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Alma equina, enseñanza y bienestar: Donde la superación personal es el eje fundamental

La Escuela de equitación y Fundación por la inclusión de chicos con capacidades especiales. Familia y amigos a un ambiente natural, lleno de armonía.

A solo 400 metros del ritmo vertiginoso y enloquecedor que impone la Ruta 22, del tránsito incesante y caótico -en especial este jueves con desvíos-, del acelere propio de la rutina, hay un espacio que propone todo lo contrario.

Repleta de bondades naturales, Alma Equina, en sus versiones Escuela de equitación, Centro de Formación Ecuestre y Fundación, es el sitio donde las personas disfrutan de aprender y lograr calidad de vida para contrarrestan aquellos perjuicios y malos hábitos de los tiempos que corren...

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En el nuevo predio de la calle Dante Salto, Rebeca Lorca, la directora del proyecto, anda en todos los detalles. Repasa la agenda diaria, echa un vistazo a la caballada compuesta por 20 equinos maestros, charla con el equipo de trabajo, recibe a un par de niños con capacidades especiales junto a sus padres y disfruta de "sumar un granito de arena para poder ser un poquito más felices".

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Los niños, adolescentes y adultos se enganchan con esta sana propuesta de Alma Equina.

Los niños, adolescentes y adultos se enganchan con esta sana propuesta de Alma Equina.

“Hemos tenido muchísimas satisfacciones. Una de las cosas que nos motiva es ver la evolución de los niños, cómo van creciendo con conciencia hacia la naturaleza, otros seres, y su propia personita. Cómo acompañar y contener con afecto y dedicación a tantas personas. La premisa es formar y lograr bienestar, desde todos los aspectos que el caballo puede brindar, siendo un ser tan noble y lleno de bondades", resalta una de las caras visibles de este noble proyecto que no para de crecer.

“Hace más de 15 años que estamos con la escuela, han pasado más de 2 mil alumnos por aquí. En forma constante tendremos 40 ó 50 alumnos promedio, trabajamos todo el año, de lunes a sábado y los horarios se adecuan a la luz y el clima. Las clases duran no menos de una hora, en ocasiones en forma individual y otras en grupo", explica dejando en evidencia, con cifras, la magnitud del emprendimiento.

Teniendo en cuenta que se trata de una actividad costosa y sabiendo de la importancia de la misma para muchas personas, desde hace un tiempo decidieron crear también la Fundación Alma Equina.

“Sabemos de la necesidad que existe de contar con terapias asistidas con caballos y gente que no puede acceder porque es muy oneroso. La Fundación nace con el espíritu de poder llegar a todo público, contando con la posibilidad del apoyo externo y otras acciones para concretar este sueño", repasa Rebeca la inquietud con la que surgió ese costado aleatorio de la Escuela.

Cómo funcionan la Escuela y la Fundación

Respecto a lo meramente técnico, específica las diferentes funciones de ambas. “En la escuela trabajamos desde la enseñanza de montar a caballo, a través de la monta recreativa, más otras disciplinas deportivas: salto, volteo y adiestramiento. Actuamos como centro de formación ecuestre y brindamos cursos específicos con distintas temáticas relacionadas al caballo y al bienestar. El objetivo siempre es la superación personal, no implica solo lo físico sino todo lo que hace al individuo, incluida la parte emocional”, destaca Lorca.

Una de las facetas más emotivas es el trabajo con personas con “capacidades especiales”. “No es equinoterapia, eso lo hacemos todos en verdad por las bondades del animal, aparte todos tenemos cosas a sanar. En ese caso se trabaja a nivel psicológico y neuronal con monta adaptada. Tenemos chicos con síndrome de down, TDA, autismo, entre otras”, amplía mientras una instructora acompaña a uno de los entusiastas chicos.

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Alma Equina, donde la inclusión está siempre presente.

Alma Equina, donde la inclusión está siempre presente.

En la Fundación, en tanto, se realiza “monta adaptada, talleres de alfabetización –“una gran parte son chicos con dificultades de aprendizaje”-, talleres de enriquecimiento cultural y todo como eje, el caballo que ayuda a distender, poder bajar niveles de ansiedad, a la concentración, etc. Y pasándolo muy bien”.

En ambos casos, comenta: “Manejamos un método Equitación Centrada, el cuál nos hace consciente de nuestro cuerpo, de nuestros hábitos de salud y la anatomía del caballo para lograr una comunicación eficiente y armónica con el animal”.

Una cosa potenció a la otra y también se pensó en los abuelos. “Comenzamos con la Escuela atendiendo este perfil de alumnos y nos fuimos reacomodando en la Fundación. Hace un mes surgió la personería jurídica. También contamos con un programa para la tercera edad y allí la idea es trabajar en conjunto, en grupos para la motivación y que sea más ameno y de fomento”, sostiene.

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“Usamos todas las herramientas para que sea más amigable. No siempre se monta. Usamos el caballo como facilitador, pero está claro que no todas las personas pueden montar. Está la recreación, actividades físicas en el predio de acuerdo a la necesidad o posibilidad”, aclara y justo una abuela le acerca un matecito.

Todo está en manos de expertos, de profesionales bien formados. Es que, como dice Rebeca, “se hace a través de docentes, instructores, profesionales. Gente con alta capacidad de conocimiento. Realizamos muestras, eventos donde los alumnos exhiben lo que han aprendido. El 17 de noviembre es la muestra anual”, informa.

Desde la Fundación “nuestro espíritu es poder llegar a personas que tienen necesidades y estas actividades o espacios de recreación son importantísimos, y no tienen acceso. Y los logros son reconfortantes. Nos ha pasado, como anécdota desde lograr que los chicos trabajen de forma asociativa, que no quieran irse sino participar. Ver a la familia haciendo vida en la naturaleza y compartiendo todo; desde compartir un mate, largas charlas y plantar alguna plantita, o clavar algún clavo. Ahora nuestro deseo a futuro es poder acercarnos a distintas instituciones, con las que podamos trabajar de manera conjunta”, anticipa quien comparte Comisión Directiva con Laura Du Plessis, Marcela Capellán, María Elisa Dal Molin, Carolina Sierra, entre otras (“ kinesiólogo, Jorge Figuero en salud, etc”).

Colonia de verano

"Se llama vida de Campo y los niños de entre 5 y 13 años pasan todas las mañanas jugando y aprendiendo temas de caballos: su cuidado, el uso de herramientas, juegos en equipo (cómo carreras con compañeros sobre las carretillas) arte, cocina de campo, de todo y verdaderamente entretenido", indica.

En Cipolletti, a pocos metros del vértigo y del caos, hay un proyecto que “anda” cada vez mejor y llena el Alma…

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