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Los comerciantes aún prefieren efectivo a la hora de cobrar

En el comercio local, se aceptan en general todos los medios de pago. Pero en este orden de preferencias: efectivo, débito, transferencias, tarjetas de crédito.

En el comercio cipoleño, no es tiempo para regodeos. Se aceptan todos los medios de pago, aunque hay un orden de preferencias, de mayor a menor, que es el siguiente: contado efectivo, débito, transferencias y, al final, tarjetas de crédito. El uso de estas últimas viene creciendo mucho para el rubro alimentario, lo que en otras épocas se prefería evitar.

Para el sector mercantil cipoleño, lo ideal sería que los consumidores utilizaran, con el máximo de frecuencia, el pago en efectivo, al contado, con dinero contante y sonante. En estos tiempos de crisis económica y con una caída en las ventas que parece no tocar fondo, lo mejor es cobrar dinero en mano y atesorarlo enseguida a la caja registradora.

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Sin embargo, paradójicamente, el uso de billetes se está volviendo cada vez más limitado ante las nuevas tecnologías disponibles para las transacciones cotidianas. Y también por otros factores, como la reducción de la masa circulante de pesos que se viene observando en el país, debido a la política de emisión cero del actual gobierno nacional.

Al mismo tiempo, no se puede dejar de resaltar la difícil situación de quienes tienen muy bajos ingresos o, directamente, ningún tipo de ingreso, a raíz de la desocupación que viene creciendo en distintos sectores, como el de la construcción.

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El dirigente José Luis Bunter, titular de la Cámara de Industria y Comercio, manifestó que el sector mercantil cipoleño cobra por lo que vende con todas las formas de pago que hay a disposición en la actualidad. La amplitud de las alternativas se impone en un presente signado por las dificultades económicas y por la utilización cada vez mayor de las opciones de pago que ha abierto la tecnología.

Pese a todo, para los comerciantes lo que resulta más conveniente en la actualidad es cobrar en dinero en efectivo. Esto se debe a que la economía sigue siendo inflacionaria y a lo persistente de la inestabilidad cambiaria, con un dólar que sube y baja continuamente, sin despejarse nunca el temor de una nueva devaluación.

Plata en mano, lo mejor para el que vende

En un escenario de estas características, tener la plata en mano ayuda a organizar mejor la reposición de mercadería, a mantener bien ordenadas las cuentas y a invertir solo cuando hace falta, sin las dilaciones o los riesgos que pueden deparar otros mecanismos de pago.

Además, el uso del contado es el que más conviene y que más facilita la formulación de ofertas, lo que, a su vez, representa un gran atractivo para los numerosos clientes que, en esta época, andan en busca de gastar solo lo necesario o, incluso, lo imprescindible. Hoy, cada peso en el bolsillo cuenta.

El referente Indicó que, en segundo lugar, figura la opción del débito, ya que, si bien se tarda un tiempo en acreditarse los ingresos, tiene la ventaja de ser, en su opinión, una modalidad más segura que la de otros medios de pago, como las transferencias de las llamadas billeteras virtuales, que se están usando cada vez más, pero que, para la actividad mercantil, puede presentar algún riesgo de seguridad.

Al efecto, señaló que, eventualmente, puede darse el caso de que un cliente efectúe una compra, realice la transferencia, se vaya con la mercadería y, antes de que lo pagado ingrese en el sistema para el destinatario, el mismo cliente pueda rechazar la operación y quedarse con lo adquirido gratis. Y el comerciante, sin nada.

Operaciones digitales, electrónicas

Por lo demás, al igual que el débito, las transferencias y las tarjetas de crédito comparten el hecho de que son operaciones que postergan, en mayor o menor medida, el momento en que el comerciante quedará habilitado para disponer de los ingresos que ha generado. Y como se trata de transacciones en que interviene un intermediario digital o electrónico siempre hay algún costo a absorber, sin contar con que el Estado, en forma automática, captura su parte de impuestos.

En lo impositivo, si se tratara de un pago en efectivo, el comerciante tendría al menos un margen de algunos días para cumplir, en el momento justo requerido, con sus obligaciones. Así no, a ponerse o ponerse, ya.

Todo esto no representaría mayores inconvenientes, vale resaltar, si la economía del país funcionara mejor y tanto comerciantes como consumidores no vivieran en medio de continuos sobresaltos. Con un rumbo más seguro, los medios de pago digitales y electrónicos se consolidarían sin problemas como plenamente dominantes, relegando al mínimo el uso de dinero en efectivo, como sucede en países como China, donde los consumidores mayormente acuden a plataformas de transferencias parecidas a Mercado Pago.

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Las tarjetas de crédito son muy utilizadas para comprar comida, por la crisis. Los alimentos son lo prioritario y casi lo exclusivo cuando los ingresos no alcanzan. El riesgo, endeudarse y habérselas con los intereses.

Las tarjetas de crédito son muy utilizadas para comprar comida, por la crisis. Los alimentos son lo prioritario y casi lo exclusivo cuando los ingresos no alcanzan. El riesgo, endeudarse y habérselas con los intereses.

El menos bienvenido de los mecanismos para saldar una compra es, después de las transferencias, el de las tarjetas de crédito. Su uso implica más dilaciones y burocracia para el comerciante, al punto que hay locales que lo rechazan. Sin embargo, son cada vez más los consumidores que lo utilizan para comprar alimentos y no solo para adquirir muebles o electrodomésticos y otros artículos caros, como se solía acostumbrar antes.

Tarjetas de crédito, para el aguante

Ocurre que existe un creciente número de personas a las que no les alcanza con los salarios que cobran y no tienen más alternativa que recurrir al plástico para derivar al futuro y en cuotas lo que deben oblar. Para estas personas, el peligro es acumular deudas que pueden volverse inmanejables si surgen atrasos en su cancelación. Los elevados intereses punitorios que se aplican para ponerse al día pueden llegar a ser asfixiantes. Lamentablemente, es un drama cada vez más común.

Bunter refirió, por último, que tras las vacaciones de invierno ha crecido el número de familias endeudas por el tarjeteo, por lo que en estos días se han resentido aún más las ventas en muchos locales comerciales. Por ahora, no se observa y se siente muy ausente la reactivación tan esperada.

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