Vivió en una chacra de Cipolletti, fue gran amigo de Maradona y revela la verdad más cruda de su final: "Lo asesinaron"
Mariano Israelit vivió, incluso, 4 años con Diego en Cuba. De paso por nuestra ciudad, aceptó una charla extensa e imperdible. Anécdotas inéditas y denuncias.
En la muñeca derecha lleva tatuado el 10 y en el hombro izquierdo la firma original de Diego Maradona: “Me autografió el brazo en Cuba cuando vivíamos juntos”. La confesión habla a las claras del grado de cercanía y confianza que tuvo con la leyenda. No por nada, Mariano Israelit, de él se trata, escribió un libro que se denomina “el amigo de Dios”.
Un verdadero privilegiado que a la vez mantiene un fuerte vínculo con la región a partir de amistades que cosechó “en la época que mi padre tuvo una chacra en Cipolletti” y a las que conservó con el tiempo.
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Días antes de partir de pesca con ese numeroso grupete, aceptó una extensa charla en la que repasó anécdotas inéditas con el ídolo y a cinco años de su dolorosa partida, quien incluso estuvo citado a declarar en la causa, no duda en asegurar: “Para mí lo asesinaron”.
-Lo primero que surge Mariano, es consultarte por estas escapaditas tuyas a Cipolletti…
-Bueno, este año es la segunda vez que vengo. También estuve para el día del amigo -20 de julio- porque tengo muchos acá, como Carli y Javier Ottaviano, Tato Martelli, Matu Marinelli, Miguel Barcos, Fabio Gallucci, ex jugador de Cipolletti, Mariano Bianchi y muchos más como Nelson D´alleva, Gustavo Tomé -él es de Neuquén-. Siempre en esta fecha vengo a pescar. Solemos ir al Lago Mascardi, en Bariloche o a Villa La Angostura. Este año optamos por Villarrica, en Chile. Este grupo está armado hace más de 30 años y la mayoría vive acá, yo paro en las casas de ellos. Vamos 4 ó 5 noches, somos 20 esta vuelta. El tema es pasarla bien más allá de la pesca. Me he sacado fotos con los pescados de otros para chapear en redes o el celu -risas- y me gastan por eso.
-A Diego también le gustaba mucho la pesca…
-Totalmente. Con él íbamos a Esquina Corrientes, de donde eran los padres. Sacábamos dorados, le encantaba a él. Acá el Sur es mucho más lindo para mí, más relajado. Lo quise traer pero nunca se dio, si sé que anduvo por acá por cuestiones deportivas y la pasó bárbaro.
-Ahora sí vayamos al punto. ¿Cómo lo conociste y te hiciste tan amigo de Maradona?
-El inicio de la amistad fue en el año 81. El ya era campeón con Boca y la gran estrella del fútbol argentino y yo iba a la escuela con Hugo Maradona, el Turco, su hermano más chico que jugó en la selección juvenil, en Argentinos Juniors, en España… Había ido varias veces a la casa de los Maradona en Devoto y no lo había visto nunca a Diego. Una tarde se hicieron las 20.30 y sube Doña Tota a la pieza de Huguito y me pregunta ‘Mariano, ¿te quedás a comer? Recuerdo que yo lo miré a Hugo como esperando la aprobación de él porque me daba vergüenza y dijo: ‘si mamá, se queda’. Cuando bajo estaba el hermano, que era Diego... Sentado ahí el crack del que ya hablaba el mundo entero. Imaginate que yo soy bostero e iba a verlo todos los partidos, lo amaba. Eramos 7 u 8 en la mesa, la familia casi completa y yo, no volaba una mosca. Tenía unos nervios que me paralizaban, no podía ni hablar. En eso Doña Tota trae la comida, tipo un guiso de fideos con carne que estaban tremendos. Terminamos de comer el primer plato, cuando la señora volvió de la cocina y preguntó ¿quién quiere repetir?, nadie dijo nada… Y ahí el ‘gordito’ que siempre fui yo, levanté la mano. Entonces Diego le tiró a Hugo, ‘che, Mariano vino con atraso’. Todos nos empezamos a reír y eso rompió el hielo, no paramos de charlar y nació una hermosa amistad con el más grande, que después en el '95 regresó a Boca.
-Sus allegados siempre destacaron la lealtad y generosidad con las personas a las que apreciaba. ¿Lo notaste de entrada? ¿Alguna sorpresa que te dio a partir de esa relación?
