces. Pues bien, en este caso no pifió con aquel rótulo de “niño prodigio” de los medios patagónicos asombrados en su momento por la clase innata del pequeño...
“Fue a los 10 u 11 años, en un concierto en Neuquén, los diarios pusieron eso y con mi maestra nos miramos como diciendo qué lejos hemos llegado… Alcanzar cierto nivel de madurez musical de manera temprana es importante. Pero el niño se va y la clave es que perdure el talento, es bueno no encasillarse ni quedarse en eso. A partir de ahí intervine en numerosos conciertos, tocaba mucho en radio, televisión y mi carrera siempre fue en ascenso”, reflexiona el joven genio.
Se preparó y capacitó toda una vida. Le dedicó años enteros a perfeccionarse. “Era estudiar 6 u 8 horas por día mientras mis compañeros jugaban a la play o en la plaza. Y en esto nunca se deja de estudiar. Mi trabajo es estudiar el repertorio que voy a tocar más adelante, es estudiar de por vida. En profesiones convencionales en un momento ya no se estudia tanto. En mi caso sí. Pero no me quejo, he tenido suerte. Hay mucha competencia en el mismo nicho, el pianista siempre está solo y me va bien”, celebra su presente en un medio complejo.
Cómo llegó al mismísimo Teatro Colón
Reconoce que ser parte del staff permanente del Teatro Colón y lucirse allí es “como para los futboleros jugar en la selección Argentina”.
Con 19 años se animó a asistir a un concurso junto a otros 59 participantes. “Quedé seleccionado y mi vínculo con el Teatro Colón fue muy fructifero, me ha dado chances de hacer giras por el país y el exterior. Soy el primer cipoleño en lograrlo en la música clásica en uno de los 3 teatros más importantes del mundo”, resalta semejante conquista con inocultable orgullo y sentido de pertenencia.
“Es lo máximo en este nicho tan particular, tan sacrificado como la música clásica, es como tocar el cielo con las manos. Más no podría pedir pero de todas maneras el horizonte se amplía siempre. Pero sí, ya de niño tocar en el Colón era un sueño. Me quedé sin aliento la primera vez que toqué en sala inmensa, recuerdo la acústica grandiosa, impresionante la infraestructura, la calidad de instrumento, todo”, repasa aquella experiencia inicial en un templo colosal que lo deslumbró.
Cada año recorre 14 provincias y para 2026 se viene una gira por los recintos más emblemáticos de Europa, por lo que evalúa la chance de establecerse un año en el Viejo Continente. En definitiva, será su productora la que le organice la cargada agenda.
“La vida del músico es sacrificada, todo es incierto, un abanico muy grande. Te puede ir muy mal o muy bien. Por eso más importancia tienen estos pasos que voy dando en mi carrera”, señala el hijo del reconocido doctor Miguel Rolón y de la querida pediatra Mara Vázquez.
“De chico me la pasaba en los hospitales, me decían el doctorcito pero ahora ya me dicen ‘el pianista”, cuenta con una sonrisa.
“Somos 4 hermanos, el único la rama del arte soy yo. Gabriel, Bruno y Pablo se dedicaron a otra cosa. La idea de mis viejos fue culturizar a sus hijos, ya sea con instrumentos, deportes o idiomas. Mis hermanos probaron guitarra, uno juega al fútbol. Con mi hermano Pablo fuimos a natación, me iba bien incluso lo sigo haciendo cuando tengo tiempo y participo en alguna que otra competencia. Ya sea en aguas abiertas o yendo a algún club, para un músico es muy bueno y complementario”, sorprende con el dato.
El reciente y resonante premio
Aún le dura la emoción por el flamante logro, al que le otorga el valor que merece. “Un premio internacional que son las instancias máximas para nuestra profesión, teniendo en cuenta que en la Argentina no existen estos concursos nacionales es algo histórico en la música académica”, destaca.
