Justicieros vs Petones, la sangrienta historia de las pandillas enemigas suma otro capítulo
Hace poco más de una década la violencia se había apoderado de un sector del Anai Mapu. Un incidente a balazos dejó un joven asesinado y varios heridos. Un prófugo fue recapturado recientemente.
Un condenado a 11 años de prisión por haber participado en el crimen de un joven ocurrido hace poco más de una década en el barrio Anai Mapu y que estaba prófugo desde 2017, fue recapturado en los últimos días en la localidad de Ingeniero Jacobacci, en la Línea Sur rionegrina.
La detención se produjo cuando efectivos de la Comisaría 14 intervinieron en un incidente registrado en la vía pública y al controlar su identificación detectaron que había brindado datos falsos, por lo que fue demorado para constatar su filiación.
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Así se determinó que se trata de Sebastián Alejandro Díaz Lonconao, alias El Moli, quien fue trasladado al Alto Valle y se encuentra alojado en el Establecimiento Penal 5 de Cipolletti.
El hombre junto a otro cómplice había sido hallado culpable y sentenciado por el homicidio de Brian Villegas, en un hecho sangriento de extrema violencia en el que también hubo varios heridos a balazos.
El otro involucrado fue Jorge Ramón Vera, conocido como El Pingo, quien reconoció haber sido el autor del disparo fatal y recibió 12 años de prisión.
Ataque con un rifle y una escopeta
El violento incidente ocurrido el 27 de febrero de 2014 y, según determinó la investigación, fue como consecuencia de un fuerte enemistad que mantenían dos pandillas de jóvenes denominados Los Justicieros y Los Petones, y que sembraban en terror entre los vecinos de la popular barriada.
Esa madrugada Díaz Lonconao y Vera, junto a su hijo Cristian Nahuel Vera y otras personas que no habían sido identificadas y que formaban parte de Los Justicieros, atacaron a tiros una casa ubicada en la calle 17 de Julio casi Pastor Bowdler, donde supuestamente residían miembros de Los Petones.
En ese momento Díaz Lonconao, quien le había aportado un rifle calibre 22 al Pingo Vera, le dijo que desde una camioneta Renault Express color blanco les habían disparado, por lo que al advertir el rodado que se alejaba Vera gatilló dos veces. Los proyectiles atravesaron los vidrios traseros del utilitario y uno de ellos impactó en la cabeza de Braian Villegas, quien llevaba el volante e iba acompañado por su papá.
La acusación destacó que Díaz Lonconao no solo apoyó materialmente a Vera con la entrega del arma, sino que también fue “incentivado psicológicamente” por él para disparar.
Pero la furia no cesó tras el homicidio de Villegas, porque inmediatamente después atacaron una vivienda de la calle 17 de Julio al 1500.
Díaz Lonconao llevaba el rifle que le había entregado antes a Vera, quien portando ahora una escopeta disparó contra un joven que estaba afuera de la casa, provocándole heridas leves por el impacto de perdigones en la cara y el cuello.
Sin embargo no fue todo, porque también Vera le disparó a otro muchacho que también sufrió lesiones en el cuello.
Tres condenados
La causa llegó a juicio con los tres integrantes de Los Justicieros reconocidos como imputados por el homicidio de Villegas: El Moli Díaz Lonconao, Pingo Vera y su hijo Cristian Nahuel. Los otros participantes del incidente no fueron identificados, por lo que vienen evitando el escrutinio judicial.
La sentencia se conoció en mayo de 2016 y fue dictada por la entonces la Cámara Segunda en lo Criminal de Cipolletti.
Al joven Vera le dieron una condena menor. Fue absuelto por el cargo de homicidio y recibió como castigo un año y seis meses de prisión en suspenso por el delito de portación de arma de fuego, por lo que recuperó su libertad.
Su padre Juan Ramón terminó reconociendo su culpa tanto en el asesinato de Villegas como en la balacera posterior que dejó heridos, y recibió 12 años de cárcel.
Mientras que Díaz Lonconao fue condenado a 11 años de prisión al ser considerado como “partícipe necesario” de homicidio agravado y por portación de arma de fuego sin la debida autorización.
No fue preso inmediatamente. Quedó en libertad con el cumplimiento de medidas de conducta, como fijar domicilio y ausentarse sin previo aviso y presentarse todas las semanas ante el tribunal. Le advirtieron que de incumplir algunas de las pautas le darían prisión preventiva.
Su defensa apeló el castigo en instancias provinciales hasta que fue ratificado por Superior Tribunal de Justicia. En 2017 la Justicia perdió su rastro, hasta que semanas atrás fue detenido por policías de Ingeniero Jacobacci.
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