3I/Atlas, cometa o nave extraterrestre: qué dijo un especialista rionegrino
El astrónomo aficionado Denis Martínez sostuvo que el ya famoso cometa 3I/Atlas, pese a sus peculiaridades, es un objeto natural y no una nave alienígena.
El extraño cometa 3I/Atlas acaba de concretar su mayor aproximación al sol, que ocultará por un tiempo su recorrido, para reaparecer a fines de noviembre, acercarse a la Tierra y, finalmente, perderse eternamente en el espacio. El astrónomo aficionado Denis Martínez rechazó que se trate de una nave espacial, como sugieren algunos, pero destacó ciertas características inusuales del bólido.
El cometa tiene en vilo a la comunidad científica mundial desde que fuera descubierto en julio pasado por investigadores de un observatorio astronómico ubicado en Río Hurtado, en Chile. Ciertas particularidades de su trayectoria, de su luminosidad, de sus propiedades químicas y de su comportamiento físico generan sumo interés y provocan debates entre académicos y expertos en los fenómenos del cosmos.
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En especial, el reconocido científico norteamericano-israelí Avi Loeb no descarta que la humanidad esté siendo testigo del paso por el sistema solar de una máquina alienígena y ha llamado la atención sobre algunas peculiaridades que pueden resultar difíciles de explicar de tratarse de un mero cuerpo celeste.
El cometa 3I/Atlas, descubierto en julio de 2025, ha despertado mucho asombro por su trayectoria y sus características peculiares. Algunos científicos en el mundo, creen que podría tratarse de una nave espacial. Para el grutense Denis Martínez, es un objeto natural.
La impresionante velocidad con que se desplaza 3I/Atlas, estimada en cerca de 60 kilómetros por segundo, o sea, más de 200.000 kilómetros por hora, lo convierte en el objeto más rápido que se ha observado en los alrededores galácticos.
Además, la trayectoria con la que contorneará nuestro astro rey es tan hiperbólica que lo alejará para siempre del sistema solar, sin posibilidad de orbitarlo, muestra que se trata de un objeto por demás interesante.
Un objeto que viene de los confines del Universo y que no tiene relación alguna con nuestro vecindario cósmico inmediato. Su excentricidad orbital, es decir, el grado en que se rumbo se va abriendo en relación con el sol, es extremadamente alta, bastante superior a la de otros dos objetos interestelares que se han podido registrar: 1I/Oumuamua y 2I/Borisov.
Alineado con la eclíptica
Su trayectoria, además, resulta muy intrigante ya que está muy alineada con la eclíptica, o sea, el plano orbital imaginario por el que se desplazan los planetas. Por fortuna, el rumbo no lo aproximaría mucho a la Tierra. En cambio, pasará más cerca de Venus, Marte y Júpiter.
De acuerdo con estimaciones científicas, el cometa tendría una antigüedad enorme, no menor a los 7.000 millones de años, con lo que su origen sería muy anterior al del sistema solar. Tremendamente viejo.
El cipoleño Denis Martínez, radicado desde hace ya unos años en Las Grutas, continúa con su actividad cotidiana de astrónomo aficionado y planetarista, como se designa el oficio de divulgación de las luces y los misterios del Universo, utilizando planetarios fijos o itinerantes, con su provisión de telescopios, cámaras fotográficas y diversos aparatos de observación que facilitan las tareas.
Ya ha empezado a prepararse para la temporada alta en el balneario atlántico, dada la proximidad del verano. Sin embargo, en su actividad no para en todo el año, atendiendo en especial la visita de escolares, cuya curiosidad y ganas de conocer lo que la luna, las estrellas y el firmamento entero muestran, guardan u ocultan.
Registro fotográfico propio del cometa
En relación con el cometa 3I/Atlas, del que realizó un registro fotográfico en agosto pasado, quiso aclarar malentendidos y despejar incógnitas. No debe olvidarse que los cometas han sido asociados, en el pasado previo a la modernidad, con eventos maléficos, anuncios de calamidades y presagios apocalípticos.
El cipoleño radicado en Las Grutas, Denis Martínez, hizo una captura fotográfica del cometa 3I/Atlas en agosto pasado. En ese momento, no era más que un puntito moviéndose en las inmensidades del espacio exterior.
Más actualmente, las características de algunos de estos bólidos han abierto especulaciones que los vinculan a tecnologías extraterrestres avanzadas, cuyos creadores podrían querer establecer contactos con los terrícolas.
“Hay versiones medio de ciencia ficción que, a veces, toman mucho vuelo porque vienen, al menos, en parte, de gente que hace ciencia, o sea, de científicos que están relacionados” con la astronomía y disciplinas afines, expresó.
El más conocido hoy es Avi Loeb, un físico norteamericano-israelí que se ha especializado en astrofísica y cosmología, y que no destaca, precisamente, por efectuar declaraciones a medias tintas. Suele ir al hueso y, por ejemplo, fue un firme sostenedor de la hipótesis de que 1I/Oumuamua podía ser una nave espacial alienígena.
