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Se ofreció a limpiar patios a cambio de comida y los vecinos se solidarizaron

Varios transeúntes le tomaron fotografías al aviso anónimo en el que solo aparece un número telefónico de contacto. Las imágenes se viralizaron en cuestión de minutos en las redes sociales.

Una pizarra que apareció en una transitada esquina de San Antonio Oeste conmovió a muchos vecinos, quienes decidieron organizar una campaña solidaria para aportar su granito de arena y brindar ayuda.

Sucede que el cartel instalado en Belgrano y Alemandri, donde funciona un semáforo, anuncia el ofrecimiento para limpiar patios, y aclara que a cambio se reciben alimentos.

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La proposición laboral y fundamentalmente la retribución que se acepta impactó como reflejo de lo que está padeciendo un sector de la población a raíz de las restricciones por la pandemia de Covid-19 (coronavirus).

Varios transeúntes le tomaran fotografías al aviso anónimo en el que solo aparece un número telefónico de contacto. En cuestión de minutos, las imágenes se viralizaron en las redes sociales.

Ese fue el puntapié para que se iniciaran distintas campañas solidarias para encontrarle empleo al vecino que colocó el aviso, pero también armaron una rifa con premios donados que se fueron multiplicando con el correr de las horas. Hay tortas, cortes de pelo, empanadas y otras cosas para una decena de ganadores.

El autor del mensaje que movilizó la maquinaria solidaria es Ariel, un joven de 25 años que se dedica a brindar espectáculos de malabares “a la gorra”, es decir por aportes voluntarios de los espectadores. Sin embargo, las autoridades no le permiten realizar actuaciones dado que le exigen una autorización que no logró obtener, y no tiene otro recurso para subsistir. Por eso optó para efectuar el pedido público.

“La policía dice que lo mío no es un trabajo y me avisaron que me pueden meter preso”, contó el muchacho, que vive con su pareja en una casilla que se armó en un asentamiento de la localidad.

Sostuvo que “malabareando juntaba para pagar el alquiler y la comida”, y que ahora con su novia suelen pasar días en los que solo tienen para tomar té con un pedazo de pan.

Su historia es como la de muchos que buscan un lugar en el mundo. Nació en Viedma, vivió un tiempo en La Plata y hace poco más de un año llegó a San Antonio para trabajar en temporada. Le gustó el lugar y decidió quedarse. Tenía pensado seguir con su arte y terminar el colegio secundario, pero la pandemia le alteró todos los planes.

Ariel también se sorprendió por la trascendencia que tomó su propuesta laboral. “No quiero nada regalado, quiero ganarme lo mío”, resaltó, y aclaró que prefiere que le paguen con alimentos para que no se malinterprete que quiere dinero para comprar alcohol o drogas.

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