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Chiara Páez, el cruel femicidio de una adolescente que desató el movimiento "Ni Una Menos"

La historia de la chica que tenía tan solo 15 años marcó un antes y un después en Argentina, que se movilizó masivamente ante la brutalidad del crimen.

Un salvaje femicidio ocurrido el 10 de mayo de 2015, que conmocionó a todos por su brutalidad y el silencio que intentó rodearlo, terminó por romper una barrera histórica en Argentina: la del miedo a hablar, a denunciar, a exigir respuestas.

La adolescente se llamaba Chiara Páez, tenía tan solo 14 años y estaba embarazada. Su femicidio en la ciudad santafesina de Rufino, provocó una reacción general que cambió el modo en que el país miraba la violencia de género. Unos 24 días después, miles de personas salieron a la calle con una consigna clara: Ni Una Menos.

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Desde entonces, cada 3 de junio, las plazas de todo el país se llenan de voces, pancartas y consignas que reclaman justicia por Chiara y por cada mujer víctima de violencia. A diez años de ese primer grito colectivo, su historia sigue presente como símbolo de dolor, pero también como punto de partida para una transformación que aún está lejos de completarse.

Una adolescente, una vida arrancada

Chiara había salido la noche del sábado 9 de mayo con un grupo de amigas. Alrededor de la una de la mañana, les dijo que iría a ver a su novio, Manuel Mansilla, y que pronto regresaría, pero nunca volvió.

Su familia y amigos comenzaron la búsqueda esa misma madrugada. La noticia se expandió rápido entre vecinos de Rufino, quienes salieron a recorrer las calles. La policía también intervino, aunque sin resultados inmediatos.

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Chiara Páez: el femicidio que marcó un antes y un después.

Chiara Páez: el femicidio que marcó un antes y un después.

El domingo por la tarde, y ante las contradicciones en la versión de los hechos que dio Mansilla, el foco de la investigación se centró en su entorno. Finalmente, encontraron el cuerpo de Chiara enterrado en el patio de la casa de los abuelos del joven. La autopsia reveló que había muerto producto de una golpiza. Estaba embarazada de ocho semanas.

El caso generó una conmoción nacional. La edad de la víctima, el vínculo con el asesino y el intento de ocultamiento despertaron una reacción espontánea que pronto se convirtió en algo mucho más amplio: el reclamo de una sociedad que ya no quería callar.

El surgimiento de un movimiento

El femicidio de Chiara se convirtió en el catalizador de una movilización sin antecedentes en el país. Escritoras, periodistas, artistas, activistas y ciudadanas comunes comenzaron a organizarse en redes sociales. En pocos días, la consigna Ni Una Menos unió a personas de todas las edades y sectores.

El 3 de junio de 2015, una multitud se concentró frente al Congreso de la Nación y en otras plazas del país para exigir políticas públicas, justicia y compromiso institucional frente a la violencia de género. Desde entonces, en esa fecha se repite ese acto colectivo. En escuelas, universidades, sindicatos y medios se discute la problemática con una profundidad que antes no existía.

El caso de Chiara dejó de ser una tragedia aislada y pasó a representar una urgencia social. Ya no se trataba solo de un crimen, sino de una estructura que necesitaba ser desarmada.

Un fallo judicial que reabrió heridas

En el año 2017, la justicia de Santa Fe condenó a Manuel Mansilla a 21 años de prisión por el asesinato de Chiara. Sin embargo, en 2022, la Corte Suprema de esa provincia anuló el fallo argumentando que el imputado tenía 16 años en el momento del crimen, y por tanto debía ser juzgado por el fuero penal juvenil.

El caso fue reenviado al sistema de menores, lo que abrió la posibilidad de una pena considerablemente menor.

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La decisión judicial provocó indignación. La madre de Chiara, Verónica Camargo, expresó su dolor y advirtió que la familia volvía a revivir el horror. Desde distintos sectores se cuestionó el criterio del fallo, al considerar que priorizaba aspectos formales por sobre la necesidad de justicia.

A una década del asesinato de Chiara, su historia sigue interpelando. Las cifras de femicidios continúan alarmando, y los mecanismos de prevención y protección no alcanzan para revertir la situación. Aun así, gracias a ese crimen que conmovió al país, se encendió una fuerza colectiva que todavía empuja por cambios reales.

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