La inflación y los impuestos se llevan puesto al comercio

Con las ventas minoristas en picada, el director municipal de Comercio, Juan Carlos Colombo, aseveró que "hay más bajas que altas" de nuevos locales en Cipolletti. Desde que asumieron la gestión de gobierno, el pasado 9 de diciembre, indicó que la ciudad perdió cerca de 20 comercios y atribuyó la problemática a la desmesurada suba de los alquileres, sobre todo de aquellos ubicados en el microcentro, además de la poca rentabilidad que se registra en el sector comercial cipoleño.

El cierre de locales es evidente en el centro, donde en casi todas las cuadras hay algún edificio con el cartel "se alquila".

"Uno cuando camina por las calles se da cuenta. Hay muy poca gente dando vueltas", advirtió el funcionario municipal.

Cuando se hizo cargo de la dirección, recordó que existían alrededor de 3710 comercios y en la actualidad, se sostienen cerca de 3689. "No son muchos los comercios que cerraron, pero hay una diferencia y se nota. La recesión que hay es indudable", expresó.

Hasta el año pasado, las habilitaciones de nuevos establecimientos fue un tanto mayor a la cantidad de bajas: 323 contra 308 comercios que bajaron la persiana, de acuerdo a los registros de la Municipalidad.

Sin embargo, sobre fin de año, la tendencia que seguía la por entonces secretaría de Fiscalización y Organización Interna se inclinó más por las bajas que por las altas de nuevas iniciativas comerciales, en consonancia con la recesión que atraviesa la provincia y el país; y ya en los meses siguientes, las secuelas negativas no han hecho más que incrementarse.

Para la vicepresidenta de la Cámara de Industria y Comercio, Natalia Chemor, el mal momento que vive el sector no es de ahora, sino que se siente desde el año pasado. "Pasa que el área de Bromatología –de la ex gestión de gobierno- tenía en cuenta habilitaciones que no eran directamente comerciales (un estudio de abogados, por ejemplo), y de esa manera equiparaba las altas y las bajas en sus registros", aclaró la referente de la CIC.

Son muchos los factores que se combinan para tirar abajo la sustentabilidad de cualquier pequeño y mediano comerciante: baja rentabilidad, altos costos, alquileres que están por las nubes, gastos en servicios –como el tarifazo de la luz– y, según denuncian, la presión fiscal que va en aumento.

"De todos lados te muerden con impuestos y gastos ocultos; y el comerciante, para sostenerse, va achicando ganancias hasta cerrar su negocio", evaluó Chemor.

La retracción al consumo afecta principalmente a todo aquello que no está relacionado de modo directo con la alimentación, que es el rubro, por satisfacer una necesidad básica, que ha sido menos afectado por la onda recesiva.

El preocupante panorama ya fue descripto por el titular de la Cámara, José Luis Bunter, quien precisó que la baja en las ventas de enero fue de un 2,3%, en febrero de 4,2% y del 5,1%. En abril rondaría el 6%.