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Alarma por estudio que revela que están desapareciendo las abejas

Científicos de la UNCo advirtieron que la cantidad de abejas silvestres se redujo un 25 por ciento.

Una investigación científica realizada por docentes de la UNCo pertenecientes al Conicet, advierte que un cuarto de las especies de abejas silvestres no han sido vistas desde hace tres décadas. Esta situación alarma a científicos de todo el mundo por el gran trabajo de equilibrio en los ecosistemas que tienen estos insectos.

Según informaron los científicos Eduardo Zattara y Marcelo Aizen, se detectó recientemente una reducción alarmante en la diversidad de especies de abejas silvestres en el mundo. A trabés de su estudio publicado en revistas científicas que tuvieron repercusión mundial, existe un 25 % menos de especies reportadas entre 2006 y 2015, en comparación con los registros que tenemos antes de 1990.

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Esta reducción en la variedad de abejas se identificó con los datos registrados en el Centro de Información sobre Biodiversidad Global, una plataforma pública donde investigadores y ciudadanos pueden registrar avistamientos de especies de estos insectos, vitales para la polinización.

Según detallaron en un artículo publicado por el Conicet, existen más de 20 mil especies de abejas silvestres que brindan servicios de polinización esenciales para la reproducción de cientos de miles de especies de plantas, y que también son fundamentales para la productividad de alrededor del 85 por ciento de los cultivos.

Estos polinizadores se encuentran en estrecha sintonía con su entorno y su sobrevivencia depende de la adecuada disponibilidad de plantas con flor, así como de sitios de anidamiento apropiados. Todo esto sugiere que su conservación puede verse afectada por procesos como la transformación de hábitats naturales en tierras de cultivo o en zonas urbanizadas. En este sentido, diversos trabajos científicos a escala local o regional, sobre todo en Europa y los Estados Unidos, han mostrado que existe una declinación en la abundancia y en la diversidad de distintos grupos de abejas.

“Lo que encontramos es que a pese de que el número de registros anuales de abejas viene en aumento desde mediados del siglo XX, el promedio de especies decrece a partir de los años ´90, tal como se esperaría si las poblaciones de este clado de insectos estuvieran en declive”, afirma Eduardo Zattara, primer autor del trabajo.

“La declinación que detectamos en la biodiversidad de abejas a partir de los años ’90 parece coincidir con el hecho de que es un momento en el que se generaliza un modelo global económico y productivo, que lleva, entre otras cosas, a la homogenización de las prácticas agrícolas en todo el mundo, así como a un crecimiento del comercio internacional. Esta situación implica tres grandes fenómenos que impactan negativamente sobre la biodiversidad de los insectos: 1) remplazo de áreas naturales o paisajes heterogéneos por zonas agrícolas de cultivo intensivo -con un profuso uso de agroquímico- , que afectan profundamente las posibilidades de supervivencias de las especies silvestres; 2) la introducción intencional y no intencional de especies exóticas invasoras, a través del comercio internacional, que avanzan en perjuicio de la flora y la fauna nativa, con consecuencias negativas incluso en aquellas áreas que se pretende mantener preservadas; y 3) el cambio climático global que, al alterar la estacionalidad, afecta la sintonía que tienen las poblaciones naturales de insectos con la plantas. Por ejemplo, si los cerezos florecen antes de que haya suficiente disponibilidad de polinizadores para abastecerlos, por un lado, cae la producción del cultivo frutal, pero, además, cuando las abejas salen de su hibernación se encuentran con menores recursos para sobrevivir”, explica Aizen.

Abejas, insectos clave para tener buenas peras y manzanas

abejas polinización

Cada primavera llegan al Alto Valle alrededor de 60 mil abejas para brindar su aporte a la fruticultura. A través de la polinización, estos insectos son esenciales para obtener una fruta de calidad, sana y con buen tamaño. Los insectos autóctonos no dan abasto y se deben importar ejemplares de otras zonas.

A fines del invierno llegan a la región los camiones provenientes de la Pampa Húmeda, que trasladan cámaras de cría de abejas para brindar el servicio de polinización en los montes frutales de peras, manzanas y fruta de carozo. Desde el INTA Alto Valle indicaron que con la sola llegada no alcanza, y hay que prestar atención al manejo de estas colonias.

En cada colmena conviven abejas obreras, una reina y zánganos. La cantidad de individuos depende de la época del año: en temporada estival hay aproximadamente 60 mil abejas, mientras que en invierno la población baja la mitad.

Las abejas buscan semillas de un fruto que son las encargadas de proveer las hormonas de regulación (auxinas y giberelinas). Gracias a la presencia suficiente de estas hormonas se logra obtener mejor tamaño y forma del fruto, evita la caída y genera una fruta más sana, con nutrientes.

Para realizar una buena polinización se necesita una reina vigorosa, con muy buena capacidad de postura. Debe presentar buenas condiciones sanitarias, sin parásitos ni enfermedades, contar con 5 cuadros cubiertos de cría (al menos 2 de cría abierta) y 7 u 8 cuadros con abejas, lo que asegura unas 30.000 a 35.000 abejas.

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