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Con una caravana, tacheros cipoleños pidieron seguridad

Esta vez cruzaron el puente y trasladaron la protesta a la Fiscalía de Neuquén.

Taxis blancos y unos pocos amarillos, la ruidosa caravana de autos que inició su recorrido en Cipolletti, cruzó los puentes y desembocó en el Ministerio Público Fiscal de Neuquén le reclamó a la Policía mayor seguridad, y a los jueces y fiscales que no quede impune el intento de robo al tachero Sergio “Chasca” Sepúlveda.

Con bocinazos y carteles, alrededor de cien autos se movilizaron por la Ruta 22 a paso de hombre. Gladys Mora, esposa del taxista atacado salvajemente la semana pasada, encabezó la marcha. Al pasar por la caminera, se detuvo algunos minutos junto a otros colegas para recordarle a la Policía lo solo que dejaron a Sepúlveda al transitar por allí con un pasaje dudoso la noche en que un delincuente le clavó un gancho de carnicero en el cuello para robarle y de milagro no lo mató.

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Por el hecho, los taxistas ya venían juntando bronca y fue mayor la indignación cuando al llegar a la Ciudad Judicial neuquina advirtieron que el personal de seguridad le ponía un candado a la puerta de ingreso, como si ellos fueran los violentos. “Todo al revés”, dijo uno de los manifestantes.

Gladys advirtió que lo que le pasó a su marido le puede pasar a otra persona, porque quien lo hirió brutalmente sigue libre, caminando por las calles con total impunidad. Aún no ha sido reconocido y son casi nulas las pistas que reunió la Policía para dar con él. Tal es así que las cámaras de seguridad del hospital cipoleño, donde Sepúlveda levantó el pasaje, no registraron el hecho porque no estaban funcionando y las huellas recolectadas del taxi aún no pueden ser comparadas.

Pablo Vignaroli, el fiscal que atendió a un grupo reducido de taxistas, se comprometió a investigar el hecho y a que la Policía conozca y active los mismos códigos de seguridad que utilizan los taxistas, tanto en Neuquén como en esta ciudad y otros lugares de la zona. “Estamos conformes, fuimos escuchados”, dijo Gladys en diálogo con LM Cipolletti.

Mientras ella permanecía en el interior del edificio, otros taxistas se hicieron sentir con aplausos y reclamaron a la Policía que controle la documentación de los pasajeros. “Eso es lo que tienen que hacer, prevenir y lo único que les estamos pidiendo es que cumplan con su función”, sostuvieron.

Gladys recordó que la noche en que hirieron a su marido ni la Policía cipoleña ni su par neuquina hicieron algo para buscar al autor del hecho. No hubo entonces un operativo cerrojo. Incluso, comentó que la base realizó una llamada para advertir que Sepúlveda trasladaba a un pasajero dudoso pero los agentes policiales no activaron la alarma. “Se cometieron muchas negligencias y creemos que alguna cabeza va a rodar por eso”, consideraron los taxistas.

Hugo Ralarde lleva más de 30 años arriba de un taxi y con el tiempo pudo acreditar que la Policía “no existe en Cipolletti”. Puntualmente, indicó que las “Camineras están para calentar asientos”. Y como ejemplo Cristian Rungñan, otro tachero de esta ciudad, contó que en una oportunidad tuvo que detenerse en el puente y tocar bocina para que los efectivos de la Caminera salieran a la ruta porque llevaba un pasaje sospechoso. Yendo para Allen, a otro colega le ocurrió lo mismo.

Los taxistas ahora solicitarán una reunión urgente con los jefes de la fuerza de seguridad rionegrina y las autoridades municipales con competencia en el tema. “Acá hay que trabajar en conjunto”, concluyó Gladys.

“Estamos conformes, fuimos escuchados, pero tienen que hacer algo. Lo que le pasó a mi marido le puede pasar a otra persona, porque el que lo hirió sigue libre y caminando por las calles”.Gladys Mora. Esposa del taxista atacado

Muchos miraron para otro lado

Si bien Gladys Mora, la esposa de Sergio “Chasca” Sepúlveda, convocó a los taxistas neuquinos y con esa intención se comunicó con Eduardo Liria, el titular de la asociación, este le dijo que no le interesaba acompañar la movilización y que era una decisión personal de cada taxista plegarse o no a la medida de sus colegas vecinos. Sólo algunos pocos, contados con los dedos, se solidarizaron con la caravana, aunque la inseguridad es una problemática que no discrimina a nadie. Pero no sólo la mayoría de los tacheros neuquinos decidió ayer mirar para otro lado, sino también varios cipoleños. Tal fue el caso de Liliana Villegas, referente del gremio en la ciudad, quien en declaraciones radiales criticó la decisión de marchar hacia Neuquén. La protesta se hizo de igual modo y de la reunión con el fiscal Pablo Vignaroli, del área de Delitos Violentos, surgió el compromiso de convocar a la Policía neuquina y a la cipoleña a una reunión para que lo que ocurrió con Sepúlveda no vuelva a pasar. Los tacheros quieren que el encuentro se concrete cuanto antes y se estima que se convocaría para la semana que viene, la primera del 2017.

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