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Volvieron a escuchar el corazón de su hijo fallecido

Marisa Albornoz Medel y Sandro Berlanda conocieron al hombre que recibió el corazón de Franco, su único hijo fallecido en un accidente de tránsito. Juntos, escucharon sus latidos. Una historia de dolor, amor y esperanza para salvar más vidas. Mirá el video.

Marisa Albornoz Medel y Sandro Berlanda perdieron a Franco, su único hijo, en un trágico accidente de tránsito ocurrido en 2018. El joven, de 24 años, era donante y sus padres respetaron su voluntad. Donó sus córneas, el páncreas, un riñón y su corazón, el que siguió latiendo con toda su fuerza en el cuerpo de un hombre que salvó su vida. Hace poco, y luego de intercambiar distintos mensajes y atar los cabos de dos historias entrelazadas, Marisa y Sandro conocieron a ese hombre que lleva el corazón de Franco: José "Chiquito" Ruíz, de 66 años.

"Primero vimos a sus hijos y nos saludamos. Luego, se bajó Chiquito del auto. Lo acompañaba su señora. Nos abrazamos, lloramos. Yo sentí que era Franco, y estuvimos así un rato largo", contó Marisa, la mamá de Franco.

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Fue muy intenso. Un momento único e irrepetible. Los padres de Franco, quienes residen en Luis Beltrán, esperaban a Chiquito y su familia afuera de su domicilio para que ubiquen la casa y no se pierdan. Sandro había preparado un asado para compartir. Un matrimonio amigo también los estaba acompañando.

Se conocían por fotos que intercambiaron por WhatsApp, y de tanto hablarse se habían hecho amigos. La pandemia de Covid-19 había postergado ese encuentro, que fue posible después de 3 años, cuando Chiquito y su familia, con domicilio en General Roca, emprendieron viaje hacia Luis Beltrán para conocerlos.

Fueron juntos al cementerio, donde descansan los restos del joven donante; y en la casa de Marisa y Sandro escucharon sus latidos. Apoyaron un estetoscopio en el pecho de Chiquito, y conectaron así con el corazón vivo, sano y bueno de su único hijo. "No te puedo explicar lo que latía. Sentimos con Sandro que era Franco, su corazón latía fuertísimo", expresó.

Franco, donante de órganos.jpg

Charlaron de distintos temas, vieron todas las fotos de Franco que empapelan la casa, desde que era un bebé y lo acunaban en sus brazos. Contaron distintas anécdotas. Lo recordaron.

Franco no fumaba y le gustaban mucho los deportes. Era muy sano, y le salvó la vida a un hombre que estaba en emergencia nacional para un trasplante de corazón.

Chiquito, como todos lo conocen, se expresó "infinitamente agradecido". En diálogo con LMCipolletti, dijo que para para estos padres fue, de alguna manera, "reencontrarse con Franco". En lo personal, confesó que recibir un corazón le "cambió la vida" y le "dio fortaleza". Si bien estuvo aproximadamente un mes internado en la Fundación Favarolo, en Buenos Aires, y le costó volver a caminar, hoy se siente bien.

"Hasta el día de hoy sigo con estudios complejos, pero no he sufrido ninguna situación anormal. El corazón de Franco se está portando de 10. Hago mis actividades y estoy infinitamente agradecido, porque era eso o nada. Sino, me moría", dijo Chiquito.

Una de las córneas que donó Franco la tiene una chica que vive en Chimpay; y el riñón y el páncreas le salvaron la vida a otro receptor de la provincia. Marisa estableció contacto con ellos, pero no llegó a establecer la relación íntima que tiene con Chiquito y su familia.

Empezaron a hablar hace un par de años, y luego de intercambiar información, advirtieron muchas coincidencias, hasta que lograron confirmar ese nexo que los une de por vida.

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DONAR órganos

Todo ese dolor que atraviesan los padres de Franco fue, en alguna medida, por más pequeña que sea, transformado en amor hacia la vida. Lo tienen muy presente y están involucrados con la donación de órganos.

"Franco era solidario, un chico justiciero, con mucha empatía cuando a otro le pasaba algo. Amable, respetuoso, bondadoso. Eso era mi hijo. Y yo creo que es el protagonista de esta historia de vida, un héroe que salvó a varias personas", sostuvo su mamá.

Hay una conversación que mantuvo con su hijo años antes de su fallecimiento que fue algo así como un preludio de lo que le sucedería en febrero de 2018. Quedó grabada a fuego en la memoria de Marisa.

"Charlando con él, me dijo un día 'si me pasa algo, quiero donar mis órganos y salvar vidas'. Yo le pedí que no me hablara de eso, que no era momento. Y el respondió: 'vos tenés que saberlo'. Así fue. El había expresado su voluntad de ser donante y estaba orgulloso. Se imaginaba que le iba a donar su corazón a una nena de 7 años", recordó.

Donante corazón

Por eso, cuando el pasado 10 de febrero de 2018 u hijo tuvo un accidente automovilístico, y en menos de 24 horas los médicos de la Clínica Roca le comunicaron que tenía muerte cerebral, se pensó en una ablación de órganos.

"Después de varios intentos, de ver que no respondía, nos cuentan qué pasaba si no respondía a los reflejos y que Franco era donante. En ese momento, no te puedo explicar la sensación de que mi hijo estuviese muerto. Mi marido sacó su DNI, y decía que era donante. Nosotros ahí nos podríamos haber negado, porque todavía no estaba la Ley Justina. Pero en medio del dolor respetamos su voluntad", manifestó Marisa.

A tres años de perder la vida de su hijo, y luego de involucrarse para generar conciencia, aseveró que "tenemos más posibilidad de ser receptores que donantes. Pensemos en todas las vidas que podemos salvar".

"Franco salvó vidas y hay un pedacito de él en cada una de ellas. Fíjate si no es importante", enfatizó. En lo más profundo de su ser, siente que su hijo les dejó una misión para seguir transmitiendo ese mensaje.

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El trágico accidente

Su hijo perdió la vida en un trágico accidente mientras transitaba a bordo del auto que le habían regalado sus abuelos. Volviendo del balneario de la localidad, chocó contra el único árbol que había en una curva. Había ido hasta allá para ayudar a un amigo que atendía la cantina. "Nos despedimos con un beso en la frente, le dije 'hijo cuidate' y esa fue lo último", contó su madre.

Al regresar de la cantina, levantó a cuatro chicos conocidos que se cruzó en el camino. "Los trajo de gauchada, pero a ellos no les pasó nada", detalló. En cambio, su hijo sufrió un fuerte impacto en su cabeza. El test de alcoholemia dio negativo y no se trasladaba a más de 60 kilómetros. Fue un accidente muy desafortunado que terminó con su vida.

Tenía un iphone y Marisa quiso recuperarlo. Pero cuando fue a la comisaría, solo estaba su ropa. Reclamó el celular, que se lo habían entregado a una de las chicas que traía en el auto. Pasó un día y la Policía se lo entregó todo roto, de modo que no puso sacar información del teléfono. Hay dudas que persisten a través de los años. Sin embargo, Marisa prefiere recordar y rescatar todo lo bueno que representó Franco para su vida y la de otros.

Reencuentro entre familia donante y persona que recibió corazón.mp4

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