-Mirá yo fui productor de un programa muy conocido, Badía y Compañía, que iba todos los sábados de 12 a 22 por canal 13. Tendría 17 años, un caradura terrible… Un sábado a la mañana lo llamo a Diego porque sabía que había llegado al país a buscar a Dalma que recién había nacido. El programa de ese día ya estaba armado pero me mandé igual y lo invité al astro. Me responde ‘me hubieras avisado con tiempo, en 6 horas me voy que sale el avión, la próxima sí quédate tranquilo’. Terminó la charla y seguí laburando. A las 14 ó 15 estaba en el control del estudio y me avisan desde el estacionamiento: ‘Mariano llegó tu invitado’. Yo no tenía ningún invitado, si era el che pibe, me mandaban de un lado para el otro… Voy al estacionamiento y ¡estaban Diego con Coppola! Cuando me acerco al Mercedes Benz me grita ‘¡la que me debés!”. No le había avisado a nadie y las autoridades del canal me preguntaban ¿qué hace Maradona acá? ¿Cómo nadie aviso que venía? Me veían como un pend… insolente así que les explique que era el hermano de un amigo… Al toque le avisan a Marisa, la hermana de Badía que era la productora general y al propio Juan Badía, armaron un videoclip en 10 ó 15 minutos y lo sentaron a Maradona en el estudio mayor. Para mí fue tocar el cielo con las manos, llevar de invitado a un personaje así en el comienzo de mi carrera en los medios. El tenía esas cosas y conmigo siempre fue muy agradecido, estuve más en las malas que en las buenas y lo valoraba. Vino a mi casamiento…
-Esa debe ser otra anécdota hermosa…
-Uff, mortal. Lo invité a Diego, era una cena normal, tipo 21.30 ó 22, y posterior baile en un salón de Caballito. Se hicieron la 1, las 2, las 3 de la mañana y el tipo no venía. De golpe, cayó con un pantalón pescador, camisa hawaiana, vincha y ojos azules… Obviamente el casamiento se fue al carajo. Se me acerca, me saluda y me regala un sobre con muchos billetes de color verde adentro… Igual lo “reté”: ‘Amigo te dije a las 22 y venís a esta hora’. Y él me contesta ‘Gordo, si venía temprano te arruinaba el casamiento’. No quería robarme el protagonismo. En un momento, ya tarde, lo pierdo de vista y me comentan que estaba abajo. Voy a ver qué onda y resulta que Maradona despedía a cada invitado en la puerta con la frase ‘gracias por venir al casamiento de mi amigo’. Y era la megaestrella de la fiesta. Tenía esos gestos para sacarse el sombrero.
-Como técnico de la selección jugó un amistoso en Cutral Co y entrenó en La Visera, en Cipolletti (interrumpe).
-Tengo una muy buena, a propósito de esa etapa. Cuando la FIFA le quiso sacar la sede de La Paz a Bolivia por las ventajas de jugar en la altura, Milton Melgar, el ex Boca y River, que es amigo mío, era el Ministro de Deportes de Evo Morales. Lo llamo y le sugiero hacer un partido en contra de esa medida, le propuse convocar a Diego. Me dice ‘¿te parece? No va a venir Maradona…’. Le consulto a Diego un martes y él crack me responde ¿jugamos este sábado, no? Me invitó a cenar a su casa, él vivía con Verónica Ojeda en Ezeiza, para planificar todo. ‘Por favor no le pidas plata por este partido porque yo lo quiero conocer a Evo. Con los aéreos, hotel, comida y algún viático para los muchachos que van de acá a jugar estamos, eh’, me aclaró. Bueno al tiempo Diego es técnico de la selección, le toca jugar en el Hernando Siles y perder 6 a 1 con Bolivia en la altura, un baile de novela… Yo lo estaba viendo por televisión, termina el partido y oigo que suena mi celular. Miro la pantallita y era Diego Maradona. ‘¿Qué haces feo?’, porque él me decía así. ‘Te acordás cuando vinimos a Bolivia que dijimos que se podía jugar, que era todo espectacular, bueno por culpa tuya hdp nos comimos 6. Hacete cargo, este partido lo perdiste vos’. Y me cortó. Estaba en el vestuario, un genio. Lo que me hizo reír…
-¿Y viviste 4 años con él en Cuba? Cómo fue esa experiencia. ¿Conociste a Fidel Castro por Diego?
-Cuando Diego lo llamaba venía Fidel, he cenado 4 ó 5 veces con él. Fue una época dura. Y hay otra anécdota terrible. Una noche nos quedamos hablando los dos solos, con Diego, hasta las doce de la noche. Era un centro de recuperación, como un sanatorio. Había cinco casas que le daban a gente importante que iba de otros países. En la 1 vivía Coppola, en la 2 Diego y yo. Dormía en planta baja y él arriba. Me voy a dormir y se pone a hablar por teléfono, de esos viejos a disco, creo que llamaba a Claudia. Al otro día nos levantamos temprano porque jugábamos al golf, se había hecho fan de ese deporte. Cuando voy a despertar al ‘Pequeño’, como le decíamos en la intimidad, estaba acostado con el tubo del teléfono arriba del pecho, no lo había colgado.,, A la semana llega un sobre con la factura, lo único que se pagaba eran las comunicaciones porque el resto corría por cuenta del gobierno de Cuba. Habían llegado 15 mil dólares. Cuando lo vio Guillermo se quería morir, siempre pagábamos entre 2 mil y 3 mil dólares. Pero claro, en el detalle aparecía una llamada de 10 mil dólares, veo la fecha y era de cuando se quedó dormido. Coppola nos pidió ‘por favor no le avisen a Diego’, porque era una época en la que no había un mango. Pero Maradona se dio cuenta de que algo pasaba, uno medio botón que estaba con nosotros le contó y Diego lo llamo a Fidel...