Nave interplanetaria
“Como se trata de personas vinculadas a la ciencia, ese tipo de ideas ha tomado un poco de vuelo, de relevancia. Son expresiones que hablan de que no se trataría de un cometa o una roca espacial, sino que sería una nave, no sé, una nave interplanetaria, una nave extraterrestre. No sé yo como llamarlo”, manifestó Martínez.
Afirmó que, “en realidad, lo que se sabe y lo que se ha estudiado es que se trata de un cometa, con su núcleo cometario. Y es muy interesante porque no pertenece a nuestro sistema solar”.
De otro sistema estelar
Agregó que “su formación o su origen deben corresponder a algún otro sistema planetario o a alguna otra estrella. Ocurre muchas veces que, por efecto de mareas gravitatorias, estos cuerpos son expulsados de los sistemas solares. Seguramente, nuestro sistema solar también ha catapultado y largado al espacio rocas y cometas” en su larga historia.
“Nosotros lo pudimos fotografiar allá por agosto. Obviamente, detectamos un pequeño punto luminoso, lo pudimos detectar y seguir durante un tiempo. Sabemos que es un cometa, sabemos que es interplanetario, que no es de nuestro sistema solar, por una cuestión de que la órbita que tiene es muy hiperbólica, muy abierta con respecto a lo que sería nuestro sistema solar”, explicó.
Indicó que el bólido “viene con muchísima velocidad y va a cruzar nuestro sistema solar y seguirá su rumbo intergaláctico” y recordó que los cometas “son gases congelados”, que emiten una cola cuando se acercan al sol. Lo hacen por el proceso de sublimación, es decir, cuando pasan directamente del estado sólido al gaseoso, en este caso, por el calor y el viento solar.
Al parecer, el núcleo del cometa no sería “muy grande” y, en suma, este objeto interestelar “está muy lejos de ser una nave espacial o intergaláctica o lo que sea”. Para que pudiera aseverarse que se está ante una nave se tendría que disponer de información muy detallada y de fotografías muy precisas, de lo que se carece todavía en este caso.
Por tal motivo, Martínez fue categórico en cuanto a que se debe tener cuidado con las “fake news” que andan circulando por internet y las redes sociales, ya que pueden no solamente causar alarma sino también un interés excesivo y desviar la atención hacia ideas extravagantes de todo tipo. Lo que lleva, a su vez, a los científicos a gastar tiempo valioso en polémicas estériles y en multitud de aclaraciones.
Peculiaridades, no artificios
El cipoleño grutense insiste en que 3I/Atlas posee algunas peculiaridades que pueden haber sorprendido a los investigadores y especialistas de todo el mundo, pero esto no tiene nada que ver con la posibilidad de que tales particularidades sean producto de la actividad de civilizaciones de algún punto alejado del Universo.
Entre los asuntos que han despertado más controversias, figuran el de su composición, captada a través de análisis espectrométricos de la luz y el brillo que emite el objeto. Llamativamente, el color mismo que ha podido captarse ha ido variando considerablemente durante su viaje de acercamiento al sol, pasando de tonos azulados a un blanco bastante intenso.
Habiendo generado, además, una “anti-cola”, es decir un chorro de partículas y materiales que apuntan hacia el sol, se determinó que las eyecciones del cuerpo espacial están compuestas básicamente de dióxido de carbono (CO2) y agua, más vestigios de cianuro y de una aleación de níquel que no se había observado antes en la Naturaleza. Sí se la conocía, por estar presentes en ciertos procesos industriales de la civilización humana. Pero nunca en un ambiente natural.
Si la mayor abundancia de CO2 que de agua (H2O) se ha considerado un rasgo significativo, la presencia de la aleación de níquel tetracarbonilo ha sido un hallazgo sorprendente y que ha motivado encendidos debates. En la Tierra, el níquel (Ni) se presenta siempre asociado con el hierro (Fe), lo que no ocurre en el cometa.
Avi Loeb y las minisondas
El científico Avi Loeb dijo que, en estas horas de máximo acercamiento de 3I/Atlas al sol, lo que se conoce como “perihelio”, se presentará una “prueba de fuego” para la presunción de estar ante una máquina alienígena. Afirmó que “si se trata de un cometa natural unido por fuerzas débiles, su calentamiento de 770 vatios por metro cuadrado podría fragmentarlo. Sin embargo, si 3I/ATLAS fue fabricado tecnológicamente, como sugiere su alta abundancia de níquel en relación con el hierro, podría maniobrar o liberar minisondas».
Hay que aclarar que Loeb, pese a las expectativas que genera con sus palabras, ha expresado recientemente que “es muy probable que 3I/ATLAS sea un cometa de origen natural”, más allá de las varias “anomalías” que presenta.
Martínez, por su parte, estimó necesario aclarar para el público en general que la aparición de nuevos cometas, cada uno con sus especificidades, no es un fenómeno para nada infrecuente y en la actualidad han sorprendido por su espectacularidad los cometas C/2025 F2 SWAN y C/2025 R2 SWAN también descubiertos este año por el observatorio SOHO de la NASA.
