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Una mujer ofrece su riñón por Internet para pagar una deuda de 300 mil pesos

Es una vendedora ambulante de churros que está desesperada. Fundió su panadería hace algunos meses y no consigue trabajo. Tampoco su marido. Se llama Ayelén Cervin, es cipoleña, y lo único que la puede salvar es una oportunidad laboral.

Sin salida, la cipoleña Ayelén Cervin ofrece uno de sus riñones a cambio de dinero para pagar la abultada deuda de 300 mil pesos que contrajo al fundir la panadería donde trabajaba, junto a su marido. “Sé que la venta de órganos es ilegal y más de uno me va a juzgar por esta actitud, pero realmente no encuentro otra solución. Estoy desesperada”, manifestó.

Trabajo genuino todavía no aparece para ella ni su esposo, y si bien se las rebuscan con ventas de empanadas entre amigos y vecinos; y medialunas y churros con dulce de leche en Ruta Chica, frente a Stihmpra (Sindicato del Hielo), la realidad es que el rédito económico que saca solo le alcanza para cubrir el alquiler del departamento donde vive con su marido y sus dos hijos, de 13 y 15 años.

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Alquilaron una panadería en marzo, pero en agosto tuvieron que cerrarla porque no les fue bien. “Hubo que bajar la persiana porque ya adeudábamos un mes y medio de alquiler. Tuvimos que hacerlo porque la bola de nieve seguía creciendo”, expresó la mujer, de 34 años, quien arrastra todavía la inconfundible tonada cordobesa que adoptó hace varios años cuando vivió en esa provincia un buen tramo de su vida.

Al fundir, le quedó una deuda de 300 mil pesos, entre boletas de luz y gas impagas y la rescisión del contrato con la inmobiliaria. “Hoy no tengo otra opción que vender mi riñón porque con los churros y las medialunas es imposible llegar a pagar esa cantidad de dinero. Además, tengo dos garantes atrás mío y no quisiera que le toquen ni los recibos de sueldo”, expresó, en diálogo con LMCipolletti.

Dicen que a raíz de haber viralizado su reclamo en las redes sociales, la han llamado de todas partes y no ha tenido respiro en toda la mañana. Sin embargo, todavía nadie se ha comunicado con ella para darle la noticia más esperada de un trabajo para ella o su marido. “Ayuda hay un montón, pero nada en concreto”, aseveró.

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Ayelén no pierde las esperanzas de que alguien la tome para trabajar o le ofrezca una oportunidad a su marido. “No pido otra cosa”, reiteró, desesperada. Pero, si no surge nada, y siguen pasando las horas y los días, va a tener que sacrificar su salud. “Llegado el momento, si no pasa nada, no me va a quedar otra”, indicó.

Las personas que puedan solidarizarse con esta familia sepan que su marido es maestro panadero y tiene carnet de conductor para el transporte de personas. Ella, comentó, ha hecho de todo a lo largo de sus 34 años. Tiene experiencia como cajera y repositora; y ha realizado trabajos administrativos, entre otras cosas. Lo que surja para este matrimonio será bienvenido.

La pueden ubicar donde vende churros con dulce de leche, en Ruta 65, frente a Stihmpra; o llamar al 299 451-4296.

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