No pudieron vender Interlagos y el malestar de los ex trabajadores se acrecienta
La licitación pública de la ex Interlagos fracasó por segunda vez consecutiva. Nadie compró los pliegos ni se presentó.
No pudieron vender la ex fábrica Interlagos, ni siquiera después de haber bajado el precio original a la mitad; y la coyuntura genera profundo malestar y preocupación entre los trabajadores, que no pueden cobrar sus indemnizaciones hasta que se pueda consumar la mega venta.
“Estamos desahuciados, preocupados; y yo, personalmente, enojado y angustiado. Fui presidente de la fallida cooperativa. Me quedé un año viviendo en la fábrica, después del 10 de septiembre de 2018, cuando se presenta la quiebra. Antes de eso ya nos adeudaban meses de sueldo, aguinaldos, premios a producción, un monto de plata. Representé a muchos compañeros con mucha antigüedad, gente que hoy promedia los 50 años y el sistema laboral no tiene nada para ofrecerles. Todos la estamos pasando muy mal. Nos hemos quedamos sin el pan y sin la torta. Angustia y bronca, eso es lo que siento la verdad. Y lo peor de todo esto es que en algún momento estuvimos muy cerca de lograr la continuidad laboral y la expropiación”, expresó Pablo Leguizamón, un ex trabajador.
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Por segunda vez consecutiva, nadie compró los pliegos para comprar la ex Interlagos y la licitación pública prevista para hoy, en los tribunales civiles de la calle Yrigoyen, volvió a fracasar.
Según informaron fuentes judiciales cercanas a la quiebra, sin oferentes por el conjunto de los bienes de la ex Embotelladora Comahue, la licitación se tiene que declarar desierta y, ahora, el juez de la quiebra – Diego De Virgilio- deberá resolver qué hacer en el caso.
Se sabe que hay un pedido del enajenador y la sindicatura para que los cinco inmuebles y el lote de las maquinarias se subasten de forma individual, es decir, por separado. Esa es la estrategia que se plantea para lograr la venta que no fue por el conjunto de los bienes.
Los pasos a seguir son los siguientes: el juez de la quiebra notificará al síndico del proceso, este deberá contestar, y en función de su respuesta, el juez resolverá.
Trascendió que el martillero y el abogado responsable de la quiebra quieren que la subasta individual sea con base, a razón de que el precio de la ex fábrica ya bajó a la mitad. Recordemos el valor inicial que se había fijado ascendía a los $336.802.850, pero luego de considerar razonable hacer un ajuste por la devaluación que sufrió el peso, se estableció una nueva base, en la suma de $ 168.401.425.
En ese valor se hubiese ofrecido hoy si la licitación pública llegaba a buen puerto. Al parecer, había interesados de la región, el país y otras latitudes tan lejanas como el Medio Oriente. Sin embargo, el interés de los potenciales compradores no era por el todo de la ex Embotelladora Comahue. Algunos mostraban inquietud por el terreno, la planta o el galón, o bien, por los vehículos autoelevadores.
Por eso, lo más probable es que en lo sucesivo se intente la subasta individual de la ex Interlagos. Habrá que ver si el juez fija un precio de base o permite que la venta de los cinco inmuebles que componen la ex fábrica, más el lote de la maquinaria, se realice al mejor postor.
La novedad de hoy cayó como un balde de agua fría a muchos trabajadores que se había agendado la licitación y esperaban con gran expectativa que al fin se concrete la venta, ya que de ésta depende que cobren sus indemnizaciones.
“Obviamente que nuestras indemnizaciones dependen de eso, ya resignamos la continuidad laboral, nos encontramos todos de changa en changa, y ya ni siquiera tener la posibilidad de cobrar lo que nos corresponde para cerrar un ciclo, después de tanto tiempo. El tiempo sigue corriendo, y todo sigue igual. Veremos qué pasa”, cerró Leguizamón.
Los ex trabajadores serán los primeros que reciban el dinero que les corresponde cuando se pueda concretar. Después siguen todas las otras deudas con proveedores y organismos recaudadores que tampoco fueron saldadas.
En diálogo con LMCipolletti, Leguizamón recordó que la luchó bastante para sostener la fábrica en pie, incluso a costa de una denuncia penal en su contra para que desaloje el lugar. Pero la mayoría quería el remate, y tuvo que ceder.
“Éramos la única embotelladora, desde Bahía Blanca a Ushuaia, en la Patagonia, con un mercado increíble. Nunca alcanzamos a cumplir con la demanda. Esa empresa no se funde por falta de producción ni por inconvenientes de la fábrica”, se lamentó Leguizamón.
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