Vecinos enfrentados por perros sueltos en la calle
Un panadero se enojó porque los alimentan frente a su comercio.
Cipoleñas defensoras de los animales escracharon en las redes sociales al dueño de una panadería ubicada en la Circunvalación Juan Domingo Perón porque no permitía a la vecina de enfrente que le diera de comer y beber agua a dos perros de la calle. El problema es que lo hacía afuera de un comercio que se dedica a la elaboración de alimentos, en vez de ofrecerles comida dentro de su propiedad o en la vereda de su casa.
El caso reeditó la discusión sin fin que genera entre vecinos la problemática de los perros que deambulan por las calles de esta ciudad, sin que nadie se haga cargo de ellos como corresponde. Fue tan grande el revuelo que causó en las redes sociales que algunas protectoras acérrimas de perros y gatos abandonados, muy consustanciadas con el escrache de la vecina, pidieron a la gente que no le compre nada al panadero del local por considerarlo una “basura” de persona.
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La vecina denunció públicamente al comerciante por tirarle los tarros de agua y de comida que les dejaba a los animales, mientras que los inspectores de Comercio intentaron conversar con ella, con el fin de explicarle la situación y que se abstenga de dejar restos de comida en la entrada del local. Es que estos pueden descomponerse y transformarse en basura, generando malos olores y suciedad en un sitio donde la gente va a comprar.
Sin embargo, los agentes indicaron que la mujer no los quiso atender ni escuchar.
En tanto, desde la panadería se informó que lo único que buscaban es que la vecina dejara de alimentar a estos perros afuera del comercio y que lo haga en otro lado. El Juzgado de Faltas ya tomaba cartas en el asunto.
Es que, si bien el Municipio no le prohíbe a la gente que le dé de comer y beber a perros callejeros en la vía pública, no está permitido arrojar basura o contaminar el ambiente. Además, la autoridad de aplicación de la ordenanza 293/16 que regula el cuidado de los animales tiene la obligación de retirar a los canes que estén sueltos o, en su defecto, notificar e intimar al dueño o tenedor del animal a que lo retire, siempre y cuando pueda identificarlo.
Mugre: es lo que el panadero asegura que le dejaban los perros al comer en la vereda
Mucha gente tiene la costumbre de alimentar a perros abandonados para que no mueran de hambre o de sed. Pero esta acción solidaria puede generar diferencias y encontronazos con otros vecinos si causa molestia, más aún si hay una perra en celo.
Esta circunstancia atrae a otros animales con o sin dueños, y la jauría copa la vereda de un comercio que se dedica a la panificación o gastronomía. Incluso, si estos hacen ahí sus necesidades, hay que baldear la acera varias veces al día para garantizar las condiciones de higiene y seguridad, como ocurrió en este caso.
Por otro lado, existe una línea muy delgada entre el gesto solidario que puede tener una persona con los animales de la calle y la obligación de asumir una tenencia responsable, según lo estable la ordenanza de fondo 293/16, que regula el cuidado de los perros.
Se llevaron a los animales del lugar
Ayer hubo una tensa calma en la cuadra, porque la vecina que escrachó a la panadería finalmente se llevó a los perritos del lugar y los está ofreciendo en adopción. Son una hembra y un macho, madre e hijo; y la publicación se compartió decenas de veces. Desde el Juzgado de Faltas se informó que ya verificaron el lugar con personal de Zoonosis, pero todavía no regresó el expediente para saber en qué estado se encuentra la situación. “Estamos actuando en el caso. Ante un conflicto entre vecinos intentamos mediar para que encuentren la solución”, expresó la jueza Sabiana Goicochea.
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