Crearon un bar sustentable con desechos de restaurantes
La cuarentena reunió a tres amigos que comenzaron a gestar la idea. Hace una semana que abrió y dan calidad con todos elementos reciclados. Conocelo.
Tres amigos de 25 años, una pandemia y el regreso a casa. Abandonaron Buenos Aires y retornaron a Neuquén. “Llegamos y nos sobraba tiempo y ganas de hacer cosas y aprovechamos la cuarentena”, dijeron los dueños de Monk, un bar construido con los desechos de los restaurantes más icónicos de la ciudad que debutó la semana pasada.
Guillermo Gomez Ciavolella, Francisco Ceoria y Mirko Poljack comenzaron con una idea. Aseguraron que la construcción fue en modo “cooperativa”, ya que muchos amigos ayudaron y “fue gracias a ellos que hoy es posible eso”. “En realidad, surgió de hacer algo en esta pandemia. Teníamos ganas de poner un carrito y empezamos a buscar precio y nuestro presupuesto no llegaba a comprarlo”, contaron.
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Con lo que “tenían a mano” se empezaron a movilizar. “Buscamos un colectivo para hacerlo carrito, alguno que estuviera fuera de estado, que sea medio chatarra y nos llevó como dos meses. Fuimos a ver un colectivo que no nos gustó y en el mismo predio estaba este. En muy malas condiciones, pero un poco más chico que lo podíamos llenar con nuestro presupuesto”, relataron.
Sin saber mucho, los jóvenes comenzaron a preguntar cómo y qué deberían hacer para que ese camión pueda convertirse en un carrito. Según cuentan, se fueron topando con mucha gente con "ganas de hacer cosas y de ayudarlos". “Me parece que formamos parte de una generación que decide emprender como sea y trabajar sin jefes y así fue, la construcción fue una especie de cooperativa en donde cada uno ponía lo suyo, aportaba desde donde sabía y podía y se llegó hasta esto”, dijeron.
El inicio
La familia de Guillermo tenía un restaurante que se incendió hace algunos años, pero los elementos de cocina se salvaron. “Entonces, en ese momento teníamos el camión y los elementos para completar la cocina, y el terreno a donde montarlo. Y nos dimos cuenta de que realmente era posible”, recordaron.
Uno de los tíos de los jóvenes donó unos deck que tenía en su campo. “Cuando los fuimos a buscar nos dimos cuenta que era muchísimo más de lo que nosotros necesitamos y lo trajimos igual. Esos pedazos hoy son todo el revestimiento del baño y las escaleras para llegar a la barra”, contaron.
A partir de "esa secuencia", tomaron dimensión de la cantidad de desechos o de materiales olvidados que muchas empresas o familias tienen. Comenzaron a llamar a restaurantes, bares y de boca en boca se corrió el rumor y comenzaron a llegar más elementos.
“De Franz y Peppone, que tiene un galpón grande con muchas cosas, donó mesas y otras cosas, lo mismo que el bar del Cine Teatro Español. Es como que cada uno entregó una parte de tantos años de esfuerzo y nosotros super agradecidos”, describieron.
Además, un electricista amigo de ellos realizó reparaciones en el restaurante Donato y les consiguió la caja térmica que estaba en desuso y les instaló todo el sistema de luces. “Es como que empezamos a atraer buenas energías de los lugares muy emblemáticos de la ciudad de Neuquén y se alimentó el orgullo de que estamos armando algo muy bueno”, expusieron.
Bajo la esencia del lugar, el artista neuquino Maximiliano Raco, que tiene su firma como Impacto Creativo, realiza escultura con todos elementos reciclados y fue parte de la mirada estética del lugar. “Donde por ahí nosotros vemos madera, planteamos de hacer un fueguito para un asado, pero él ve una mesa por ejemplo. Y bueno, a partir de eso, saber delegar y decide lo que sabe. Y así fue el sabe” dijeron, tras asegurar que “lo único que tuvieron que comprar” fueron algunos materiales, postes, la luminaria y parte de la perfilería de hierro por el tema de la gastronomía y las habilitaciones.
La apertura, la mitad del proyecto
La idea es que Monk tenga una cancha de fútbol tenis, un aro de basquet, una cancha de mini golf y un tejo playero. “El objetivo es que la gente también se venga a conocerse, a jugar y a divertir. Es un poco a apuntar a esa chispa y roce, que puedas ir a jugar un fútbol tenis mixto con una persona que nunca tuviste trato”, contaron y dijeron que cuando pase la pandemia se evaluará mejor la fecha para llevarlo a cabo.
Tras analizar la contaminación de muchos de los carritos, a los tres jóvenes les sorprende la cantidad de desechos que se generan tan cerca del río en la zona del Paseo de la Costa. “Cada persona que se toma un trago, sea cerveza o lo que sea, está tirando un vaso de plástico. Nosotros consideramos que está mal al medio ambiente y servimos todo en vaso de vidrio, lo que también le da más calidad a la bebida”, dijeron, tras afirmar que los platos que usan son compostables.
“Son de cañas de azúcar que en 180 días vuelve a la pachamama y empieza la círculo. De hecho no tenemos casi ningún desecho. Todo lo que generamos vuelve. Y las botellas de gin que vaciamos, la idea es hacer un mural y arte con eso”, explicaron.
Desde dentro de la barra, la propuesta de bebidas es cerveza y gin. “Buscamos que sea de la región porque el agua más al sur y más limpia esté hace a la calidad de la cerveza”, describieron.
En cuanto a comida tienen un menú fijo de papas: tanto veggie como con queso y panceta. Además de unas masas de hojaldre pintadas con manteca y condimentadas. Y rotan un menú todos los días. “Hoy tenemos una fugazzeta rellena y la idea un poco es robar recetas. Hoy la robamos a la pizzería La Meseta de Buenos Aires y ayer hicimos una bondiola breaseada que fue con la receta de la barbacoa de Café San Juan, que subieron recetas a sus redes y la sacamos de ahí”, dijeron y explicaron que para este fin de semana vendrá un especializa en ahumados y hará una tapa de asado de 6 horas con frutas de la zona.
Los cambios y la esencia de movimiento todo el tiempo son reflejo del nombre de lugar. “Me atravesó toda la vida el jazz y creo que un poco teníamos similitud con Thelonious Monk porque era un pianista que era desprolijo en su técnica, pero creaba cosas increíbles. Me sentí muy identificado porque con poca tecnica, logró cambiar el rumbo del jazz”, dijo Francisco.
Tras cinco meses de trabajo, de búsqueda, de reciclaje y cooperatividad, Monk no sólo ofrece un servicio sino que es amigable al medioambiente. “Estamos contentos con lo que estamos siendo y creemos que la gente se va a sentir identificada con esta onda porque no hay nada parecido en Neuquén y esta hecho entre amigos y para amigos”, expusieron e invitaron: "Los esperamos de miércoles a sábados de 18 a 00:30 sobre calle Corrientes 2100".
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