Otro espectacular cometa que ha sido observado en el año. Es el C/2025 R2 SWAN, en una foto del astrónomo y planetarista Denis Martínez.
Como observador del cosmos, la reaparición de cometas periódicos, es decir, que tienen una órbita ya calculada, como el famoso cometa Halley, que vuelve a aparecer cada 76 años (se espera su retorno para 2061), y el descubrimiento de otros que son unos perfectos desconocidos y cuya órbita puede ser tan grande y abarcar tantos milenios que prácticamente saludarán y se despedirán de la humanidad en un instante de semanas, es siempre un acontecimiento.
Entre los cometas descubiertos en 2025 también destaca el que ha sido denominado C/2025 A6 Lemmon, cuya mayor aproximación a la Tierra ocurrió el 21 de octubre, siendo visible a simple vista. Se calculó que, en su caso, orbita el sol en un período de 1.150 años, por lo que volverá a ser visto por la humanidad futura, si sigue existiendo, en el lejano 3.025. Para esa época, solo algunos árboles muy longevos y también un tiburón tan matusalénico como el de Groenlandia, que algunos científicos creen casi inmortal, podrían con suerte estar vivos por entonces.
Oumuamua y Borisov
Por supuesto, la visión de cometas interestelares, como 3I/Atlas, aparecido este año, y de 1I/Oumuamua y 2I/Borisov, apreciados en otras temporadas, son sucesos tan impresionantes que la comunidad científica y el público se interesan por su devenir. El polémico Loeb ya sugirió, en su momento, que Oumuamua podía ser una nave espacial, por su comportamiento y su forma alargada.
Siempre apegado a la ciencia y sus razones, el ahora grutense Martínez arremetió contra otras truchadas que andan circulando, como la relativa a que 3I/Atlas podría cambiar abruptamente su rumbo y al alejarse lo suficiente del sol no enfilar de vuelta hacia el espacio profundo, sino dirigirse hacia el planeta Tierra, en onda colisión catastrófica o para una eventual colonización por parte de extraterrestres.
“No, no, no. No hay, por el momento, no hay nada que permita inferir que el cometa tenga una trayectoria de colisión con la Tierra. No hay indicios de eso”, enfatizó. “Pasará a muchos millones de kilómetros de la Tierra, mucho más lejos que otros cometas y asteroides que se han aproximado más”, sentenció.
Protocolo de defensa planetaria
No obstante, como es ya de público conocimiento, la singularidad de 3I/Atlas, su cambiante apariencia y las dimensiones que se le han estimado a su núcleo, que van de un rango de entre 320 metros y 5,6 kilómetros, lo han convertido en blanco de un seguimiento especial. Al punto, que hace unos días la NASA decidió activar su “Protocolo de defensa planetaria”, del que participa gran parte del sector científico internacional.
El astrónomo aficionado, enterado por supuesto de esta alerta, relativizó, sin embargo, sus alcances para este caso y dijo que “el seguimiento” se concretará particularmente por lo especial que está mostrando ser el objeto cósmico, de remoto origen, en algún distante confín del Universo, tan viejo como la mitad de la edad calculada del cosmos o, incluso, algo más de la mitad de antiguo.
Indicó, además, que la preocupación científica por el peligro potencial que pueden representar algunos cometas y asteroides viene desde hace años, por lo que, tanto astrónomos profesionales como aficionados, así como mucha gente que quiere colaborar y cuenta con los medios, participa del monitoreo continuo del espacio, en busca de eventuales bólidos que puedan acercarse peligrosamente a la Tierra.
Denis Martínez empezó su actividad como planetarista y observador del firmamento patagónico en Cipolletti, pero hace unos años decidió radicarse en Las Grutas, donde ha continuado con su labor. Un apasionado de las estrellas.
Él mismo Denis participa de un programa de descubrimiento y seguimiento de asteroides. El trabajo resultante queda registrado en el Minor Planet Center, donde se efectúan las evaluaciones correspondientes. El cipoleño grutense ya ha detectado unos cinco candidatos a convertirse en asteroides nuevos, sin registro previo. Cuando se confirme realmente la novedad de uno, varios o todos los asteroides, tendrá el privilegio de ponerles el nombre que se le ocurra.
Asteroide peligroso
En cuanto a objetos celestes dignos de temor, vale consignar el asteroide Apophis, que la noche del 13 de abril de 2029 se apreciará claramente en el firmamento de gran parte del mundo, ya que pasará muy muy cerca de la Tierra. Con sus 340 metros de diámetro y su elevada velocidad de desplazamiento, el gigante rocoso podría hacer mucho daño a la región del planeta que podría golpear. Por ahora, está descartado un rumbo de colisión. Pero apenas 32.000 kilómetros de distancia lo separarán de la Tierra, en su punto máximo de acercamiento. Dentro de cuatro años, se despejarán todas las dudas.
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