“Yo estaba en una gira por cuyo cuando me llegó una invitación de una Asociación que organizaba un concurso internacional, fue a finales de septiembre, cinco etapas muy arduas, resulté el ganador luego del concierto final ante el público. Además del premio, me otorgaron una beca muy importante”, explica.
“Este premio es importante y quería dedicarlo a gente de la Patagonia, inspirar a colegas a esforzarse, ver que todos los sueños se pueden cumplir. Es producto de nuestro trabajo, me pone contento”, amplía.
Sus formadores, un par de anécdotas y un gran sueño
“Mi mamá había estudiado piano en la infancia, era una buena idea pues ayuda a la madurez emocional. Yo estudié con Liliana Obregón, una de las personas más importantes en mi vida. Ha sido mi primera manager, también organizaba mis conciertos, se encargaba en la difusión, me apoyó en todo momento. Me decía venite el sábado 3 horas a casa, merendábamos, recuerdo que me preparaba licuados, me dedicó una década de su vida. A los 9 años me dijo ‘creo que podés ser un gran concertista de piano, tenés un talento inusual’. Fue muy generosa también cuando vio que estaba para más y dejó abrirme las alas, me recomendó estudiar con su maestro Ricardo Zanon, luego con el maestro de su maestro, Aldo Antognazzi, discípulo de Arturo Benedetti Michelangeli uno de los más legendarios pianistas clásicos de la historia. He tomado clases con grandes maestros. Lili siempre va a ser la más importante pues me transmitió la pasión, me enseñó cómo hablarle al público, explicarle el repertorio, qué voy a tocar, ser sociable”, llena de elogios a la profe cipoleña.
Ese carisma lo aplica, por ejemplo en la introducción de ciertos temas ante los espectadores. “¿Qué me pareció la película El Pianista? Además de que obtuvo el Oscar y numerosos galardones, en la banda sonora se tocan piezas de compositor polaco, el poeta del piano. Yo cada vez que toco una pieza emblemática les digo al público “la habrán escuchado en El Pianista”. Me encanta esa peli, es una de mis favoritas, está centrada en el drama pero desde la perspectiva musical muy inspiradora. Hay una escena que el actor hace la mímica como si estuviera tocando, ya sin el piano, sentado en una silla. Yo por ahí no estoy tocando y estoy pensando en todo momento”, admite.
También resalta, entre tantos éxitos, su habilidad para sobreponerse a situaciones adversas y salir del paso sin que la gente lo note. “He roto muchas cuerdas en pleno concierto, el piano tiene un harpa, muchas notas en las que empleo fuerza, todo muy rápido al punto de que se rompa cuerda entera o se trabe el martillo. Da mucha adrenalina poder seguir, hace poco me pasó, rompí cuerda y se rompió el martillo a la vez. Tocaba y al mismo tiempo lo arreglaba tratando de que nadie se de cuenta. O que salte por los aires una tecla y la gente se acerca. Hay que ser lo más profesional que puedas”, asegura Ciro sobre esos momentos de sobresaltos.
Dicen que nadie es profeta en su tierra pero él quiere tocar en el CCC: "cuando me fui del pago recién lo estaban construyendo, es hermoso". Sabe que no resulta fácil por distintos factores y agradece el interés que ya ha mostrado el Municipio en propiciar la presentación del crédito local. Incluso no descarta a futuro “donar algún piano” especial con los que él suele deleitar.
Así es Ciro. El pianista cipoleño que da la nota en todo el mundo. El que "toca" el piano y el cielo con las manos...
Su maestro porteño, desde España: “Muy talentoso musical y técnicamente”
Por Aldo Antognazzi, un prócer argentino de la especialidad radicado en España
“A Ciro lo conozco desde hace muchos años. El estaba estudiando aún en General Roca con Ricardo Zanón, cuyos alumnos luego solían ser alumnos míos. Ciro empezó a viajar cada 15 días o una vez por mes a Buenos Aires, era un chico joven y seguía trabajando en la Patagonia. Es muy talentoso, no solo musicalmente, sino que tiene mucha facilidad técnica, mucha personalidad. He ido siguiendo toda su evolución, luego entró a mi cátedra. Cuando me ausenté de la Argentina fue uno de los alumnos más queridos que tocó en el homenaje que me hicieron de despedida. Lo vi crecer y evolucionar. A pesar de que no se le presentó nada fácil, tuvo fuerza interior para seguir siempre adelante y hacer cosas importantes como las que ha ido logrando. Mi deseo más íntimo es que siga progresando y creciendo”.
