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El Colegio de Arquitectos de Río Negro: una historia de 36 años

Hasta 1963 el control del ejercicio profesional lo realizaban el Ministerio de Obras Públicas en sus obras y los municipios grandes, otorgando una especie de matrícula local que les permitía presentar planos y ejecutar obras.

Historiar la vida de una institución nos hace correr el riego de omitir algún detalle que alguien pueda recordar, pero no por ello debemos dejar de lado la rigurosidad de la narración. En este caso tomamos testimonio de integrantes del Colegio de Arquitectos que se prestaron a relatar la vida de la institución.

Con la ley de la provincialización del antiguo territorio del Rio Negro, y a comienzos de la organización institucional administrativa, los gobiernos decidieron la construcción de edificios públicos provinciales y más tarde las primeras viviendas de interés social. Esto trajo aparejado la llegada de profesionales de la actividad: ingenieros, arquitectos, o con título de maestro mayor de obra provenientes de centros urbanos como Bahía Blanca, Rosario, Buenos Aires, La Plata y se radicaron primero en Viedma, sede de los organismos de Obras Públicas y luego se fueron trasladando a las ciudades principales.

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Hasta 1963 el control del ejercicio profesional solo lo realizaban el Ministerio de Obras Públicas en sus obras y los municipios grandes, otorgando una especie de matrícula local que les permitía presentar planos y ejecutar obras.

En 1963, la Legislatura rionegrina sancionó la ley 442, creando el Consejo Profesional que permite fiscalizar el ejercicio profesional de la Ingeniería, Arquitectura y Agrimensura en toda la provincia. El Consejo Profesional estaba divido en tres seccionales que se correspondían a las tres circunscripciones del Poder Judicial. La Seccional 1, con sede en Viedma (zona Atlántica), la Seccional 2 en Gral. Roca (zona Valle) y la 3 en Bariloche (zona Andina). Algunas seccionales a su vez tenían delegaciones en las ciudades más grandes o muy alejadas de las sedes.

La comisión directiva del Consejo Profesional tenía por ley el poder de policía sobre el ejercicio de la profesión. Es decir que un profesional que quería ejercer en la provincia, debía matricularse presentando los títulos habilitantes. Además, definía montos de matrículas anuales, formas de presentación de documentación técnica, regulaba honorarios mínimos según la tarea a realizar, etc. Hay que mencionar que cada vez que un profesional genera honorarios debe aportar un porcentaje al Consejo Profesional para solventar su funcionamiento.

A partir de los años 70, en la zona Andina (Bariloche/ El Bolsón) y Atlántica (Las Grutas), el crecimiento del turismo generó un aumento de la construcción de hoteles, edificios de viviendas y cabañas. En el Alto Valle, con la concreción en la zona de grandes obras hidroeléctricas (El Chocón/ Cerros Colorados), trajo aparejado un crecimiento poblacional de grandes proporciones. El aumento migratorio hizo que se necesitaran obras, construcciones y por ende un incremento laboral sobre todo para los arquitectos, demandados para la construcción de viviendas.

Este crecimiento laboral del rubro convirtió, a través de sus aportes, en la principal fuente de ingresos del Consejo Profesional. Sin embargo, esto no reflejaba ningún beneficio para la matrícula de arquitectos. Es así que comenzaron a pensar en acordar una separación de los ingenieros, agrimensores, técnicos constructores y maestros mayores de obras, y de esa manera administrar sus propios ingresos.

En 1979 se creó la Sociedad de Arquitectos de Río Negro, a partir de la inquietud de colegas cipoleños y roquenses, como una herramienta gremial por fuera del Consejo Profesional. Desde allí comenzaron a diseñar las estrategias de desvinculación, además de organizar algunas actividades específicas de los arquitectos: conferencias, charlas, cursos y capacitaciones.

El Consejo Profesional tenía una particularidad: los integrantes de la Comisión Directiva y sus visadores de documentación técnica se enquistaban en sus cargos rentados, por lo tanto, se oponían a la separación de su principal fuente de ingresos.

