El tratamiento que logró que violadores no reincidan
El tratamiento especializado que se aplica en Viedma obtiene hace 4 años la reincidencia cero de condenados por abuso. El programa ya se expandió a otras cárceles rionegrinas.
El programa de tratamiento especializado para ofensores sexuales que se aplica en el Penal 1 de Viedma obtuvo resultados exitosos y su experiencia es tomada como modelo ejemplar en todo el país. Desde sus inicios, en septiembre del 2015, logró que todos los condenados por abuso que se sometieron al tratamiento de manera voluntaria, ninguno reincidiera una vez recuperada la libertad. ¿De qué se trata esta experiencia?
Popularmente se instaló un discurso sin aval científico que afirmaba que los violadores inevitablemente vuelven a atacar. Pero esa teoría logró ser desmitificada con el trabajo multidisciplinario adentro de los penales. En Río Negro desde el 2015 funciona un programa de tratamiento para ofensores sexuales que, con sus estadísticas, puso sobre el tapete que con el débito tratamiento y la voluntad del interno, puede haber un cambio en la conducta que evite la reincidencia y la multiplicación de las víctimas.
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Es el caso del modelo que aplica el Penal 1 de Viedma, que logró ser el ejemplo a seguir en otras cárceles, pero que suele no replicarse sobre todo por cuestiones presupuestarias.
Según informó el ministerio de Seguridad a LM Cipolletti, el programa viene de la mano de una gran inversión en recursos humanos y de infraestructura, ya que presupone la duplicación de los espacios tratamentales. La experiencia ya se expandió en todo el territorio rionegrino creándose equipos especializados en cada cárcel, de modo que desde el año 2020 todos los condenados por delitos sexuales podrán acceder a un tratamiento acorde a la tipicidad de su delito.
En Viedma se logró la estadística de cero reincidencia en todos los condenados que participaron del tratamiento. Fueron unos 120 internos quienes fueron parte del programa, la mitad de ellos ya recuperó la libertad, y no se advirtió ningún tipo de inconveniente. Según indicaron, todas las evaluaciones realizadas por el equipo de profesionales obtuvieron resultados favorables respecto de salidas anticipadas, y no registraron reincidencia, reiterancia, ni conflictividad social de ningún tipo. Es decir, lograron y mantienen la ansiada “reincidencia cero” por más de cuatro años.
Una de las clave del programa es la inversión en personal idóneo y su formación. “Entre septiembre de 2019 y marzo de 2020 se realizaron más de 20 concursos abiertos para el ingreso de profesionales capaces de afrontar la tarea tratamental, entre profesionales de la psicología, del trabajo social y operadores penitenciarios”, indicaron desde Seguridad.
Sobre el tratamiento, dijeron que se utiliza el método de abordaje conocido como “clínica de la vulnerabilidad psicosocial”, estrategia de intervención acuñada por el Instituto Latinoamericano de Naciones Unidas para la Prevención del Delito y el Tratamiento del Delincuente. La capacidad y efectividad se restringe a números acotados para encontrar los resultados deseados.
El ingreso al tratamiento es voluntario, y se puede renunciar, pero también reincorporarse. Deben firmar un consentimiento informado aceptando el tratamiento y el proceso de evaluación del tipo psicosocial. Además, el tratamiento deberá realizarse en la unidad más cercana a su lugar de origen, donde se encuentren los referentes vinculares como la familia. El tiempo mínimo de permanencia es de 6 meses e integra sesiones individuales y grupales de reflexión, y el acompañamiento adentro y fuera del penal, hasta un año después de recuperar la libertad.
Las intervenciones dentro y fuera del penal serán en las áreas de salud, educación y trabajo. También sobre las relaciones interpersonales extra muros tales como la familia o los referentes que van a alojar al interno en sus salidas.
Afirman que con la sola presencia no alcanza, sino que deben saber acreditar el trabajo psicológico de elaboración interna respecto del delito. “Será de suma importancia la participación activa y poder elaborar a lo largo del proceso las posibles causales, la elaboración psicológica de lo ocurrido, y la construcción de un proyecto de vida que permita reducir los riesgos de caer en situaciones de mayor vulnerabilidad”, indicaron.
Afirman que es fundamental lograr y acompañar el proceso de reinclusión social, por lo que los equipos realizan un acompañamiento cercano también durante su libertad para poder garantizar el éxito en los resultados. Este acompañamiento siempre es consensuado y aceptado por la persona.
Sólo acceden al tratamiento condenados con sentencia firme por delitos contra la integridad sexual como abuso sexual, pedofilia y violación.
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