Asaltaron el gimnasio de una legisladora y apuntaron a la cabeza de una clienta
Tres delincuentes se apoderaron de unos $200 mil y celulares de un establecimiento de Viedma. Uno de ellos encañonó riesgosamente a una mujer. Intensa búsqueda.
Un grave hecho de inseguridad ocurrió en un conocido gimnasio de Viedma, donde ingresaron a robar tres asaltantes y uno de ellos le puso una pistola en la cabeza a una de las clientas que se encontraba entrenando en ese momento.
El atraco se registró este último lunes minutos después de las 20, en Tutor, el establecimiento ubicado en Dorrego 464, en pleno centro de la capital provincial, y vecino a una iglesia evangélica de gran concurrencia. Una de sus propietarias es Roberta Scavo, periodista de profesión, ex concejal y actual legisladora provincial.
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Los asaltantes irrumpieron sorpresivamente y a los gritos. Dos de ellos llevaban sus rostros cubiertos con pasamontañas y el tercero andaba a cara descubierta.
"Pensamos que era un chiste"
"Acá entra y sale gente todo el tiempo, y por la velocidad que tenían (los ladrones) pensamos que era un chiste", expresó Scavo en una nota publicada en noticiasnet.com.ar, luego de presentar la denuncia en la Comisaría 1ra.
La escena fue muy violenta y de hondo dramatismo, por lo que provocó una gran conmoción. Uno de los ladrones pasó del otro lado del mostrador de la recepción para reclamar airadamente la entrega de dinero, por lo tanto la propietaria y la encargada del ingreso decidieron entregar unos 100.000 pesos de la recaudación, y otro monto similar que guardaban en un sobre, producto del pago de un alquiler. También les entregaron dos teléfonos celulares.
En medio del atraco, uno de los malvivientes le puso una pistola en la cabeza a una clienta, obligando a las otras cuatro que se encontraban en la recepción a tirarse al suelo.
Escaparon en un auto
Con el botín en su poder, el trío de delincuentes escapó por la calle Dorrego y subieron a un vehículo de color gris que los estaba esperando, por lo que habría al menos un cómplice más. Se presume que el auto era un Renault, posiblemente de los modelos Fluence o Logan.
Scavo mencionó que ni bien tomaron conocimiento de la escapada de los delincuentes, llamaron al Comando de Emergencias 911, cuyos operadores enviaron a ese edificio un patrullero policial.
Posteriormente, concurrieron integrantes del Gabinete de Criminalística, quienes se abocaron a realizar los peritajes de rigor, como la toma de huella dactirales halladas en la escena. Trascendió que habrían recogidos algunas importantes de un acrílico de separación que la firma mantiene desde la época de la pandemia de coronavirus, como parte de las medidas para minimizar los riesgos de contagios.
En tanto que, como es habitual en este tipo de hechos, se buscaban imágenes de cámaras de seguridad, tanto públicas como privadas, con el objetivo de seguirle el rastro de los ladrones. Entre otros indicios contaban con los testimonios de los propios damnificados. El dato del auto también era relevante
Mientras que para evitar inconvenientes, dada la gran cantidad de gente que concurre a los distintos sectores del gimnasio, y con el propósito de facilitar las tareas al equipo policial especializado, se decidió desalojar el establecimiento por una puerta lateral.
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