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El circo: vivir viajando alegrando todos los pueblos

Cómo son los días de los artistas cuando se apaga la luz de la gran carpa.

Alberto Rivero
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¿Cómo es la vida la familia Giatthoni, que vive de gira con la carpa del circo a cuestas? Payasos, malabaristas, contorsionistas y los motoqueros del globo de la muerte salen a escena cada día arriesgando su vida para asombrar al público. Pasen a ver el circo.
La pintoresca carpa se instaló por primera vez en el predio del Parque Norte. Guiados por Yamila Giatthoni, una joven rubia de 31 años, parte del grupo salió a escena para explicar los secretos detrás de cada función. La mayoría nació en familias circenses y encontraron sus parejas en el mismo lugar. "Es difícil no enamorarte de alguien del circo. Convivimos todos los días y no tenemos oportunidad de conocer personas en cada ciudad en la que estamos. El tiempo, los viajes y compartir todo provoca que formemos nuestras familias en este ámbito", explicó Yamila.
Luisito, el payaso de cada función, nació en Villa Mercedes, Uruguay. Es la tercera generación de artistas y no conoce otra forma de vida que no sea la del circo. "No puedo quedarme más de un mes en un solo lugar. Estamos acostumbrados a movernos y conocer nuevos paisajes, y nos aburrimos cuando nos quedamos quietos", explicó. El humorista es la pareja de Karen, la contorsionista del grupo, y tienen un nene de 3 años.
Yazmín es la más joven de todos, con 22 años. Nació en el circo, en Lomas de Zamora, y realiza las acrobacias aéreas sobre cuerda. Riesgoso, pero no tanto como su padre, que hacía un número con fuego.
Yamila y su hermano están a cargo de la coordinación del circo Giatthoni, pero como todo en el circo, lo suyo viene en los genes. La tradición familiar tiene más de 70 años y ha pasado por varias generaciones.
Nunca se aburren
Los trucos se entrenan todos los días, al igual que los bailes, pero cada miembro del circo tiene muchas otras tareas. Temprano por la mañana el staff se reparte las acciones publicitarias en toda la ciudad para promocionar las funciones. Y con un mes de anticipación, los coordinadores deben presentar los papeles de habilitación en la próxima ciudad que visitarán.
Los fines de semana los artistas recorren la ciudad para llamar la atención de los vecinos y garantizar la concurrencia. "El público siempre responde al circo. Es lo único que no va a morir nunca", afirmó Yamila.
La permanencia en cada lugar está vinculada al éxito, aunque ni reventar las boleterías podría atentar contra el espíritu nómade: "Tratamos de no encariñarnos con los lugares, porque sabemos que nos vamos a ir. Lo mismo nos pasa con las personas. Cuando nos enamoramos, y es algo inevitable, tienen que venirse con nosotros".

El show se trasladó a un rincón inédito
Un circo se instaló por primera vez en el predio del Parque Norte y llamó la atención de los vecinos del barrio Hidronor. Los más pequeños están felices de tenerlo, aunque sus padres están molestos por los inconvenientes generados. Según dicen, las actividades en la plaza atraen a los ladrones de la zona. Los vecinos ya tienen un precedente importante en reclamos contra la utilización de ese espacio público. A principios cuando el Municipio proyectó instalar la feria del trueque, rápidamente juntaron firmas y evitaron el traslado.
La comuna siempre habilitaba los circos en Kennedy y Naciones Unidas. Sin embargo, el secretario de Gobierno, Diego Vázquez, explicó que en la ciudad por ordenanza, los únicos predios aptos para instalar circos son el Parque Norte, el club Marabunta, la Isla Jordán y el predio lindante a calle Pacheco donde se realiza la Fiesta de la Actividad Física.

Los artistas ocupan el lugar que dejaron los animales salvajes
En pocos años los circos supieron suprimir la idea de utilizar a los animales salvajes en sus actos. Hasta hace algunos años, en la década de los noventa, las compañías tenían la costumbre de pasear las jaulas por la ciudad para publicitar los animales que se podían ver en escena. Yamila Giatthoni se crió entre tigres, osos, búfalos y llamas. Explicó que nunca tuvieron problemas con esos animales, y que su padre era el encargado de domarlos.
"Mi papá les daba de comer a los tigres, y era el único que se podía acercar porque le reconocían la voz", explicó. Agregó que ellos mismos tenían a los cachorros como si fueran mascotas y comían con los chimpancés.
Sin embargo, la sociedad fue cambiando su mirada sobre la utilización de animales y ya no aplaudieron los actos. Los animales salvajes están prohibidos en casi todas las ciudades, aunque hay algunas compañías que se resisten al cambio y sólo esconden las jaulas en los lugares donde están vedados.
El Circo Giatthoni sí cambió, y reconoce la dificultad. "Ahora sin animales tenemos la presión de que el público es más exigente. Antes muchos venían atraídos por los animales que no conocían, y ahora el asombro tiene que pasar por los trucos que realizamos en escena", relató Yamila, quien heredó de su padre el manejo de la carpa gigante.
"Los espectáculos se pueden modernizar pero siempre va a quedar con la misma esencia del payaso y trapecistas, con el riesgo que cada acto involucra ", manifestó.


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