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Una fogata con historia: cómo un barrio cipoleño celebra el solsticio de invierno

Esta tarde, una fogata en Cipolletti reúne a vecinos para despedir lo malo y celebrar lo nuevo, en una Noche de San Juan cargada de historia y sentido.

En una chacra que alguna vez fue campo abierto y que hoy es parte de Jardines del Sol, en el barrio La Falda de Cipolletti, esta tarde volverá a arder el fuego de una tradición que crece año tras año: La Fogata. Se trata de una celebración que mezcla costumbres ancestrales europeas, raíces latinoamericanas y, sobre todo, un fuerte sentido comunitario. Desde hace más de dos décadas, esta ceremonia convoca a quienes desean despedir lo viejo y dar la bienvenida a nuevos comienzos, con el fuego como símbolo de transformación.

El origen de esta celebración local se remonta al año 2000, aunque sus raíces vienen de mucho antes. Laura Valdez, vecina del barrio y una de las impulsoras del evento, compartió con LM Cipolletti cómo nació la iniciativa: “Nos vinimos a vivir a Cipolletti en octubre del 94, a una chacra en La Falda. Al terminar la poda de los frutales, buscábamos qué hacer con los restos. En un momento leí un relato sobre la fogata de San Juan en Alicante y quedé fascinada. Empecé a investigar y supe que en Europa, e incluso en Italia, era costumbre quemar un muñeco que representaba todo lo malo que se quería dejar atrás”.

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Ese fue el punto de partida. Con niños pequeños en la familia y una comunidad en crecimiento, organizaron una primera fogata familiar donde, además de ramas, se arrojaban al fuego pequeños papeles con deseos o palabras que cada uno quería soltar. Años después, con el barrio consolidado, la iniciativa comenzó a sumar vecinos y se transformó en una tradición.

Fogata San Juan Cipolletti - Foto Laura Valdez 2.jpg

Desde 2012 la llamamos simplemente La Fogata, porque no coincide exactamente con la festividad europea de San Juan, que es el 24 de junio, ni con las de San Pedro y San Pablo, que se celebran el 6 de julio. Preferimos darle un sentido más amplio, más vinculado a nuestra identidad latinoamericana. En América del Sur también se celebra el solsticio de invierno: el Wiñoy Tripantu del pueblo mapuche o el Inti Raymi de los incas son parte de esa conexión con los ciclos de la naturaleza”, explica Laura.

La ceremonia incluye elementos simbólicos muy cuidados. Niños del barrio construyen un muñeco, hecho con trapos, papel y ramas, que encabeza el fuego, y en las casas se prepara con anticipación una caja con una ranura para depositar anotaciones: frustraciones, miedos, dolores, o simplemente cosas que cada quien desea dejar atrás. Todo es consumido por las llamas en una fogata que, más que calor, entrega sentido y pertenencia.

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Invitados especiales al encuentro

Este año, la celebración contará con la participación de la asociación Baskos de la Confluencia, una organización cultural que rescata y difunde la identidad vasca en la región. Su presidenta, Gabriela Allaria, explicó a este medio el profundo significado de la ceremonia en la tradición de su pueblo. “Hoy comienza el solsticio de invierno en el hemisferio sur y el de verano en el norte. Esta celebración es anterior al cristianismo. Se trata de una costumbre ancestral, presente en muchos pueblos originarios del mundo, para marcar el cambio de estación, dar gracias a la tierra y purificarse mediante el fuego”, dijo.

Gabriela también relató cómo en el País Vasco, y en otras regiones de Europa, se realizaban fogatas con fines simbólicos: quemar lo viejo, purificar el ambiente y dar la bienvenida a lo nuevo. “En la noche del solsticio se quemaban muñecos o imágenes, se arrojaban hierbas aromáticas como lavanda o romero, y hasta se hacían saltos sobre el fuego para cerrar un ciclo y abrir otro”, señaló.

Durante la celebración de esta tarde en Cipolletti, los Baskos de la Confluencia leerán fragmentos en euskera (la lengua vasca), explicarán el sentido de la festividad en su cultura y compartirán la experiencia con los vecinos del barrio. “Queremos sumarnos con respeto y alegría, compartir nuestras raíces, y celebrar junto al barrio esta hermosa tradición que tanto nos une”, adelantó Gabriela.

Fogata San Juan Cipolletti - Foto Laura Valdez.jpg

El cierre de la jornada será con una cena comunitaria, donde cada familia aportará algo para compartir. Más allá del fuego, la comida y las palabras, lo que se enciende en La Fogata es el espíritu de comunidad, de encuentro y de memoria. Es un momento para mirar hacia adentro, para dejar atrás lo que duele, para proyectar lo que se desea y, sobre todo, para hacerlo en compañía. El encuentro está previsto dar inicio a las 18.

Esperamos que esta tradición se mantenga en el tiempo, y que si algún día no la podemos hacer más, quede el recuerdo en las niñas y niños del barrio, para que algún día la retomen. Porque lo más importante no es la fogata en sí, sino el sentido de comunidad que se enciende a su alrededor”, concluyó Laura Valdez.

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