Pidió irse a su casa a pesar de purgar prisión perpetua

El Juzgado de Ejecución Penal 8 de Cipolletti se transformó en las últimas semanas en una barrera infranqueable para muchos asesinos y violadores que pretenden acceder al beneficio de la prisión domiciliaria con la excusa de la pandemia del coronavirus. Bajo muy sólidos argumentos, el responsable de la oficina que funciona en Urquiza y España, Lucas Lizzi, se pronunció de forma negativa en la mayoría de los pedidos. Esta semana, el condenado que recibió un contundente "no" fue Rubén Ángel Núñez, quien permanece preso por el brutal asesinato del joven Matías Sepúlveda.

Al igual que otros internos cipoleños, Núñez apeló a una enfermedad coronaria y a que se encontraba dentro de la población vulnerable. Sin embargo, desde el penal de Cipolletti se envió un completo informe donde se especifica que el preso se encuentra en un pabellón acondicionado y que recibe la medicación correspondiente.

De forma paralela, el diagnóstico psicológico estuvo muy lejos de ajustarse a las pretensiones de Núñez y apuntó que es una persona que no se hace cargo de lo sucedido, con escasas posibilidades de reinsertarse a la sociedad.

"Su capacidad de autocrítica evidencia un discurso externalizador, depositando la culpabilidad en terceros, sin asumir la responsabilidad de los hechos", se puntualizó en el informe de una especialista.

Finalmente, Lizzi recordó que Núñez no cumple un castigo menor y que recién en 25 años podría solicitar su libertad condicional. En este marco, se pronunció en contra de un cambio en la modalidad de su encierro.

Núñez fue condenado a prisión perpetua junto con otros cuatro cipoleños en 2012.

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