-¿Y los ayudó a resolver el problema?
-Esperamos varias horas y tipo 19.30 entró la comitiva de Fidel a La Pradera, con la ambulancia, la policía, la seguridad, todo el protocolo aunque el único que ingresaba a la casa era el comandante. Maradona le muestra el papel de la factura, Fidel lo tranquiliza pero pone una condición… ‘Quédate tranquilo, solo quiero que seas más cuidadoso la próxima vez… Lo que sí, invítenme a cenar’. Respiramos todos aliviados… Preguntó el menú, había milanesas e hizo traer a su propio cocinero. Siempre que Diego tenía algún problema, Fidel respondía.
-¿Y cuál era tu rol puntual en el clan Maradona en ese tiempo?
-A partir del año 1996 estuve mucho más cerca de Diego, le daba una mano en las producciones, entrevistas, logística, organización de partidos, marketing, un montón de cosas. Produje eventos, armé un equipo con exjugadores como Carrario, Almandoz, Pogany, el Turu Flores, hacíamos presentaciones, un montón de cosas.
-Fuiste parte del entorno de Maradona, muchas veces tan cuestionado. Qué sentís cuando lees o escuchás esas duras críticas a la “junta” del Diez…
-Mucha gente habla por hablar. El periodismo a veces se va de boca… Me pasó con Luis Ventura y lo nombro tranquilo… Me acusó hace 4 años, cuando estaba en un programa de Fantino. Me llamaron de Infobae para conducir un documental de Maradona y Ventura tiró ‘qué me van a hablar de Mariano Israelit si es el que le lleva la merca a Diego’. La tiró por tirar, todo mentira, sin argumentos, por unos puntos más de rating. Fantino lo quiso frenar pero no hubo caso… Le mandé 9 cartas documentos, no me las recibía, ni en la casa, ni en APTRA -es el presidente de la entidad-. Mi abogado me dijo vamos a mandarle a la productora y al canal América. No le quedó otra que ir a una conciliación y pagar. Eran 5 millones de pesos y retractarse en público, prefirió pagar más y no disculparse en vivo.
-Para escribir un libro todo lo que contás…
-Y por qué te crees que escribí El amigo de Dios, con anécdotas, mis comienzos laborales, mis historia y todo lo relacionado a Diego. Recuerdo que era imposible salir a pasear con él, llegábamos muy temprano a los restauranes y lo poníamos de espalda, o íbamos a ver un show y caíamos tarde, se encargaba Guillermo de todo eso. Le gustaba mucho el café, las achuras y comer ranas.
-Su muerte aún duele. ¿Hasta cuando estuviste cerca suyo?
-Fui uno de los únicos amigos que estuvo hasta marzo del 2020, cuando empezó la pandemia. La última vez que lo vi, fuimos con Mariano Castro, director de Hospital de Buenos Aires. No me olvido más: al despedirnos en la casa de Bella Vista, nos abrazo y nos dijo ‘no me abandonen, no me dejen solo’. Le contestamos cómo te vamos a abandonar si estuvimos en las malas y siempre. Cuando volvió de Dorados, México, nos había anticipado ‘muchachos, recuerdan cómo vivíamos en Cuba, bueno ahora tengo 100 millones de dólares’. Lo felicitamos.
-¿Y qué pasó con esa plata?, ¿Qué opinión tenés de cómo se vino abajo y de su fallecimiento?
-Para mí lo asesinaron. Me citaron a declarar en la causa. De vivir en Dubai, tener 100 palos verdes de repente vivía en una casa precaria, le entraba agua… No querían que esté lúcido, le daban cerveza cuando no podía tomar, luego otra cuestión de que las hijas no pudieran verlo. El marido de una prima de Rocío Oliva tuvo mucho que ver … Después están los audios de los médicos lo mal que lo trataban. Diego ya no estaba en sus cabales. Lo hicieron ir a un evento por 7 mil dólares por una publicidad con una petrolera cuando él por 7 mil dólares ni te saludaba… Otra de las cosas que no me cierran que si me vuelven a citar lo contaré es cómo puede ser que Diego, cuando mueren sus padres, les hizo firmar a las hermanas la cesión de derechos de la casa de Devoto que había comprado él mismo, que Morla diga que la imagen y la marca le pertenecen a él y a las hermanas… Imposible, para mí, que en condiciones normales Diego Maradona aceptara eso conociéndolo. Ahora se está tratando de comprobar en qué condiciones le hacían firmar.
-La última: Definí a Diego en pocas palabras.
-El mejor jugador de la historia y un amigo entrañable, con el que conviví y fue un confidente mío. No hay que compararlo con Messi, hay que disfrutar que ambos nacieron en Argentina. Pero Dios hay uno solo…
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