Las discusiones con las autoridades del Consejo (había también arquitectos integrantes de esa CD) fueron duras, pero, presionados por la insistencia de los arquitectos, aceptaban la desvinculación, aunque no querían ceder la parte proporcional de los bienes aportados por los arquitectos durante años de trabajo.

Se iniciaron luego contactos con otras seccionales no tan “separatistas” como lo era la del Alto Valle, también con otras provincias que se encontraban en la misma línea, como la Sociedad de Arquitectos de Córdoba, que organizaban encuentros para difundir y colaborar en la creación de Colegios de Arquitectos, sumándose a esta iniciativa Buenos Aires y Santa Fe. Luego surgió la Federación de Sociedades de Arquitectos (FASA, hoy FADEA), que comenzó a organizar encuentros nacionales, asesorando en pos de la Colegiación de Arquitectos en todo el País.

El clima político que se vivía en el país a partir del regreso a la democracia en 1983, hizo incrementar el deseo de independencia profesional, y desde la Sociedad de Arquitectos de Río Negro se trabajó intensamente en esa dirección. Se realizaron reuniones con diputados provinciales, se elaboró un borrador de la ley con la valiosa ayuda del legislador Francisco Bezich, y luego de muchas horas de trabajo, fue presentada ante la Legislatura Provincial, que la sancionó el 02/07/87: fue promulgada el 16/07/87 como ley 2176.

En esta etapa es inestimable la participación del arquitecto Carlos Diamante, “El Master” como lo llamaban sus colegas cipoleños, tanto en la elaboración del texto de la ley, como en los contactos con legisladores y colegas de otras seccionales.

Promulgada la ley, se llevó a cabo la real separación de expedientes y los trámites administrativos correspondientes: quedó en manos de la justicia el reclamo de la parte económica y división de bienes habidos.

Las autoridades iniciales fueron designadas por el Poder Ejecutivo hasta tanto se llevaren a cabo las primeras elecciones, y además nombró a los responsables en la negociación por la división del Patrimonio con el Consejo Profesional. Ya como Colegio organizado, los resultados se fueron viendo: cursos de capacitación profesional, actualización administrativo comunicacional, mejoramiento edilicio y de equipamiento, inserción en organismos gubernamentales y en la sociedad, participación activa y permanente en FADEA, interrelación con colegios vecinos, concreción de importantes concursos de anteproyectos, y por supuesto las tradicionales fiestas anuales entre “colegas arquitectos”.

SECCIONAL IV

Cuando por ley se creó la IV Circunscripción Judicial (Alto Valle Oeste) se adoptó la misma postura y se creó la seccional IV con sede en Cipolletti con jurisdicción entre Fernández Oro hasta Catriel.

Hoy la Seccional IV transita los días en el local habido de la división del Consejo Profesional y que, a la luz del crecimiento de la matrícula, ya resulta insuficiente. Es por ello que, durante el año 2016, apenas asumido el intendente Aníbal Tortoriello, el colegio ofreció la recuperación edilicia de un inmueble céntrico, construido a principios de 1900, que fuera otrora la importante tienda Diente de Oro. La edificación se encontraba en posesión municipal desde hace varias décadas, y, por falta de uso y mantenimiento fue deteriorándose con el correr de los años: quedaron solo en pie las fachadas y algunas paredes interiores. El colegio aceptó la cesión por 99 años comprometiéndose a realizar las tareas necesarias con el fin de sostener la fachada y luego, mediante concurso regional, contar con el anteproyecto de la nueva sede del colegio, ambas ya cumplidas. Le dedicaremos un próximo escrito.

Algunos datos: nuclean 2.148 profesionales, tienen cuatro sedes en edificios propios y cuatro delegaciones.

Historia de un colegio de profesionales abocados a cuidar, proteger y recuperar el patrimonio histórico de la ciudad, aquellos testigos de épocas pasadas, y de ayudar a las nuevas generaciones a construir el futuro, que sean testigos y diseñadores de todo lo que todavía no ocurrió.

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