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Irene Méndez tiene problemas con otras presas y pidió que las separen

Fue condenada a cadena perpetua por el homicidio de Eduardo Honores. Pidió a la Justicia que las trasladen a tres reclusas a otro pabellón de la cárcel de Roca, porque dice que son violentas. Pero desestimaron el planteo.

La mujer sentenciada a prisión perpetua por el homicidio de Eduardo Honores reclamó a la Justicia la reubicación de otras tres presas que, aseguró, ostentan carácter violento y perturban el pabellón que comparten en la cárcel de General Roca.

Irene Méndez presentó un Habeas Corpus para que separen a las tres reclusas supuestamente conflictivas, pero el juez Guillermo Bustamante, desestimó el pedido.

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No obstante, requirió a las autoridades del Establecimiento Penal que junto a la defensa de la condenada que elaboren una estrategia para abordar los problemas de convivencia que ella mantiene con el resto de la población carcelaria (once son en el sector), para “lograr entre todas ellas una armonía que torne más cómoda la estadía”.

La resolución judicial describe que Méndez relató que con otras compañeras “viven un calvario” y que “en todo momento corren el riesgo de salir lastimadas o lastimar a alguien”, pues las tres reclusas “son un riesgo para el personal y para ellas mismas”.

Advirtió que el padecimiento “agrava su salud física y mental” y destacó que en diciembre del año pasado las tres acusadas “habrían reducido a una celadora e incendiado la ropa tendida de las internas más pacíficas” y que se lo comunicó al director del Penal para que las trasladasen.

La defensa de agregó que hicieron numerosas presentaciones al responsable del establecimiento carcelario y también al Tribunal de Ejecución, pero que no tuvieron mayores respuestas.

El trámite incluyó un informe carcelario que detalló que por la disposición física del edificio “no existe contacto alguno entre las reclusas, resguardándose así su integridad física”.

Bustamante, al analizar el caso, sostuvo que Méndez ha reclamado reiteradamente por sus condiciones de detención mediante Habeas Corpus –recurso “sumamente útil para evitar excesos o falencias de la administración penitenciaria”- pero aclaró que “debe ser utilizada adecuadamente”, evitando “su desnaturalización”.

En cambio, advirtió “escasa labor penitenciaria para conjurar los problemas de convivencia entre 11 personas detenidas”, aunque también observó que esas falencias “no llegan a configurar un agravamiento arbitrario de las condiciones de detención de Méndez”.

Destacó que en el informe la mujer posee en su celda “buenas condiciones de habitabilidad, agua fría y caliente, baño con inodoro y ducha, TV por cable, camas, luz e incluso teléfono celular”.

Le confirmaron perpetua

Méndez ejercía la prostitución y Eduardo Honores era su cliente. El 7 de mayo de 2017 estuvo con él, en su casa, y lo asesinó de un disparo. Fue condenada a prisión perpetua, y luego un tribunal de impugnación redujo la pena a 10 años de cárcel por homicidio simple. Pero la fiscalía y la querella apelaron esa condena y en noviembre del año pasado un nuevo tribunal de impugnación resolvió anular la pena de 10 años y confirmarle la prisión perpetua.

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