Los valientes que lucharon contra el viento y el fuego
Más de 40 bomberos trabajaron 17 horas durante el temporal.
GUADALUPE MAQUEDA
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Cuando el vendaval se manifestó con toda su furia en esta ciudad, 42 bomberos voluntarios, casi la totalidad del cuerpo, acudieron al llamado. Dejaron lo que estaban haciendo, aunque no están obligados, y se presentaron en el cuartel. Sabían que tenían por delante una dura jornada, pero la magnitud del evento superó sus expectativas.
Una cosa fue imaginarlo, pero otra fue vivirlo muy cerca de las llamas, del humo que teñía el ambiente, la tierra en suspensión, la falta de agua y las implacables ráfagas que propagaban los focos de incendio con mucha rapidez.
Comenzaron a trabajar a las ocho de la mañana del martes y recién terminaron alrededor de la 1 de la madrugada del miércoles. Fueron 17 horas de trabajo incansable con un descanso de hora y media, entre las 12 y las 13:30.
A la titánica labor de los bomberos voluntarios también se sumaron diez empleados policiales que tuvieron la responsabilidad de las salidas y los problemas que pudiesen suscitarse. El jefe de la Asociación de Bomberos, Pablo Ferreyra, destacó “el esfuerzo y la contracción al trabajo”. El reconocimiento llegó primero al cuartel, en una reunión general con todo el cuerpo de bomberos.
“Se nota que hubo un compromiso más que considerable con la comunidad. Y me podrán decir ‘se nos quemó todo’, pero lo cierto es que el temporal fue excepcional y ningún cuartel de la zona está preparado para enfrentar ráfagas de 130 kilómetros por hora. Nos pasó a nosotros, a Cinco Saltos, a Fernández Oro... Estamos muy bien armados para lo cotidiano, en tareas excepcionales siempre vamos a vernos desbordados”, agregó el jefe de la institución.
Destacó, además, que de 52 bomberos que integran el cuartel se hayan presentado 42 para brindar asistencia durante el temporal y agradeció la colaboración de Protección Ciudadana con cuatro camiones cisternas que les evitaron tener que ir a cargar agua. Dijo que el abastecimiento fue constante, incluso de parte de algunos chacareros que pusieron a disposición sus camiones, pero ni así pudieron evitar las pérdidas por la magnitud del fuego.
“En la tarea nos íbamos relevando, porque no se puede pretender que estén 14 horas sin descanso con un equipo de trabajo muy pesado, sumado a la deficiencia respiratoria que se puede tener tan cerca de las llamas. Es doble el esfuerzo y terminan muy fatigados. Además, los canales estaban sin agua y los cortes de luz complicaron el trabajo. La verdad, el martes hicieron demasiado”, sostuvo Ferreyra.
“Se nota que hubo un compromiso más que considerable con la comunidad. Me podrán decir ‘se nos quemó todo’, pero lo cierto es que el temporal fue excepcional”.Pablo Ferreyra. Jefe del cuartel de bomberos cipoleño
La enfermera que corre de la terapia al cuartel
Para amigos y conocidos es la genia de la manguera, una leona, la Gabi de fierro, un orgullo. Gabriela Fleitas, de 44 años, es una vecina que reparte su tiempo entre ser madre, enfermera de terapia intensiva y bombera voluntaria, la única mujer que integra el cuerpo operativo del cuartel cipoleño.
El martes, cuando el temporal de viento sacudió a la región con una fuerza sin precedentes, salió en el camión autobomba junto con su hijo Enzo. Hace 22 años que lo hace.
“Yo ese día trabajaba, pero hablé con un compañero –del Policlínico Modelo- que me debía una guardia y me fui. Gracias a eso pude estar ahí, quería estar”, relató Gabriela.
Fue con su hijo en el mismo camión a apagar el fuego que arrasaba con Santa Elena. También intervino en el camino a la cárcel cipoleña, en Ferri y en otro foco más. “Hubo mucho trabajo, el viento se esperaba, pero no pensábamos que iba a ser tan fuerte. No era lo mismo imaginarlo que estar ahí trabajando. Mucha tierra, humo, el calor del fuego y el agua que escaseaba. La fuerza del viento hacía que nos tuviésemos que acercar más al foco de incendio”, contó.
En lo personal, dijo que fue la intervención más intensa que tuvo, ya que salió del cuartel a las 14 y regresó a las 23, como parte de una dotación de cuatro bomberos. “Salíamos de un lugar, cargábamos agua, íbamos a otro incendio. No parábamos de trabajar, fueron nueve horas intensas”, sintetizó.
Los detalles del operativo sin fin
La zona afectada
Según cálculos de Bomberos, en la zona norte ardieron 100 hectáreas aproximadamente, además de los vehículos y las viviendas que se incendiaron. En toda la región, el fuego quemó más de 1500 hectáreas.
Accidente
Un bombero voluntario resultó herido en el dedo mayor de una mano, al intentar abrir una puerta de un vehículo incendiado en Santa Elena, en la desesperación de creer que había gente en su interior.
Sin tregua
El día posterior al vendaval, los voluntarios tuvieron otra salida más considerable: ardieron cuatro hectáreas de un terreno abandonado.
Se expresó conforme con la labor desempeñada por el cuerpo de bomberos: “Yo creo que trabajamos bien, contra el tiempo nadie puede”. Y llamó la atención sobre el estado de muchas chacras: “Están sucias, con mucho pastizal, y representan un riesgo”, apuntó.
El estado de abandono también se observa en los caminos, donde difícilmente pueden pasar los camiones, los cuales por su peso son complicados para maniobrar sobre vías muy estrechas.
Gabriela espera que a raíz de las consecuencias que tuvo el temporal de viento, la gente tome más conciencia .
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