Camila, la valletana que se recibió desde el otro lado del mundo
Querer es poder: llegó a tener 5 trabajos para estudiar, cruzó el mundo y hoy, desde Tailandia, rindió y se recibió de traductora en la UNCo.
Literalmente, se encuentra al otro lado del mundo. Una joven del Valle viajó por estudios, recorrió Europa y cuando la pandemia la atrapó entre sus redes, buscó refugio en Tailandia. Y desde allí, a más de 17.000 kilómetros de su Villa Regina natal, de las chacras y las labores en la fruticultura que dieron sostén a su familia, hoy rindió su tesis final a través de una videollamada y se recibió de Traductora Pública de Inglés en la Facultad de Lenguas de la UNCo.
Claramente, las distancias ya no son "las de antes", las posibilidades son otras y la realidad deja en evidencia, una vez más, que cuando hay ganas, esfuerzo y voluntad, no hay pandemia que ponga frenos. Los logros, esos que se buscan y se merecen, llegan.
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Camila Belén Lagos (28) llegó a tener 5 trabajos para "ahorrar" para sus estudios y luego, en el extranjero, no dudó en convertirse en niñera, y realizar también tareas de limpieza y recepción en un hostel para poder salir adelante.
Emprendió viaje allá por agosto del 2019 rumbo a España, tras alcanzar una beca parcial de la Universidad Nacional del Comahue (UNCo) que le abrió las puertas al mundo. Un buen día se despidió de su familia, en Villa Regina, con la promesa de regresar algunos meses después. Sin embargo, nunca se le cruzó por la cabeza la enorme "aventura" que vivió a lo largo del último año.
Casi 16 meses de lejanía, de extrañar a su familia, sus seres queridos y también a “¡los alfajores!”.
Fue a la Universidad Autónoma de Madrid para especializarse en traducción e Interpretación, edición profesional y revisión y corrección, tras obtener una beca de Movilidad Internacional. Estudiaba en la Facultad de Lenguas, en Roca.
La idea era clara: estudiar, viajar y recorrer Europa por unos meses, y tener un 2020 calmo en familia en el corazón del Alto Valle. Sin embargo, en el medio, el coronavirus 'metió la cola' y sus planes -y los de todo el mundo- entraron en un torbellino de incertidumbre.
Finalizó sus estudios en Madrid, decidió recorrer Europa para conocer otros países y llegó a la India. Allí la COVID dijo "basta" en el planeta y, ante el inminente cierre total de fronteras, decidió buscar refugio en Tailandia. Fueron meses y meses de tejer nuevas historias, donde tuvo que trabajar para subsistir y planear el mejor cierre para su carrera.
En el medio de toda esa odisea... logró finalizar su tesis y hoy defendió su trabajo final.
"Todavía no lo puedo creer, ya soy Traductora Pública de Inglés, mi sueño era matricularme y poder hacer mi carrera profesional", contó desde Tailandia.
"Me llevó un montón... pero desde que salí del secundario me di cuenta de que el inglés y la traducción me encantaban, aunque ingresé con la desventaja enorme de no haber estudiado inglés nunca".
Si bien fue un año difícil, contó la joven, "estoy agradecida de todas las oportunidades que tuve".
Camila se independizó desde muy jovencita, logró costearse su estudio y tras obtener la beca parcial para estudiar en Europa, se arremangó para poder cumplir sus sueños. "Tuve 5 trabajos para poder ahorrar lo más que pudiera. Daba clases entre Chichinales, Regina y Roca, en institutos y escuelas, también fui tutora, ayudante de cátedra... hice todo lo que pude para ahorrar y poder viajar. Mientras hacía la tesis".
Si bien la beca era por seis meses, luego aprovechó a viajar. "Fui a la casa de una familia, donde ellos me daban alojamiento y comida, yo estudiaba por la tarde y trabajaba como su niñera por la mañana", explicó. "Sino era imposible...", agregó, y también se las rebuscó para dar clases particulares de inglés en Madrid.
A principios de marzo de este año "se desató lo más fuerte de la pandemia cuando estaba en Nueva Delhi, y entonces decidí irme a Tailandia donde tienen un refugio consular argentino".
"En Tailandia empecé a trabajar en un hostel, me daban comida y alojamiento y trabajaba en limpieza y recepción, todo lo podía hacer como forma de voluntariado o intercambio, hay unas plataformas especiales... y siempre logré salir adelante".
Desde lejos, la familia de Camila seguía sus pasos, pero las fronteras estaban cerradas y "era imposible volver". La voz a un lado y otro de la línea, los whatsapp y los audios llevaban calma y cercanía a un lado y otro del mundo.
"Los costos de los vuelos eran excesivamente caros, acá tenía techo y comida y elegí quedarme para no quedar varada. Entonces puse todo mi esfuerzo en el estudio, porque quería recibirme. Hoy rendí la tesis y todavía no puedo creer! Quería volver, empezar los trámites para recibirme, matricularme y empezar mi carrera profesional, pero las cosas se dieron así".
Un mundo diferente
"Siempre me manejé en mi zona de confort con el inglés... pero acá tuve que comenzar a aprender tailandés. Aprendí lo básico, es superdifícil, tienen un alfabeto distinto, único. Estuve en Phucket, una isla donde viven bajo costumbres musulmanas y ahora estoy en el norte del país, en Phitsanulok, donde la religión mayoritaria es la budista".
"Todo es muy diferente, pero por suerte siempre estuve en lugares donde logro complementarme y me fui adaptando", contó la joven reginense.
Ahora trabaja en una escuela donde cuenta con todos los beneficios y "un buen sueldo que me permite vivir en un lugar con todas las comodidades, comer, viajar y ahorrar".
"Siempre sueño, y es mi deseo, volver a Argentina, sé que es difícil ahora por la pandemia y la situación económica, pero las cosas van a mejorar", destacó esperanzada y feliz.
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