Para las Universidades Nacionales, empieza una carrera contrarreloj
Está por comenzar noviembre, que es el último mes de clases en las Universidades Nacionales. Cuando se vacíen las aulas, será más difícil organizar protestas.
Se vienen tiempos contrarreloj para las Universidades Nacionales. Arranca una nueva semana de reclamos y también el último mes de clases. Noviembre puede ser un momento de inflexión porque, en su tramo final, terminan las cursadas y, con ello, se despoblarán las aulas y se volverá más difícil movilizar y conseguir el respaldo de la sociedad.
En la semana que se inicia, continuarán las expresiones de lucha en las Universidades Nacionales, previéndose más jornadas de visibilización de las demandas por mayor presupuesto y por mejores salarios para docentes y no docentes. En lo inmediato, está por confirmarse un nuevo paro total, de 24 horas, para este miércoles 30, a la vez que se proyecta otra marcha nacional, que podría realizarse el 12 de noviembre. En forma paralela, se irá acercando el cierre del ciclo lectivo actual.
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De acuerdo con su calendario académico, la finalización del segundo cuatrimestre y, con ello, de las clases está programado en la Universidad Nacional del Comahue (UNCo) para el 22 de noviembre. La entrega de nóminas de cursado se efectuará el 29 del mismo mes, en tanto que la primera tanda de mesas de examen se extenderá del 2 al 6 de diciembre y la segunda, del 16 al 20 del último mes del año.
En tanto, en la Universidad Nacional de Río Negro (UNRN) el final del dictado de clases, tanto presenciales como a distancia, está previsto para el 23 de noviembre y el cierre de actas de cursado para el período del 19 al 25 de noviembre. El primer turno de exámenes de diciembre se extenderá del día 2 al 7, y el segundo turno del día 16 al 21.
Con un final de los cursados de apenas un día de diferencia, queda claro que en los últimos días de noviembre habrá muy poco movimiento en ambas casas de altos estudios de la región. Docentes y alumnos se prepararán para el primer turno de exámenes de diciembre y, después, la cercanía del segundo turno concentrará la atención, hasta que las fiestas de fin de año absorban todo. En enero de 2025, las vacaciones de verano marcarán el ritmo.
Auditorías versus aumentos de salarios
Simultáneamente, se irá definiendo el destino de las Universidades Nacionales de la Argentina, puesto que en su conjunto registran una menor actividad en el último mes del año. Además, el gobierno del presidente Javier Milei también juega sus cartas. Entre ellas, figura la realización de auditorías a las casas de altos estudios, en torno a lo cual ya se especula con que habría algunas irregularidades en la Universidad de Buenos Aires, como se ha dejado trascender. Cualquier escándalo, le ayudaría al mandatario a seguir negando mejoras de los salarios.
En tanto, otra de sus cartas para avanzar en el ajuste universitario pasa por la definición del proyecto de presupuesto nacional 2025, que ya empezó a discutirse en el Congreso Nacional. Lo estipulado para las Universidades Nacionales resulta extremadamente bajo en comparación con la inflación acumulada durante 2023 y 2024 y se traduce en un porcentaje de participación en el Producto Interno Bruto (PIB) muy reducido.
En procura de sus objetivos, el gobierno de La Libertad Avanza acaba de conseguir el respaldo a la iniciativa de los gobernadores de lo que ha fuera Juntos por el Cambio, lo que se suma al apoyo de senadores y diputados de la oposición dialoguista, casi oficialista. Las negociaciones políticas continúan.
Desfinanciamiento de las Universidades Públicas
Por lo demás, funcionarios de la gestión han dejado en claro que, de ser rechazado el proyecto, no dudarán en prorrogar el presupuesto de 2023, de modo similar a como se ha hecho durante 2024 y que ha derivado en el desfinanciamiento de las Universidades y en un retraso de los salarios de alrededor de 50 por ciento en los docentes y de un 60% en los no docentes.
El impacto de un presupuesto universitario tan acotado puede ser demoledor para las casas de altos estudios que dependen del Estado argentino. Es que lo previsto alcanza los 3.1 billones de pesos, mientras que lo solicitado por el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), que representa a las autoridades académicas del país, llega a los 7.1 billones, o sea, más del doble.
Inversión en baja del Estado argentino
Según un documento de la Asociación Argentina de Presupuesto y Administración Financiera Pública (ASAP), lo que el Estado nacional invertiría en las Universidades en 2025 apenas representaría un aumento real de 0,8% por sobre el estimado con que cerraría el actual año.
Por su parte, el Centro Iberoamericano de Investigación en Ciencia, Tecnología e Innovación (CIICTI) calcula que lo pautado sería un 34,4% inferior a lo que se tuvo en 2023 y por debajo también de 2024 en términos reales.
Por último, de acuerdo con un informe de la ONG Argentinos por la Educación lo dispuesto para toda la educación, con todos sus niveles y programas, alcanzará en 2025 a un 0,88% del PIB, por debajo de lo que se terminaría invirtiendo en 2024 (0,91%) y de lo invertido efectivamente en 2023 (1,48%). Se trataría del peor número desde 2015 y muchos años atrás también. Del total presupuestado para educación, un 66,5% corresponde a las Universidades.
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