Sorpresa en plena misa: el dueño de La Milonguita pidió la palabra y alegró a los chicos

La misma ya terminaba. No era un domingo más en la iglesia de Fernández Oro. Muchos chicos del pueblo que preparan la comunión habían asistido junto a sus familiares. Juan levantó su mano derecha y pidió hablar. El popular padre Pancho accedió. Se hizo un absoluto silencio y todos miraron al hombre con curiosidad.

“Ahí les comenté que afuera había un vehículo de más de 100 años y les ofrecí que cuando salieran los chicos que se quisieran sacar fotos o dar una vueltita en La Milonguita, que sería un placer para mí”, revela Juan Moreiro su enorme gesto.

Se trata del dueño del querido Ford T 1924 cuya historia supo contar LM Cipolletti. Su invitación fue recibida de la mejor manera por “padres y chicos”, a los que les alegró aún más la mañana.

Emoción en la iglesia

En agradecimiento, el conocido cura, tan fana de San Lorenzo como él bendijo la reliquia luciendo atuendo azulgrana debajo de la sotana. Sí, Espíritu Santo…

El emotivo hecho tuvo lugar en pleno centro de la ciudad rionegrina donde está radicado el cura, sitio al que Moreiro, un cipoleño de pura cepa, le tiene un gran cariño.

“Yo estaba en la mitad de la iglesia, entré y me puse a un costado. Participé de la misa y al final fue cuando pedí la palabra y Pancho me dijo: ‘señor…’. Por suerte lo tomaron de la mejor manera”, acota el chacarero cipoleño.

bendicion-del-padre-pancho.jpg

“Ya afuera había muchos padres y chicos. Les dije que si hacían fila y los mayores los autorizaban los llevaba a dar una vuelta. Incluso les sugerí a los papis por si querían acompañarme y me dijeron que no hacía falta, confiaron en mí. Hice 4 viajes creo llevando chicos. Muchos vecinos nos veían y saludaban, los padres filmaban. Fue hermoso”, repasa lo vivido este personaje y se le eriza la piel.

La Milonguita, una bendición…

Otro momento sumamente emocionante de la jornada fue cuando el sacerdote bendijo el histórico auto: “Se rezó en el medio de la calle el Ave María y el Ford T presente”.

“Este vehículo lo bendecimos en tu nombre. Bajo la poderosa intervención de la Virgen María, nuestra señora del buen viaje. Dios te salve María…”, expresó Pancho y todos los presentes, incluido Juancito, comenzaron a rezar junto a él.

“Fue una alegría, me llenó el alma, el corazón. Me hace rejuvenecer este auto, que está para que lo disfrute el pueblo, los chicos, los grandes... Los padres muy agradecidos. Luego pasé por la casa de mi amigo Nito Santarelli, una excelente persona, y proseguí viaje”, resume la última de sus andanzas.

Ahora le toca a los jardines cipoleños

Le genera tantas satisfacciones su máquina y sensaciones agradables el poner su joyita a disposición de la comunidad, que ya proyecta una nueva obra de bien. Y, en ese sentido, adelanta. “En estos día voy a andar en los jardines de infantes de Cipolletti, donde nací, me crié y aquí van a quedar mis restos. Por eso le quiero brindar todo lo que puedo, así como a la gente querida de Fernández Oro y de Allen también”, culmina el buen hombre de 79 años.

“Gracias por estar acá y alegrar a los chicos”, lo despide el padre Pancho. Los chicos que fueron a misa tuvieron su premio. Lo viejo funciona, Juan. ¡Un santo!