Un cipoleño logró suprimir de su nombre el apellido paterno

Un fallo pocas veces visto se dio en el fuero de Familia de Cipolletti. Es que un hombre de esa ciudad logró “suprimir” su apellido paterno, luego de demostrar que el mismo le trae “connotaciones negativas” en su vida familiar y profesional.

Según explicaron desde la Justicia, el hombre que hizo el pedido jamás tuvo contacto con su progenitor en sus tres décadas de vida, pese a que fue reconocido por él a sus 15 años. Fue así que durante gran parte de su juventud usó el apellido materno.

Con este contexto, el año pasado hizo una presentación ante el fuero de Familia de Cipolletti para quitarse definitivamente el apellido de su padre.

Como argumento de esta decisión, el hombre sostuvo que el usar el apellido paterno le genera “connotaciones negativas y le provoca angustia”. “Afirmó que la identidad afecta su personalidad y se extiende al ámbito profesional. Contó, además, que su problemática se agravó con el nacimiento de su hijo ya que, por el orden en que figuran en su documento y partida de nacimiento, su bebé no pudo llevar el apellido materno con el que se identifica”, reza el fallo difundido.

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A partir de esto fue que se autorizó la supresión del apellido paterno, y se “indicó que el nombre, como institución compleja, está íntimamente vinculado con el derecho a la identidad de la persona humana y debe ser valorado desde una perspectiva integral y dinámica, que contemple los intereses sociales teniendo en cuenta su permanente evolución”.

Según argumentó el hombre, usar su apellido paterno le genera “connotaciones negativas y le provoca angustia”, al tiempo que también afecta su vida familiar y profesional.

Asimismo, la sentencia luego agregó que “el principio de la inmutabilidad en materia de nombre tiene por finalidad principal proteger una serie de intereses sociales. En el caso concreto esos intereses sociales no están comprometidos y por ello debe primar el interés individual, asociado al principio de libertad, al derecho a la identidad y a la integridad moral y espiritual de la persona sujeto del derecho”.

“En el caso analizado, frente a un hecho de violencia psicológica consumado a partir el abandono y el desinterés obligar a la persona a conservar el apellido del autor de dicho hecho sin que se observe en el caso un interés público manifiesto implica una nueva victimización institucionalizada que no puede ser aceptada por el Derecho”, cerró el fallo del fuero de Familia de Cipolletti.