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Condenaron a una banda narco con socios cipoleños

Operaban en todo el Alto Valle desde una chacra de Guerrico.

Una banda narco que utilizaba como aguantadero una chacra en la zona de Guerrico fue condenada por infracción a la ley 23737. Entre los cabecillas había personas de Cipolletti que en la actualidad operaban en Allen y otras localidades del Alto Valle.

Además de contar con un dinámico servicio de delivery, administraban kioscos, como uno que funcionaba en el barrio Vidriera de Allen. Al seguimiento intenso de la Policía provincial se sumaron denuncias al 0800, que derivaron en allanamientos en la chacra y domicilios de los integrantes de la banda.

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Los principales castigos recayeron sobre Axel Adrián Araneda, quien deberá cumplir una pena de 5 años de cárcel efectiva, y su socio nacido en Cipolletti Marcelo Sandoval Vilugrón, quien fue considerado partícipe necesario y pasará 4 años tras las rejas. Otro de los condenados fue Gastón “Pollo” Ramos, quien recibió 4 años de prisión de cumplimiento efectivo. Hubo otros dos hombres condenados pero con penas en suspenso, indicaron fuentes judiciales.

Las escuchas telefónicas fueron fundamentales para conocer los movimientos de la banda, que tenía una gran clientela.

La investigación que posibilitó desarticular la banda empezó a principios del año pasado y quedó cerrada en agosto, con tres allanamientos simultáneos encabezados por personal de la Delegación Toxicomanía de General Roca de la Policía rionegrina. El trabajo se concentró en dos viviendas de Allen y una chacra de Guerrico, donde un grupo de sospechosos intentó huir en un Volkswagen Bora pero fueron atrapados. En el interior del vehículo ocultaban un poco más de 160 mil pesos.

En tanto, en la chacra secuestraron teléfonos celulares, handys y balanzas de precisión, y en un domicilio de Allen incautaron una gran cantidad de ravioles de cocaína.

En cuanto al cipoleño Sandoval Vilugrón, de 24 años, fue vinculado con un decomiso de drogas en el barrio Vidriera, donde vivía.

--> Los clientes llegaban por droga a partir de las 18

Uno de los temas puntuales que se analizaron en el juicio oral contra los integrantes de la banda narco tuvo relación con las escuchas. Desde la defensa buscaron poner en duda la legalidad de esa tarea desplegada por la Policía, pero los magistrados federales consideraron fundamental el seguimiento, que permitió revelar los movimientos delictivos de la organización.

“La decisión de intervenir abonados de sujetos sospechados de comercialización de estupefacientes no fue una expedición de pesca, ni por aproximación ni cercanía, como lo caracterizó la defensa oficial, sino que respondió a tareas investigativas y métodos de obtención de información legal, en una actividad que, huelga decirlo, es clandestina y de difícil descubrimiento”, recalcaron los integrantes del Tribunal Federal de Roca.

De acuerdo con la labor policial, uno de los domicilios ocupados por el cipoleño Carlos Sandoval Vilugrón, en el barrio Vidriera de Allen, se transformaba en un kiosco de drogas a partir de las 18, cuando empezaba a verificarse un gran movimiento de jóvenes, especificaron fuentes judiciales.

En el sitio, los agentes de la Delegación Toxicomanía establecieron que se realizaban maniobras de “pasamanos”, típicas del narcomenudeo.

--> Jueces valoraron el trabajo de la Policía

Los principales acusados, Axel Araneda y Carlos Sandoval Vilugrón, intentaron despegarse de las sospechas por narcotráfico y aseguraron que su presencia en la chacra de Guerrico fue circunstancial. Asimismo, sus defensores particulares apuntaron a supuestas nulidades en el marco de la investigación llevada adelante por la Policía rionegrina y la Justicia federal.

Sin embargo, el Tribunal Oral Federal de General Roca (TOF) revalidó toda la labor de las fuerzas de seguridad.

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