Su querida profe Lili, desde Cipo: "Me dediqué a él para que cumpla su sueño"
"Ciro comenzó sus estudios a los 7 años y medio y estuvo formalmente estudiando piano de forma particular hasta los 20 años. Fueron 13 años de trabajo muy intensos con absoluta dedicación, formándose pianistícamente. Desde el primer día Ciro se mostro fascinado por aprender y siempre tuvo el deseo, la pasión y el compromiso de estudiar compenetrado. Conmigo sentó las bases firmes que le dio la posibilidad de estudiar luego con el Maestro Antognazzi a quien conozco y admiro profundamente. Cuando Ciro comenzó a tomar clases con él, previo a ello hablamos con el maestro por teléfono y se mostró muy feliz de que un alumno mío pudiera viajar a tomar clases. Ciro siempre se destacó por ser brillante, con una gran inteligencia musical y emocional, su técnica fue depurándose a lo largo de los años y siempre amó tocar en público. Jamás sintió miedo ni temor, al contrario, siempre estaba atento a los detalles y dedicaba muchas horas con poco descanso para dar lo mejor de sí.
A los 12 años dio su primer concierto a beneficio en Neuquén donde a muy corta edad se destacaron obras de Chopín, Mozart, Schubert y Bach, entre otros. Este último autor siempre fue una de mis grandes pasiones ya que estudié con el Maestro Mario Videla ( presidente de la fundación Bach en Bs As), quien me transmitió ese amor incondicional por este autor tan maravilloso. Fue así que esta pasión fue germinando también en Ciro desde muy temprana edad. Cabe destacar que J.S. Bach es uno de los autores más complejos de tocar y estudiar, es por ello que no todos los pianistas están preparados para brillar con este tipo de obras tan complejas. Pero Ciro a logrado refinar su técnica, depurar cada pasaje y dedicarse a estudiar en calidad la proyección del sonido como pocos, por ello es que ganó un destacadísimo concurso sobre este excelentísimo autor. Ciro ha ganado numerosos premios a nivel nacional también por su responsabilidad, que yo recuerde en todos sus años de formación en mis clases jamás faltaba y eso que teníamos clases muy extensas. Mi dedicación fue absoluta porque mi deseo era que su sueño se cumpliera, de alguna manera me proyecte en él y sentí el compromiso de ayudar a cumplir sus metas y propósitos. Desde que era tan solo un pequeño que no llegaba a los pedales del piano siempre esperaba tocar a fin de año en los conciertos para por fin comenzar un programa nuevo y eso era algo que año a año esperaba con mucha ansiedad. Que hoy lo hayan distinguido y Premiado en un concurso internacional no me sorprende porque Ciro es un pianista muy enfocado y todo lo ha logrado a base de inmensos sacrificios. A nivel humano, siempre ha sido como un hijo para mí, fueron muchos años de compartir la música y la vida. Siempre estamos en permanente contacto y festejamos juntos cada logro. Hoy Ciro es un hombre pero jamás cambió su escencia siempre fue una persona amorosa, muy sensible, correcta, con hermosos valores y grandes aspiraciones, con una sencillez admirable y una extremada inteligencia. Deseo de todo corazón que la vida lo siga premiando porque realmente se lo merece pero sobre todo deseo que sea muy feliz y como siempre digo, Cirito querido aquí estaré incondicionalmente para lo que necesites, que nada ni nadie te detenga, el límite es el cielo. ¡Te quiero mucho! Tu seño y amiga Lili".
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