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La historia del creador del "¡guarda que vengo!"

El vendedor más famoso de Las Grutas llegó tras la crisis del 2001.

La crisis del 2001 lo empujó a partir de General Roca en busca de nuevas oportunidades. La fortuna lo depositó en Las Grutas, donde enseguida consiguió empleo de cocinero en una rotisería. Pero alguien le ofreció un puesto de vendedor ambulante en la playa y él aceptó por curiosidad.

Desde entonces es su trabajo, al que se dedica incluso en invierno. El buen humor que transmite revela que se siente muy a gusto con lo que hace. “Ese contacto directo que se tiene con la gente me atrapó”, repite Hugo cuando le preguntan por qué eligió ser vendedor.

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Ya es parte del paisaje del verano grutense. Es conocido por su amabilidad y su afición a los relatos que entremezcla con la promoción del producto que ofrece, que pueden ser churros o donas. Además, utiliza una frase que es todo un eslogan registrado: “¡Guarda que vengo!”.

Así lo grita, y luego lo acompaña con un animado monólogo que puede ser de historia, economía, Boca, River, astrología, la crisis, política, el hambre, el clima, el calentamiento global o un verso.

Siempre dice que les ofrece “un pedacito de masa dulce”, pero además los invita “a pensar, a reflexionar sobre qué nos pasa”.

Suele generar donde se para la atención de los veraneantes, que se transforman en su público por unos minutos. En cada una de sus representaciones, que se repiten cada quince o veinte metros en su derrotero entre la primera y la séptima bajada, los turistas no le quitan los ojos de encima. Quienes no lo conocen se sorprenden, y luego les arranca una sonrisa y porqué no hasta una carcajada cuando el remate es gracioso, ya que no siempre lo es. Y les vende una bolsa de donas, pues esa carga de simpatía también tiene –y no es casual- una garantía comercial. Como una efectiva táctica de venta.

Hoy, a casi dos décadas del momento en que llegó desencantado a Las Grutas, dice estar feliz con el destino que le deparó la vida.

“Gracias a De la Rúa, el que venía a dar buenas noticias, hoy estoy acá”, resalta con ironía.

Conocedor como pocos de la playa y los veraneantes, sostiene que en esta temporada hay muchos turistas, pero que restringen el gasto al mínimo. “Hay poca plata y la gente gasta menos”, afirma, de todos modos, con el ánimo por las nubes.

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