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LMCipolletti Caso Araya

Geldres mete presión con una huelga de hambre

No quiere que lo trasladen. Teme no volver a ver a su hija, su mujer y su mamá.

Cuando Ramón Geldres conoció la noticia de su inminente traslado se volvió loco y comenzó a hacer todas las gestiones posibles para tratar de impedirlo. Ahora inició una huelga de hambre para que se revea esta situación.

Él fue condenado a reclusión perpetua por el asesinato de Claudio Araya y, por ahora, está preso en el Penal 2 de Roca. Pero la intención del Servicio Penitenciario es intercambiar presidiarios con otros penales y se esperaba la resolución para su traslado. Primero se habló de La Plata, luego de Mar del Plata y ahora también de Batán.

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Lo que más preocupa a Geldres es que perderá contacto con su familia. En diálogo con LM Cipolletti, el reo contó que su mujer Maruca y su hijita, de 11 años, lo visitan todos los fines de semana. “Tienen que gastar $300 para poder venir, y les cuesta mucho. Pero imaginate si me llegan a llevar a 2000 kilómetros de acá, no los veo nunca más”, lamentó.

Otro tema es el de su mamá, de 77 años, quien según él camina con serias dificultades y también perdería contacto para siempre con ella en caso de ser trasladado.

Pero el malestar del asesino de Araya va más allá aún. Él está molesto con la condena que recibió a prisión perpetua, por lo que considera “un homicidio simple”.

Según Geldres, él no mató para ocultar otro delito como resolvió la Justicia. “Yo no quise hacer lo que terminé haciendo. Yo fui a robar una cartera, nada más. Pero estos dos hermanos me agarraron, me tenían contra el piso y me pegaban patadas. Yo les pedía que me soltaran y terminó pasando lo que todos saben”.

A su vez, agregó que tampoco tuvo intención de apuñalarlo en el corazón y comparó su caso con el de la travesti Laila Díaz. “Lo mío no fue algo premeditado, como sí fue lo de Laila que entró armada a la clínica descargó y volvió a cargar, ella fue para matar”.

Pero también cargó las tintas contra la propia víctima de su crimen y su familia. “Los Araya tampoco son unos santitos”, tiró el asesino.

La que también habló fue Maruca, la pareja de Araya, quien trabaja como empleada doméstica y contó que ya hoy se les complica viajar con su hija hasta Roca para visitar a Ramón, algo que será imposible si lo trasladan.

Geldres contó que lleva 4 días de huelga de hambre y que ya bajó 3 kilos. Sin embargo, ayer tomó una sopita. “No quiero que mi hija y mi mujer se preocupen y me vean mal, así que tomé un poco de sopa. Pero ahora voy a seguir con la huelga de hambre y si no obtengo respuestas va a ser también una huelga de líquidos”, remarcó el preso.

Por último, remarcó que el no es violento y que desde que está en prisión es víctima de constantes agresiones. “Tengo todo el cuerpo apuñalado y me dispararon en las piernas. Es lamentable el estado en el que estoy y los malos tratos que recibo”, concluyó.

“Yo no lo quise hacer, fui a robar una cartera nada más. Pero estos dos hermanos me agarraron, me tenían contra el piso y me pegaban patadas. Yo le pedía al tipo que me soltara”. Ramón Geldres. Condenado a prisión perpetua por el crimen de Claudio Araya.

El crimen por el que fue condenado

El presidiario Ramón Geldres tiene un gran prontuario delictivo por numerosos y violentos robos. Por el último fue condenado a perpetua, ya que mató de una puñalada en el corazón al comerciante cipoleño Claudio Araya. Geldres aprovechó una salida transitoria para robar. Le sacó la cartera a una mujer que salía de una clínica privada. Los hermanos Araya observaron la situación y alcanzaron al delincuente y lo redujeron en la calle. Pero el ladrón llevaba consigo un cuchillo de grandes dimensiones con el que terminó ultimando a uno de sus captores e hiriendo al otro. El hecho conmocionó a la ciudad, por haber ocurrido a plena luz del día y a cuadras del centro, donde todos los días se registra un gran movimiento de personas. Este crimen, a su vez, generó una gran movilización en la ciudad donde miles de vecinos exigieron justicia.

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