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LMCipolletti Abusó de su hijastra

Confesó que abusó de su hijastra y lo condenaron a seis años de cárcel

El hombre aprovechaba que su pareja salía de su casa y manoseaba a la hija de 10 años, a quien también le mostró películas pornográficas. Pidió ir preso a la cárcel de Viedma.

Por abusar sexualmente de la hija menor de edad de su pareja un hombre fue condenado a seis años de prisión de cumplimiento obligatorio, luego de que admitiera su culpa en un juicio abreviado.

Los ataques se produjeron en forma reiterada en un domicilio de Fernández Oro y en un estacionamiento de un barrio de Cipolletti, entre el 19 de noviembre de 2021 y el 5 de abril de 2023. Ese último día la niña, entonces de 10 años, le contó a una tía paterna lo que estaba padeciendo y la mujer presentó inmediatamente la denuncia penal en la fiscalía local, lo que disparó la causa judicial.

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La investigación reveló que VRR -así lo identifican- manoseó a la chiquita en numerosas oportunidades, le mostró su pene y le hizo ver películas pornográficas. Aprovechaba que se quedaba solo en la casa de su pareja con los tres hijos de ella, menores de 7, 10 y 13 años.

Los abusos le provocaron a la niña un grave daño emocional, por lo que tuvo que recibir un tratamiento psicológico en el hospital cipoleño, el que aún se encontraba realizando y estaba dando resultados favorables. Además, recibió la intervención de la Senaf -Secretaria de Niñez, Adolescencia y Familia-, desde donde se dispuso que quedara a cargo de la abuela paterna, mientras se tramita su guarda.

Cambio de calificación

En principio el sujeto fue imputado por el delito de “corrupción de menores y abuso sexual gravemente ultrajante agravado por la condición de guardador”.

Pero en la audiencia de control de acusación para avanzar hacia el juicio las partes compuestas por el fiscal Guillermo Ibáñez y la Adjunta, Julieta De La Cha; el abogado querellante Diego Quiroz, la defensora de Menores, Alicia Merino y el defensor del acusado, Sebastián Nolivo, consensuaron reformular la acusación debido a que no lograron acreditar la corrupción de menores.

El fundamento central lo aportó la psicóloga que trata a la joven, quien manifestó que realizó una buena evolución psiquica y su salud mental está en buenas condiciones, por ello es difícil acreditar que se pueda `torcer´ la sexualidad de la víctima”.

Tampoco se pudo sostener el agravante de la “guarda”, porque se determinó que el padrastro nunca se quedó al cuidado de la niña y sus dos hermanitos.

Acuerdo de juicio abreviado

Con la modificación, la figura imputada quedó como abuso sexual gravemente ultrajante reiterado en concurso real con abuso sexual simple”, lo que permitió que se pudiera avanzar en la concreción del juicio abreviado.

El acuerdo estableció una pena de 6 años de prisión efectiva, que VRR comenzaba a cumplir de manera inmediata.

La mamá de la niña aceptó, de acuerdo a lo que informó la fiscalía. La misma postura expresó la Defensora de Menores, quien dijo que se había reunido con la chiquita y también estaba de acuerdo con la pena. También prestó conformidad el abogado querellante y el abogado defensor, quien pidió que cumpliera el castigo en el Establecimiento Penal 1 de Viedma.

Finalmente, el imputado también aceptó lo convenido, lo que involucró haber admitido que cometió los abusos.

Confesión y pruebas

El tribunal compuesto por María Florencia Caruso Martín, Guillermo Baquero Lazcano y Marcelo Gómez resolvieron por unanimidad aceptar el acuerdo. Entre los fundamentos mencionaron que además de la confesión del imputado, la pesquisa logró pruebas para declararlo culpable.

En el voto rector, Caruso Martín destacó que la prueba principal fue la declaración de la niña en cámara Gesell, dado que lo dicho fue corroborado por los demás testigos. Lo consideró “indicios de corroboración imprescindibles en este tipo de hechos, donde por lo general no hay prueba directa”.

Entre los testigos mencionó a su tía, la primera a quien le contó que el padrastro la abusaba. Recordó que antes ya había advertido comportamientos extraños de ella. Por ejemplo, cuando dormía lloraba y decía “dejame V.”, e iba continuamente a orinar.

El papá de la nena, su abuela y otra tía también declararon que escucharon de parte de la menor lo sucedido.

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La magistrada, además, valoró como prueba objetiva la intervención de Ofavi y lo informado por la psicóloga y la psiquiatra que atienden a la menor y dan cuenta que “ha podido avanzar en su tratamiento, ha podido resignificar la situación padecida, con un buen pronóstico sobre la salud mental de la menor”.

Se destacó que en una de las sesiones de terapia la niña llevó un cuaderno en el que había hecho dibujos y anotaciones relacionadas a los hechos denunciados.

El fallo precisó que la pena la comenzaría a cumplir el mismo día de la audiencia, realizada semanas atrás, y pidió comunicar al Servicio Penitenciario para que sea alojado en un Establecimiento Penal, haciendo saber que el imputado solicita ir al Penal 1 de Viedma. También determinó tramitar su incorporación al ReProCoIns (Registro Provincial de condenados por delitos sexuales).

Los ataques del depravado

La fiscalía dividió la acusación en dos hechos. El primero ocurrido en un domicilio de Fernández Oro donde vivía la menor con su mamá y sus hermanos de 7 y 13 años.

Allí VRR, en horario nocturno y aprovechando que su pareja se retiraba esporádicamente de la casa, llevó a la niña a su dormitorio y tras obligarla a que se desnudara, la manoseó. Eso fue “reiteradas veces”, expresa el documento judicial.

En otras dos oportunidades también le apoyó su pene en la vagina y en por lo menos 20 ocasiones hizo que se acostara en la cama y la obligó a mirar películas pornográficas en su celular, al tiempo que le decía “míralo y después lo hacemos”.

Otra vez la encontró en la cocina, se le acercó y bajándose los pantalones le mostró sus genitales, lo que motivó que la menor saliera corriendo hasta donde se encontraban sus hermanos mirando televisión.

El segundo hecho se produjo un martes o jueves para la misma fecha del primero, pero en horas de la tarde en el interior del auto del imputado, que había estacionado en las inmediaciones de la cancha de fútbol de la cancha del barrio 1.200 Viviendas, donde jugaba el hermano de la víctima. También la manoseó.

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