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El servicio de Hemoterapia: curar con solidaridad

Susana Figueroa postergó su jubilación en el hospital de Cipolletti para ayudar en la pandemia.

Solidaridad. Ésa fue la materia prima que hizo funcionar el Servicio de Hemoterapia de los centros de salud desde siempre. Y, en épocas de pandemia, su labor debió reconvertirse para colaborar de forma directa en la gran lucha contra el coronavirus. Es que además de sostener el banco de sangre para garantizar el suministro del líquido vital para los pacientes, ahora también se encarga de la recolección del plasma convaleciente, el único tratamiento alternativo que por el momento se aplica a los enfermos de Covid-19. La atención de cada voluntario debe ser protegida como la joya más valiosa para lograr que se sientan cómodos y puedan regresar.

A cargo de este sector se encuentra Susana Figueroa, un emblema del hospital público. Tiene 62 años, es licenciada en Hemoterapia y toda una vida dedicada a la Salud Pública. Tan así, que debería estar jubilada, pero decidió continuar al frente de esta batalla junto a sus compañeros del servicio.

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“En la pandemia decidí continuar y colaborar en lo que más pueda, porque se necesita, somos pocos, y de ésta tenemos que salir todos juntos”, contó a LM Cipolletti. Aseguró que continuará firme hasta que todo se calme, o llegue la ansiada vacuna.

Susana comenzó trabajando en el hospital Castro Rendón de Neuquén, continuó en la Clínica Raña, pasó por ADOS y desde hace 11 años presta servicio en el centro de salud cipoleño; los últimos tres dirigiendo el Servicio de Hemoterapia. Entre sus principales tareas está la de verificar que no falten insumos, organizar las tareas y lo más esencial; coordinar las colectas de sangre extramuros para aportar al abastecimiento del banco local que, al ser un hospital de cabecera, garantiza el suministro desde Catriel a Fernández Oro.

Susana Figueroa Hemoterapia

“Lo que me atrajo del servicio es que se trata de un trabajo esencial y completamente solidario. Hay que lograr garantizar el compromiso de toda una comunidad para poder tener la sangre necesaria para responder a la necesidad de la población. Cada vez que hay una cirugía, un parto, un accidente o cualquier tipo hemorragia, se necesita tener de inmediato la cantidad de hemocomponentes para responder en tiempo y forma, y salvar la vida del paciente”.

Para cumplir con esa misión “es trascendental la solidaridad de la gente, mantener el contacto con los donantes, que son voluntarios. Tenemos que encontrar la mejor manera de captarlos, hacerlos sentir cómodos, quererlos, para que puedan volver”, explicó.

Afirmó que el compromiso en Hemoterapia debe ser continuo y no se puede descuidar, porque el banco tiene que tener siempre la cantidad de sangre necesaria.

“Es un gran trabajo concientizar a la población sobre la importancia de donar. Cualquier persona en algún momento de su vida podrá necesitar, o un familiar o un amigo. Si en ese momento no tenemos, hay que salir en su búsqueda, porque lo peor que nos podría pasar es no llegar a tiempo. Era todo un gran esfuerzo en tiempos de normalidad conseguir donantes, y ahora con la pandemia cuesta mucho más, pero confiamos en la gente y no suelen defraudarnos. Ellos siempre están dispuestos”, relató Susana.

Para evitar que los voluntarios ingresen al hospital, por el temor al virus, las campañas se trasladaron al salón del Club de Leones, en Mengelle 995, todos los martes a la mañana. Los requisitos son pocos: tener entre 16 y 65 años de edad (menores con el consentimiento de sus padres), no tener tatuajes, piercings o cirugías grandes en el último año, pesar más de 50 kilos y gozar de buena salud.

Susana Figueroa Hemoterapia

“Al donante se le da un refrigerio y se lo atiende con respeto y amor. Se le hace un control médico de rutina, y una vez aprobado se chequea que no tenga anemia. Luego pasa al sillón de extracción. Cada persona puede donar hasta una unidad de 450 centímetros cúbicos de sangre por vez, suficientes para salvar tres vidas. Luego el líquido se transporta en frío al hospital donde empieza el proceso de separación de hemocomponentes: glóbulos rojos, plaquetas y plasma. Se les realiza la serología para detectar enfermedades transmisibles y las pruebas para confirmar que sea transfundible. Una vez que está todo bien se la deja en la heladera separada por grupos, listas para su uso”, detalló.

Las colectas más exitosas pueden llegar a convocar en Cipolletti alrededor de 30 voluntarios, pero la demanda siempre corre de cerca ya que por mes se necesitan entre 80 y 100 unidades transfundibles entre los tres hemocomponentes, aunque las más requeridas suelen ser los glóbulos rojos.

“Ahora la situación se nos complicó y complejizó porque además de buscar sangre nos dedicamos a la captación de donantes de plasma convaleciente para los tratamientos alternativos para pacientes con COVID-19. Por suerte hace tres meses que el Ministerio de Salud nos habilitó a recepcionar plasma junto con los hospitales de Bariloche, Roca y Viedma. Nosotros contamos con un protocolo de trabajo y una estrategia de captación de voluntarios en la que la prensa juega un rol fundamental, porque informan sobre el proceso, derriban mitos y rompen con el miedo. De igual forma, a pesar que la gente se va concientizando cada vez más, siguen faltando donantes, son muchos los pacientes que hoy lo necesitan”, relató la licenciada.

De los 8784 recuperados al 30 de septiembre, donaron plasma unos 200.

Susana Figueroa Hemoterapia

Figueroa informó que el tratamiento con plasma convaleciente no es algo nuevo, sino que ya se implementó de forma exitosa en otras epidemias, como la de fiebre hemorrágica o la fiebre amarilla, consiguiendo que un 90 por ciento de los pacientes logren superar la enfermedad.

“En mi experiencia en Cipolletti pude ver varios pacientes que recibieron plasma que se fueron muy bien, y a otros que les costó un poco más, pero salieron. Las respuestas científicas llegarán con el tiempo, y se podrá demostrar su eficiencia, por eso todas las muestras quedan resguardadas. Además, no es lo único, porque los pacientes reciben sus tratamientos respectivos con medicamentos y corticoides, pero hasta que esté la vacuna, el plasma es nuestra única esperanza para ayudar”, reconoció Susana.

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