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El vecino que recién operado del corazón fue a votar igual

Las cicatrices de Alfonso Rosales estaban a la vista, tras la delicada intervención. Pero ello no le impidió emitir su sufragio en la escuela 248, de La Esmeralda. "Ojalá que el país salga adelante, no alcanza la plata", señaló.

Camina lento y pausado por el largo pasillo de la escuela 248 de Cipolletti (La Esmeralda al 1600). La camisa desprendida deja ver las cicatrices del reciente paso por el quirófano. Sin embargo, en lugar de recurrir al certificado médico, que era una opción más que justificada, Alfonso Rosales (67 años) no se privó de votar a sus candidatos preferidos en las elecciones que definen Gobernador e Intendente, entre otros influyentes cargos, con la ilusión de que "algo cambie".

"Por suerte estoy mejor de salud. No dudé nunca en venir. Incluso, más allá de la convicción, desde lo burocrático tampoco es lindo ausentarse, por los trámites que hay que hacer luego o las multas que hay que pagar y la verdad que no sobra la plata", explica el hombre que acudió al establecimiento educativo junto a su señora y su nieto.

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En plena recuperación, se refiere a la delicada intervención a la que debió someterse. "Tenía una válvula y dos arterias tapadas. Seguro producto del colesterol y otros achaques. Estuve jodido, fue una operación brava. Me la realizaron en la Fundación Médica y gracias a Dios ando bien. Antes me cansaba más. Estoy en plena rehabilitación y aún no manejo", destaca aliviado.

Es del barrio Villarino y vota siempre en el mismo lugar. Admite, contrariado, estar "medio cansado de las promesas de campaña, ya no se puede confiar en nadie..."

"Se llenan los bolsillos, en las campañas son todos buenos, después tenés que pedir audiencia para que te atiendan y poder hablar con ellos cuando los necesitás realmente", se queja de la clase política.

"Cambió mucho el país desde que comencé a votar, fijáte ahora las cosas como están. Los precios por las nubes, cuesta tener un mango en el bolsillo", reflexiona quien se desempeñó en el rubro del petróleo y se jacta de haber "trabajado en todos lados".

Un poco resignado, en el final se ilusionó con que "mejore el país, ojalá el día de mañana les alcance la plata a las nuevas generaciones". Alfonso Rosales lo desea "de corazón".

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