Monumento "Padre José María Brentana" del escultor Atilio Morosín
En la Plazoleta ubicada en la calle Brentana y Alem se erige el Monumento que lleva su nombre, de casi cuatro metros y medio de altura, obra magnífica del escultor Morosín.
La obra evangelizadora y pastoral que realizó el Padre Brentana nunca desaparecerá. Hablar del religioso es remontarnos al siglo XX cuando se instaló en el Valle del Río Negro y Neuquén para llevar a cabo su colosal tarea evangelizadora. Recordemos que había nacido en Chiari, Lombardía, Italia en 1870. Luego de unos años en el seminario diocesano de Brescia pidió entrar al noviciado salesiano. Un año más tarde, en 1889, partió como misionero a América.
En Bahía Blanca formó parte de la comunidad que fundó la obra salesiana. Allí se destacó, entre otras cosas, por el oratorio y por sus famosas funciones de títeres. El 11 de febrero de 1895 fue ordenado sacerdote en Carmen de Patagones por monseñor Juan Cagliero.
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Entre 1912 y 1940 fue cura universal del Alto Valle del Río Negro y de Neuquén y logró hacerse querer por toda la gente de esa zona. Su vida íntegramente sacerdotal hizo que volcara sobre su acción pastoral las bendiciones de Dios y de los hombres. Allen, Fernández Oro, Ingeniero Huergo, Cipolletti, Cinco Saltos, Neuquén, Cordero Plaza Huincul, Zapala, Picún Leufú, fueron localidades que se vieron beneficiadas por la prodigalidad del Padre José María.
El Padre José era respetado y venerado por todos los pobladores del Río Negro y Neuquén. Pero el culto de los ferroviarios fue muy ferviente y avanzado. Los rieles fueron puestos a disposición del descarrilado cura universal del Alto Valle. El inquieto Padre no aguardaba nunca; terminaba su ministerio en algún lugar y se marchaba por cualquier atajo. Orillaba las vías caminando sobre los terraplenes; su andar apresurado ondulaba según los altibajos de los durmientes, renqueando con un desequilibrio típico. Cuando avizoraba a lo lejos la locomotora, daba un brinco, la locomotora llegaba hasta los pies del cura. Tascaba los frenos, chirriaba y se detenía piafando. Todos sus datos biográficos los escribió Pascual R. Paesa en su obra “El santo desorden del padre José María, Cura Universal del Alto Valle de Río Negro y Neuquén.
Su cuerpo era chiquito, su tez blanca, y era casi calvo, los pocos cabellos que tenía eran blancos y parecía muy viejito, pero era fuerte y firme.
Cuando caminaba era casi veloz, se deslizaba como un viento por todos los lados.
Su presencia era requerida en el pueblo, en las chacras, en la campaña, de día y de noche, él no tenía horario para nada y no sentía cansancio jamás. Disponía de un sulky chiquito, con un caballito zainito.
En otro aspecto de la vida fue el padre José María un gran señor: en la cultura. Para su ilustración no había economías. Su cuerpo grácil y delicado casi no le exigía alimento. Pero a su espíritu lo devoraba una insaciable avidez de saber.
Leía incansablemente. Las noches no tenían ni oscuridad ni crepúsculo para su inteligencia siempre despierta. Sus conocimientos humanísticos eran profundos. Disertaba sabrosamente sobre los clásicos latinos; su poeta preferido era Horacio. Era un sacerdote ilustrado. En las estanterías de su biblioteca figuraban todos los autores de renombre. En literatura prefería Horacio, Virgilio, Cicerón, San Jerónimo, San Agustín, Dante, Cervantes, entre otros.
Entre tantas tareas le cupo la de llevar adelante el emplazamiento de las capillas de distintas localidades. El Padre José María fue santo. Todos sus fieles lo afirman, falleció en Cipolletti el 21 de marzo de 1944. Fue sepultado en Viedma hasta que la comunidad cipoleña logró su traslado a la ciudad.
El Monumento para recordar su vida y obra pertenece a Atilio Morosín quién plasmó en ella su sentir más profundo. Atilio había nacido en Avellaneda el 12 de Julio de 1929, y murió el 12 de Julio de 2001. Realizó la escuela primaria en Cipolletti y de escultura y dibujo en la escuela privada “Zier” de Buenos Aires donde obtuvo el título de profesor en el año 1946.Fue un alumno aventajado del conocido escultor don Luis Perlotti con quién trabajó en 1965.
