Dos escuelas que se hicieron amigas a través de las cartas
Chicos de Cinco Saltos se escriben con alumnos de Catamarca.
Por Guadalupe Maqueda - [email protected]
La imagen de un grupo de maestras cruzando a pie la crecida de un río en Tinogasta (Catamarca) para dar clases en una escuela rural que enseña entre montañas, fue el inicio de una gran amistad con docentes y alumnos del Alto Valle.
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Conmovida por el largo viaje que emprendían para educar a chicos de la Escuela 258, de Banda del Lucero, Analía Sepúlveda, más conocida como seño Lali, de Cinco Saltos, buscó, investigó y, al cabo de un tiempo, logró ubicar a Norma Suaso, una de las valientes maestras catamarqueñas que cruzaban descalzas el río Abaucán.
Entonces se pusieron de acuerdo para establecer un lazo de amistad entre escuelas, que involucre a sus alumnos y los haga participar mediante el intercambio de correspondencia. Sepúlveda comenzó a transitar esta experiencia como docente de nivel primario en Fernández Oro; y este año replicó la iniciativa en la Escuela 291, de Cinco Saltos, con 40 alumnos de sexto grado.
"Cuando los chicos crezcan y hagan una remembranza de su paso por la primaria, me gustaría que les queden actividades significativas que les llenen el alma de emoción. Y esto que estamos haciendo creo que les va a dejar una huella en el corazón", expresó la seño Lali.
En diálogo con LM Cipolletti, precisó que este año intercambiaron cartas, en dos oportunidades, en las cuales sus alumnos contaron cosas de su vida cotidiana: su familia, el barrio, la ciudad donde viven, la escuela, qué les gusta o les interesa, qué los divierte.
También hubo cartas colectivas entre docentes, en las que hicieron conocer parte de la cultura del lugar donde viven, su realidad educativa y el paisaje que caracteriza a la zona, como los canales de riego y las chacras en producción.
Hubo que enseñarles a los chicos a manejar la ansiedad porque las cartas que enviaban a la Escuela 258 podían tardar dos meses en llegar. Primero, pasan por San Fernando del Valle de Catamarca, y de ahí van a Tinogasta, luego a la casa donde vive la maestra Suaso. Ella, en una mochila, emprendía una larga travesía para llegar hasta esa institución. En una oportunidad, a la maestra catamarqueña se le abrió la mochila, y el río se llevó la mitad de las cartas.
La mayoría nunca había escrito una carta, mucho menos conocía el placer de recibir una a su nombre, de modo que fue una experiencia muy movilizante para todos. "Es un sentimiento que no se puede explicar, cuando llega el momento de abrir la carta y comparten lo que dice, mientras están sentados en un espacio áulico que preparamos, se dispersan y abren sus sobres con mucha sorpresa", describió la seño Lali.
Antes del cierre del año habrá otro intercambio, en el que los chicos de Cinco Saltos incluirán estampillas para recibir las respuestas durante el verano. La idea es que puedan continuar con este proyecto el año próximo.
Son 40 alumnos de la Escuela 291, que se cartean con un grupo de 15 chicos de quinto y sexto grado de la Escuela 258, razón por la cual estos alumnos catamarqueños llegan a escribir hasta cuatro cartas, para que ninguno se quede sin recibir correspondencia. "Es algo muy sencillo, pero muy emotivo. Lindo sería también que movilice y contagie a otros, qué mejor que eso", cerró la seño Lali.
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