El drama de tener como vecino al río Neuquén
Han nacido y crecido en barrio Villa Obrera, en Centenario, y aseguran que jamás vivieron un fenómeno de este tipo. Trabajos a contrarreloj para evitar nuevos destrozos.
Los vecinos de Villa Obrera creyeron que con el cese del temporal de lluvia del fin de semana había pasado lo peor. Nunca se imaginaron que el caudal del río Neuquén llegaría a niveles extraordinarios con la fuerza para destrozar todo a su paso.
La última apertura de compuertas del dique tomó por sorpresa a muchas personas de este sector que se encontraban durmiendo. “Estábamos acostados cuando de repente empezamos a sentir un ruido raro, eso fue más o menos a las 4 de la mañana. Cuando apoyamos los pies en el piso ya sentimos todo mojado”, relató a LMNeuquén, Eva, una de las vecinas afectadas.
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La mujer vive junto a su marido y sus tres pequeños hijos de 12, 9 y 5 años en una casa que ellos mismo construyeron en Villa Obrera, a la vera del río Neuquén. “El agua empezó a subir muy rápido, cuando quisimos acordar ya nos llegaba a la cintura. Lo primero que atinamos a hacer fue sacar a los chicos que estaban durmiendo”, contó.
Con las primeras luces del día pudieron llamar a sus familias para pedirles que fueran a buscar a los niños y que no estuvieran mojados y a la intemperie.
“Se nos arruinó todo. No sabemos que vamos a hacer, la ropa quedó bajó el agua, la comida, los colchones, los electrodomésticos. Lo perdimos todo”, informó angustiada.
Junto a ellos se sentaron sus vecinos, que en mayor o menor estaban en condiciones similares. “Nos quisieron sacar a la fuerza, pero ellos no entienden que si nos vamos de acá vienen los chorros y se llevan todo. Esto es el trabajo de nuestra vida”, explicó otra vecina.
Los lugareños aseguraron que, aunque les indicaron que habría una crecida, creyeron que lo peor ya había pasado. “El domingo nos quisieron sacar a la fuerza diciéndonos que nos teníamos que ir si o si porque iban a abrir las compuertas, pero lo abrieron ese día y no pasó nada, el agua llegó hasta afuera. Nunca nos dijeron que iban a volver a hacer”, aseguró.
“No sé qué vamos a hacer esta noche, si nos vamos a quedar acá afuera haciendo guardia para que no nos roben nada o si vamos a ir a la casa de nuestras familias”, dijo Eva.
En tanto, aquellos que viven algunos metros más alejados de la ribera pudieron formar “muros de contención” apaleando la tierra de sus propios patios o caliza comprada.
La solidaridad de los vecinos, clave durante la noche
La tranquilidad de la noche se vio interrumpida cuando los vecinos escucharon una sirena y minutos después comenzaron a sentir como el caudal de agua comenzaba a crecer y a llegar con violencia. “Soy nacida y crecida acá. Primero vivieron acá mis abuelos, después mis padres y nunca vi algo así. El río nunca creció así. Es algo nunca visto”, enfatizó Graciela, otra de las vecinas damnificadas.
Al estar algunos metros alejados de la ribera, el agua no alcanzó a entrar a sus casas, pero sí llegó al sector donde tenía animales. “Los vecinos que viven un poco más allá, más distantes del río, nos abrieron sus patios para que guardemos nuestros animalitos, mientras venían a ayudarnos a llenar bolsas de tierra y poner alrededor de la casa y hacer una barricada para que no se inunde”, contó.
Graciela aseguró que no les avisaron que en el sector de su casa el agua llegaría a ese nivel. “No dormimos en toda la noche paleando tierra para mantener el agua a raya. Hasta vino la Policía a ayudarnos a hacer la barricada para que el río no se nos meta a la casa”, relató.
Ante el desastre que estaba provocando la crecida en el sector, este martes a primera hora uno de sus vecinos les compró un camión de piedra caliza y los ayudó a distribuirla. “El subsecretario de Servicios Públicos de la Municipalidad vino con una máquina a ayudar a distribuir la tierra y trajo también más camionadas de caliza, porque entiende que si nos vamos nos van a robar todo y que no nos vamos a ir”, aseguró.
Junto a Graciela y su marido, Patricio, los vecinos armaron una fogata para mantener algo de calor y hacer frente a las bajas temperaturas y a la humedad. “Yo anoche, tuve que dejar a mis hijitos en la casa de una de mis hermanas porque vive en una zona que no se inundó, para venir a ayudarlos y entre todos le hicimos frente al agua”, contó Adriana, una de sus hijas.
Evacuados, a quienes el río sacó de sus casas
Pese a que algunas personas pudieron salir de sus casas, hubo un sector que no corrió con la misma suerte y el agua arrasó con sus viviendas. Este es el caso de la Isla El Porvenir, un barrio conectado a Villa Obrera por un puente apostado en la calle 7, donde algunos de sus vecinos tuvieron que ser evacuados hasta el Polideportivo de Centenario, el lugar acondicionado para quienes no tenían a donde ir.
“Fue horrible. El domingo nos dijeron que teníamos que evacuar porque iban a abrir las compuertas y nos íbamos a inundar, pero ayer (lunes) vimos que el agua no había llegado, entonces aprovechamos para ir a buscar ropa y algo de comida”, contó a LMN Ayelén.
Fue así como el lunes por la tarde tomaron su auto y fueron hasta su casa, pero al notar que el agua no había llegado y como no les avisaron sobre una nueva apertura de compuertas creyeron que estaban a salvo. “Las perritas nos despertaron a las 3 de la mañana porque si no nos ahogábamos mientras dormíamos”, recordó angustiada.
Rápidamente, corrieron a la habitación de sus hijos de 4, 7 y 10 años, los levantaron, los subieron al auto e intentaron irse al centro de evacuados, pero esto les resultó imposible porque el agua ya había tomado tal fuerza que arrasaba con todo a su paso.
“Cuando nos levantamos el agua nos mojaba los pies, cuando llegamos al auto ya estaba a media pierna y cuando llegamos a donde estaba el puente la teníamos a la cintura”, relató.
Pero la situación se tornó más desesperante cuando el auto se detuvo porque no pudo seguir avanzando con el agua que también se había llevado el puente que conectaba el barrio con Villa Obrera. “Quedó una pasarela superfinita por la que teníamos que cruzar haciendo equilibrio. La Policía se acercó, levantó a mis nenas, se las cargaron al hombro y así pudieron pasarlas. Yo no pude pasar a mis perritas que se asustaron tanto que se fueron. Veíamos a los animales como se los llevaba el agua”, rememoró entre lágrimas.
Debido a las condiciones en que se encontraban fueron trasladados inmediatamente al hospital local. “Yo estaba en shock y mis nenas estaban asustadas y todas mojadas. Tuvieron que dejarlas en observación”, contó.
Luego de que le dieran el alta los trasladaron al Polideportivo para que descansen. “Nunca pensamos que fuéramos a vivir algo así. Fue tan angustiante. No sabemos cómo vamos a hacer ahora. Solo queremos que todo esto se termine”, aseguró.
Este martes por la tarde, en el Polideportivo se encontraban cuatro familias evacuadas. Sin embargo, se esperaba que con el correr de las horas llegaran más.
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