En el circo varado continúan luchando para salir adelante
Comenzaron vendiendo pollos, luego churros y ahora, chulengos. Cuando llegaron a Cipolletti sólo pudieron hacer cuatro funciones con poco público y, una vez decretada la cuarentena, tuvieron que cerrar.
Primero comenzaron vendiendo pollos, luego churros y ahora, chulengos. Los integrantes del circo Dihany, que se encuentra varados en Cipolletti desde que se decretó la cuarentena en marzo, continúan ingeniándoselas para poder salir adelante y mantienen viva la esperanza de poder retomar sus funciones una vez que se apruebe un protocolo para dicha actividad y el país se "normalice".
Daniel Molina, propietario del circo, comentó en diálogo con LM Cipolletti que siguen en la lucha, pero que -por ahora- el plan es permanecer en la localidad hasta que tengan la posibilidad de volver a trabajar o movilizarse con libertad por el país.
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"También está la incertidumbre nuestra de pensar dónde vamos a ir a trabajar después y si nos van a dejar, porque cada Municipio se maneja de manera diferente. La situación la veo complicada y creo que vamos a seguir así hasta el año que viene", remarcó.
Por su parte, Daniel comentó que ahora, para paliar la crisis provocada por la pandemia de Covid-19, también venden chulengos artesanales, los cuales fabrican con mucho cariño y dedicación, con el objetivo de generar nuevas fuentes de ingreso. "Los vendemos a $8 mil y están listos", detalló.
Además, recordó que continúan tomando pedidos de pollo a la parrilla, las cuales venden a 700 pesos con guarnición incluida. Los mismos se pueden solicitar todos los días al número de teléfono 3512150050 para pasar a retirar o con envío a domicilio.
Los dueños del Dianhy son oriundos de Cruz del Eje, Córdoba, y tienen más de 40 años en el rubro.
La historia del circo
Cuando llegaron a la localidad sólo pudieron realizar cuatro funciones con poco público, pero una vez que se decretó el aislamiento social tuvieron que cerrar por completo y la situación se volvió mas compleja de lo que esperaban. Habían pagado un mes de estadía en el predio -ubicado en Mariano Moreno y San Luis- y ya no tenían a dónde ir.
Al percatarse de lo que estaba ocurriendo, los vecinos se solidarizaron con las diez familias que componen el circo e impulsaron una campaña para juntar donaciones de alimentos y otros elementos esenciales.
Hoy, a seis meses de iniciada la cuarentena, le siguen haciendo frente a la pandemia y continúan con la venta de pollos, sumando también chulengos.
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