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Diplomas de egresados para jóvenes y presos

Cáritas cerró los cursos en oficios, que por primera vez se dictaron en la cárcel cipoleña.

Más de 300 jóvenes participaron este año de los cursos de la escuela de oficios en Cipolletti y ayer recibieron sus certificados de finalización de ciclo. Por primera vez los talleres también se dictaron en el penal de la ciudad capacitando a 33 reclusos, buscando que tengan herramientas para conseguir trabajo una vez que recuperen su libertad.

"El evento fue muy lindo y emotivo porque es el broche de todo un año de sacrificios, y principalmente de trabajo", dijo el coordinador de Cáritas, Gustavo Panelo. Explicó que en los cursos, que se dictaron una vez por semana durante todo el año, se enseñaron los conocimientos básicos de construcción en seco 1 y 2, instalación sanitaria, cañerías de distribución, instalación cloacal, electricidad, computación y soldadura por arco eléctrico.

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Con la labor práctica más los conocimientos teóricos se ayuda a los jóvenes para que se puedan desenvolver lo mejor posible en el mundo laboral.

La escuela de oficios de la ciudad comenzó en el 2012 con tres cursos, y este año se dictaron nueve. Más de 300 personas se inscribieron a principio de año y ayer 170 de ellos se recibieron. "Es costoso para la gente venir a capacitarse porque trabajan de lunes a viernes y deben levantarse temprano un sábado, que generalmente es de descanso, y trasladarse hasta el lugar del taller. Es todo un sacrificio", explicó el coordinador. Durante el discurso de bienvenida, Panelo dijo que los cursos de oficio aportan un pesito más a la economía del hogar, y que el reconocimiento no es un regalo de nadie sino que lo consiguieron por el esfuerzo realizado. Añadió que muchos no lo realizaron para luego trabajar de eso, sino para aplicarlos en la construcción y mantenimiento de sus propias casas.
Carlos Recalde tiene 36 años y recibió el diploma de construcción en seco. Trabaja con su hermano en la construcción y el taller le ofreció otra herramienta para incorporar al trabajo. "Al principio me costó hacer el curso porque con mi trabajo no me daban los horarios, y llegaba justo, pero me acomodé", relató. El curso lo realizó en el barrio Labraña y el año próximo desea continuar con la segunda etapa de construcción en seco.

Oportunidad para los presos

Federico Moyano estuvo este año a cargo de los talleres que más alumnos convocó, el de construcción en seco. Además, fue el primero que ingresó al penal de la ciudad para aportar sus conocimientos a 33 presidiarios que cumplen condena allí. "Entrar a dar cursos en la cárcel fue toda una experiencia nueva tanto para mí como para el director. El trato, tanto de los guardias como de los reclusos, fue excelente desde un primer momento", explicó Moyano.

"Cuando tuve que entrar al penal la primera vez sentí miedo, más que nada por todo lo que uno escucha en las noticias. Luego del primer minuto comencé a entrar en confianza y me di cuenta de que allí había muchos conocidos que por circunstancias de la vida tenían que estar ahí", explicó.
Y agregó que fue todo un desafío, y ahora que terminó siente emoción, felicidad y ganas de volver el año próximo.

Este año su taller tuvo gran repercusión y también debió capacitar a más de 150 personas de diferentes sedes en los barrios 10 de Febrero, Labraña, Ferri y en Sagrada Familia.

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