Vecinos quieren convertir en una plaza el predio de un aguantadero ubicado en las vías de Ferri
Vecinos de la toma de las vías de Ferri quieren recuperar el lote que habitaba una pareja de presuntos ladrones. Una víctima de robo les quemó la casilla.
En el terreno ubicado en la toma de las vías de Ferri, en el que, días atrás, ardieron una casilla y un colectivo viejo, los vecinos construirán una plaza. La casilla, reducida a cenizas, y el colectivo destartalado, rematado por el fuego, eran ocupados por una pareja que los demás pobladores no quieren que vuelva más.
El pasado miércoles 8, el fuego se ensañó con el rancho y el desvencijado colectivo, a raíz de lo que sería un acto de justicia por mano propia. Se afirma que las llamas las propagó la víctima de un robo, quien, al parecer, no tenía dudas de que la autoría correspondía a la dupla a la que el fuego dejó en la calle.
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Y su certeza se basaba en un conocimiento profundo de quién es quién. Pues, por lo que se ha sabido del caso, quien desencadenó el incendio habría sido un sobrino de la pareja, muy molesto porque sus propios familiares le hubieran robado un celular.
El sobrino, al igual que el resto del vecindario, estaba enterado, de larga data, o sea, de siempre, que los poseedores de la casilla y el bondi vetusto se dedicaban a eso, al negocio del robo y del hurto y que, en su accionar, no perdonaban ni a moros ni a cristianos. De allí que la comunidad de las vías los tuviera en muy mal concepto y se lamentara de su presencia y de sus "non sanctas" actividades.
Pero meterse con la propia familia, robarles a los parientes, fue como superar un límite. Y de allí la bronca incontenible del sobrino, según el relato de los vecinos al tanto de la inquietante historia.
El colectivo del siniestro
Después del incendio, la pareja amiga de lo ajeno, como la sindican los demás pobladores, no ha regresado. Mucho no les quedó tampoco. Sin embargo, algunos vecinos se lamentan por algo que se perdió al calor del siniestro. Afirman que en el colectivo se habría guardado el botín de los latrocinios, el resultado de una hilera de atracos de poca monta, pero dolorosos para la gente que los sufrió y a las que no les sobra nada.
Acceder a ese material o a sus sobras, porque no son de interés de quienes protagonizan malas andanzas, como documentos y objetos personales de personas damnificadas, hubiese garantizado disponer de evidencia incontestable contra la pareja malquerida, un reaseguro para que nunca más vuelvan.
Fuego, cenizas y herrumbre
Porque, además de las cenizas de la casilla y la herrumbre chamuscada del colectivo, está el terreno en que se encontraban, pertenencia en el asentamiento de la presunta pareja ladrona. Y es el destino del terreno de lo que ahora se habla, de lo que ahora se conversa y se proyecta.
Y es que han aparecido ya algunos "espontáneos" interesados en quedarse con el predio y utilizarlo para radicarse en él y convertirlo en asiento de su residencia.
También han aparecido otras personas, vinculadas al mundo del hampa y cuya esfera de acción abarcaría más que le mero robo, pungueo y robos.
Serían estos tipos los que vendrían protagonizando, luego del incendio, tiroteos a altas horas de la noche y de las noches para marcar presencia y reclamar por lo que estiman que les pertenece, y que no es otra cosa que el terreno del colectivo y la casilla. Porque terreno, colectivo y casilla habrían figurado entre los eslabones de su pesada presencia. Peligrosa, inquietante, ominosa presencia. El trasfondo de lo que tristemente hay. Y de afinidades selectivas.
Una plaza para la gente
Sin embargo, los vecinos de la toma tienen otros planes y no piensan en aflojar. Como comparten con las autoridades municipales y policiales en que lo que ardió era, con todas las letras, "un aguantadero", lucharán para que el predio sea limpiado de los restos que quedaron del ómnibus y la precaria vivienda e impulsarán acciones para transformar el terreno en una plaza. Una plaza de no grandes dimensiones, pero una plaza al fin, una plaza para el disfrute de los habitantes de la barriada, sobre todo, de niños y niñas, de jóvenes y, claro, de los propios adultos.
Con ese propósito, un grupo de pobladores ya ha mantenido un par de reuniones para debatir y definir los pasos que se irán dando. Los encuentros se llevaron a cabo recientemente en las instalaciones en construcción de lo que será el salón de usos múltiples y comedor de la organización Ubuntu Ferri.
La abnegación de los vecinos
Para los participantes, no hay mejor opción que la construcción de una plaza, así sea con el puro trabajo y lo que puedan aportar los propios vecinos. La barriada de la toma de las vías surgió y se ha consolidado por la abnegación de que han hecho bandera la gente misma que se decidió a vivir en el lugar. Las carencias abundan, en particular, en materia de servicios, pero lo que no falta es el empeño con que cada habitante hizo su casa, por más precaria y humilde que fuera, en especial, al principio de todo, años ha.
Por lo que ha sido el proceso de conformación del asentamiento, se espera muy poco o nada del Municipio. Lo único que, al menos, quisieran, es que haya una mayor preocupación de las autoridades municipales por la seguridad en el sector. Y si no se comprometiera la comuna, lo que esperan es que haya más voluntad de parte de la jefatura policial, porque efectivos hay pocos en todo Ferri, no solo en la zona de las vías.
Más policías para recorrer
El destacamento que existe de la fuerza pública es demasiado acotado y no da abasto. No hace mucho tiempo, los contados efectivos ni siquiera disponían de un patrullero y sus recorridas debían hacerla a pie. De allí, que una de las metas reclamadas se dirige a transformar el destacamento en una subcomisaría, con los recursos y el personal necesario y suficiente. Es de esperar que estos anhelos se les den.
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