El egresado que cayó de un sexto piso en Bariloche, atravesó seis cirugías y se salvó de milagro
El accidente ocurrió en agosto, cuando un estudiante de 17 años cayó por la ventana de su hotel. Tras varias operaciones vive una vida sin secuelas.
El joven rosarino de 17 años estaba disfrutando de su viaje de egresados cuando cayó desde la ventana de su habitación, en el sexto piso de un hotel en Bariloche. "Un milagro quiso que me quedara de este lado de la línea", aseguró.
Pasaron nueve meses desde que Thiago Chaparro sufrió un grave accidente al caer desde un sexto piso en la última noche de su viaje de egresados en Bariloche.
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"Sé que lo que pasó conmigo se da un caso en un millón. Caí desde casi veinte metros de altura, tendrían que haberme juntado en pedacitos y parece que una vez desplomado, estaba lúcido y hasta le pasé el teléfono de mi mamá a una persona. Una de cosa de locos", contó.
Los médicos tuvieron que hacer un gran trabajo con la reconstrucción facial ya que en el impacto sufrió una fractura de mandíbula y perdió algunas piezas dentales. En un principio tenía miedo de mirarse al espejo y no reconocerse, pero su rostro se ve intacto. "Creo que me mejoraron la cara, salí ganando", dijo a modo de broma.
¿Cómo ocurrió el accidente?
La madrugada del miércoles 28 de agosto de 2024, alrededor de las 5:30, el grupo había regresado del boliche Grisú. Thiago junto a sus amigos Santiago, Gino e Isaías, subieron a la habitación 603 y comenzaron a jugar con compañeros de otras habitaciones, sacando la cabeza por la ventana ya que las otras ventanas estaban en la misma pared pero en distintos pisos.
"En eso yo abrí una ventana de esas que se abren en V, hacia afuera y no sé por qué se me ocurre sacar el pie y la cabeza. El marco de la ventaba estaba resbaladizo por el agua nieve, patiné y me fui para adelante, hacia el vacío", describió. Además, aclaró que no se encontraba alcoholizado ya que solo había compartido un trago.
Nunca imaginó que podía caer al vacío, pero las condiciones climáticas y su contextura pequeña le jugaron una mala pasada. Cayó de cara y aseguró que tuvo mucha suerte, ya que cayó a un patio interno del hotel, pero no golpeó directamente en el piso, sino que al caer fue manoteando otras ventanas y antes de aterrizar dio de lleno en un tubo de ventilación de aluminio.
"Yo no recuerdo ese instante, pero los que estaban allí dicen que estaba despierto y que le pasé el número de teléfono de mi mamá para que se comunicaran y viajara, pobre mamá....", contó.
Su madre, Ailén, reconoció que cuando recibió el llamado lo primero que pensó fue que estaba alcoholizado, pero al llegar a Bariloche, la médica de terapia intensiva le dijo que el análisis toxicológico había dado negativo para drogas y para alcohol. El fiscal confirmó esto en el informe de la causa.
"Soy enfermera, veo muchos casos terribles y en caídas como las que tuvo Thiago no se suele sobrevivir, o si te salvás, quedás con serias secuelas. No nos va a alcanzar la vida para agradecer, porque esto fue un milagro de Dios, él tuvo un Dios aparte", sostuvo. Además, recordó que Thiago no era religioso y sí bastante cuestionador de Dios, pero ahora cayó en la cuenta que fue Dios el que lo salvó.
Tras el accidente, estuvo 96 horas en coma inducido y a los cinco días mostró una sorprendente mejoría y fue trasladado a Rosario, donde estuvo tres semanas más internado pero siempre lúcido. "Lleva seis cirugías y estuvo tres meses en silla de ruedas porque tenía las dos rodillas operadas y un pie", detalló su madre.
Actualmente, Thiago no siente dolores ni molestias aunque asegura que necesita recuperar masa muscular. "Ando en bicicleta, voy al gimnasio de a poco y me falta hacer rehabilitación kinesiológica", afirmó.
Su pasión por la música
"No tengo una explicación, ni los médicos la tienen. Sólo agradezco poder seguir estando y volver a la música", agradeció el adolescente.
Es cantante desde los seis años, cuando comenzó a ir al conservatorio. Si bien toca todos los instrumentos, su especialización es la batería. Junto a sus amigos, formaron una banda de metal llamada K.I.A, que significa Killer in Action."Nos inspiramos en las bandas de new metal de la década del '90 y fusionamos el heavy con el rap. Soy también el compositor de la banda", explicó.
Este año, se encuentra cursando el sexto año del secundario en la Escuela Técnica Santa Fe y el año que viene estudiará ingeniería electrónica, aunque su verdadera pasión es su banda. "Creo que me va a ir mejor económicamente, pero si fuera por mí me dedicaría a la música. Siento que me iría bien igual, pero no sé si ganaría plata", reconoció.
"Sé que con trabajo voy a poder recuperarme, tengo que tener paciencia y perseverancia, también, para volver a subirme a un escenario, que es lo que más ansias me da. Volver a hacer algún show con K.I.A es algo que me quita el sueño", agregó.
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