En Buenos Aires asistió también a la Academia Nacional de Bellas Artes, donde profesores como Horacio Juárez, Juan Leone, lo fueron formando en su vocación. Inquieto, llega a Tucumán, donde colabora con el escultor Juan Carlos Iramain en la construcción del Cristo “El Penitente”, una obra de 20 metros. Monumento de altura, cuyo destino era el pueblo de La Caldera en Salta, esto ocurría en el año 1954; de ahí regresa a Buenos Aires y trabaja con el escultor Juan Grillo. Recibió numerosos premios y en el valle realizó muchas obras: bustos y monumentos en arcilla, alabastro, madera, entre tantos otros materiales.
Cuando fue soldado de las Fuerzas Armadas realizó la primera escultura del busto del General San Martín en el Ministerio de Guerra en Buenos Aires; en 1952 el “Monumento a la Madre” en Lanús; el monumento al Inmigrante en Cipolletti e inauguró en 1959 la figura de Hipólito Irigoyen en San Salvador de Jujuy. La estatua del doctor Salvador Mazza en San Pedro de Jujuy.
En Cinco Saltos una imagen del general San Martín, ya mayor, de pie; ídem en Cutral Có. El Monumento a Ceferino Namuncurá en el Balneario El Cóndor, en Viedma.; busto de Alfonsina Storni en San Antonio Oeste de Río negro; el de Regina Paccini de Alvear en la casa del Teatro en Capital Federal. Bustos del general Roca en distintas localidades. Monumento a la Madre en la capital neuquina, a Italia en la misma capital; Estatua “Ecce Homo” en cementerio de Cipolletti; monumento a los inmigrantes y de Arturo Illía en Cipolletti, entre tantas otras obras del escultor.
Comenzó sus actividades docentes en 1958 en el Colegio Secundario “Manuel Belgrano” de Cipolletti, en la Provincia de Río Negro. Fue Director – fundador de la Escuela de Cerámica de Zapala, además profesor de dibujo, modelado, cerámica y alfarería. Director – fundador del Instituto de Artes e Industrias Cerámicas, que formó talleres libres de Cerámica en Cipolletti, Cutral Có, Cinco Saltos y se hizo cargo del que existía en General Roca.
Fue profesor de modelado en la Escuela Provincial de Bellas Artes de Neuquén. Asistente de docencia en el Centro de Capacitación de la Universidad Nacional del Comahue. Profesor Adjunto Segundo de la Facultad de Ciencias de la Educación , en las materias “Conducción del Aprendizaje” y “Actividad del Taller de Arte”. Profesor de “Actividad Artística” en el Colegio Secundario Nº 5 de Cipolletti (Río Negro). Director – fundador de la Escuela de Escultura y Ornamentación, que funcionó en Neuquén . Director del Departamento de Ornamentación de la Universidad Nacional del Comahue hasta 1991, año en que se jubiló.
El Municipio cipoleño le colocó su nombre a una plazoleta. En 1970 se había casado con Amalia López y tuvieron a Julio Ernesto, casado con Mabel Huaiquipan y le dieron una nieta, Catalina.
Numerosas distinciones recibió, detallamos algunas: en 1951 Ministerio de Ejército. Colegio Nacional 6 “Manuel Belgrano”. Escuela 49, Lanús.
Becas. Dirección Nacional de Cultura del Ministerio de Educación de la Nación.
Expuso sus obras en numerosos salones La Plata, Buenos Aires, Mar del Plata. Salón Sanmartiniano. Luján, Rosario, Tandil, Tucumán, Jujuy, Río negro.
Numerosas exposiciones individuales. Realizó también exposiciones individuales en distintas provincias argentinas. Su nombre figura en Diccionarios de Artistas Plásticos importantes del país.
Realizó numerosos viajes de estudio a distintas localidades del país.
Perteneció a distintas instituciones como el Rotary Club de Cinco Saltos, Zapala y Cipolletti. En 1981 fue nombrado miembro de la Junta de Estudios Históricos del Neuquén en Cipolletti.
Numerosas obras en Neuquén y Cipolletti que fueron realzadas por don Atilio. Monumento a la Madre en Neuquén.
Monumento a los inmigrantes en Cipolletti, para nombrar algunos trabajos. Imposible detallar en esta página sus trabajos debido a la amplitud de su Currículo y su prolífica vida artística.
Hoy realizamos un homenaje doble, a la obra evangelizadora del Padre Brentana sin límites y al escultor Morosin por su prolífica labor en estas tierras que supieron inmortalizar la vida y obra de todos los personajes que construyeron nuestra historia.
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