Gastronómicos amenazan con abandonar la App de delivery
Denuncian que se apropian de gran parte de su recaudación y exigen que bajen las comisiones. Anoche hicieron un apagón tecnológico en Cipolletti y no hubo venta digital.
Los gastronómicos cipoleños iniciaron con un reclamo para que las aplicaciones móviles de delivery bajen las comisiones que cobran por cada envío. Alegan que con la cuarentena se volvió la única forma de vender, y que los altos costos y la demora en la liquidación, vuelven al negocio insostenible.
Son alrededor de 45 locales gastronómicos que se encuentran actualmente adheridos a una plataforma de envíos online quienes exigen una reducción en las comisiones que cobra la empresa de transportes, que alcanza en muchos casos el 25 por ciento de cada venta. Los comerciantes admiten que, con la cuarentena, el nivel de ventas online alcanzó casi el 90 por ciento en algunos casos, pero que deben resignar un cuarto de la recaudación en el contrato y se tornó insostenible.
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“Todos los gastronómicos nos unimos y estamos exigiendo la reducción de las comisiones porque se trata de una situación anormal, excepcional, y es mucho dinero el que se nos va, sumado a que es necesario porque no tenemos otras alternativas para vender y mantener los negocios. En el caso de la App cipoleña Toque nos cobra el 20 por ciento más IVA, y a través de ella tenemos entre el 70, 80 por ciento y a veces más, de nuestras ventas. Agrava la situación que esta empresa nos hace la liquidación con un atrasado de 30 días, y se nos atrasa toda la cadena de pagos”, relató Javier Alcaino propietario de un restaurante y presidente de la Comisión Gastronómica de la CIC.
Javier contó que a la ciudad también llegó la reconocida empresa de envíos Pedidos Ya, pero que no ofrece mejores condiciones ni menor comisión, por lo que ya optaron por rechazarla. De igual forma, la multinacional tiene pensado arrancar en la semana con una catarata promocional para acaparar el mercado local.
“La ganancia en la gastronomía ronda entre el 20 o 25 por ciento sobre el bruto. Que las ventas por aplicaciones sean tan altas no nos queda resto para el negocio. Sólo ganan las plataformas virtuales. De una venta de 100 pesos, ellos nos depositas 80 y encima un mes más tarde. Es insostenible porque nostros tenemos que afrontar todos los otros gastos. No podemos trabajar para ellos y no tener ganancia”, cuestionó.
Dijo que en la noche del viernes todos los comercios se organizaron para llevar a cabo una medida de fuerza que consistió en un apagón tecnológico, y no vender pedidos a través de la aplicación Toque. Contó que la medida tuvo gran impacto, con un nivel de acatamiento de alrededor del 80 por ciento.
“Queremos que los empresarios nos entiendan y podamos negociar, pero las respuestas que obtuvimos no son alentadoras. Creemos que un costo entendible de comisión sería de entre el 10 y el 15 por ciento, como máximo”, indicaron.
Una odisea para darse de baja
Una comerciante de la ciudad, quien pidió proteger su identidad por temor, denunció que debió darse de baja de la aplicación de delivery porque casi entró en quiebra al no poder cumplir con todos sus compromisos de pago. Dijo que luego de quedar fuera del sistema, desde la empresa la multaron con un valor equivalente a los 500 litros de nafta por no cumplir los 60 días de preaviso estipulados en el contrato, documento que asegura no cumple con los requisitos legales.
“Antes de la pandemia tenía el 20 por ciento de mis ventas online, y en cuarentena ese porcentaje aumentó a casi el 100. Dependía de la aplicación, pero se llevaba gran parte de mis ganancias. No podía pagar todas mis deudas, y tuve que bajarme, sin saber lo que iba a pasar. Además de la multa, de los incansables llamados hostigándome, me alertaba que no podía trabajar con otros delivery porque era exclusividad de ellos. Se manejan como un monopolio”, comentó la mujer.
Dijo que ella, antes de bajarse, exigió liquidaciones diarias por sus ventas para poder disponer de su dinero. “Ese acuerdo, que fue de palabra, se mantuvo por casi dos meses, pero luego comenzaron los atrasados nuevamente. No podemos vivir sin nuestro dinero, no podía pagar el alquiler, ni comprar la materia prima, y hasta casi cerré mi local”, explicó.
Agregó que, para poder trabajar tranquila, tuvo que cambiar la marca de su local.
“Muchos comercios se sienten rehenes porque tienen miedo de que, si se bajan, no cobren las ventas realizadas a fin de mes”, añadió.
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