Asma en Argentina: el desafío de llegar al diagnóstico y la lucha por una ley nacional
Es una de las enfermedades crónicas más prevalentes en el mundo, pero la mitad de los pacientes desconoce que la tiene.
En Argentina, aproximadamente 4 millones de personas sufren de asma. Se registran unas 15.000 internaciones por agudas crisis asmáticas y, a pesar de contar con tratamientos adecuados, todavía mueren por asma 400 personas al año, según datos de la Primera Encuesta de Prevalencia de Asma.
Una cifra que preocupa y enciende la alarma en la Semana del Asma, que conmemora el 2 de mayo el Día Mundial. Se calcula que aproximadamente la mitad de los que padecen la enfermedad no lo saben.
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Frente a la falta de Programas de Asma y Políticas de Salud, para dar respuesta a este gran problema se está trabajando desde diferentes Sociedades Científicas como la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria (AAMR), la Asociación Argentina de Alergia e Inmunología Clínica (AAAeIC) y la Sociedad Argentina de Medicina (SAM), la ONG GANOA y la Asociación Argentina de Pacientes con Asma para lograr un sistema de atención integral y universal.
Impulsan la Ley Nacional de Asma que permita la capacitación, educación, prevención y, fundamentalmente, acceso al tratamiento, para que los pacientes puedan llevar una vida digna y de calidad. El proyecto de ley fue presentado en mayo 2022 y está esperando ser tratado.
En números
De acuerdo con el Global Asthma Report 2022 de la OMS, se estima que en todo el mundo el asma afecta a aproximadamente un 9% de niños, 11% de adolescentes y 6,6% de adultos. En ediciones previas, el reporte informó la existencia de al menos 330 millones de casos en el mundo, estimando que para 2025 esta cifra se vería incrementada en 100 millones en todas las edades y para todas las etnias.
La tasa de asma aumenta a medida que las comunidades adoptan estilos de vida occidentales y se urbanizan.
Diagnóstico y control del asma ¿cómo lograrlo?
El asma es una enfermedad en la que se genera una inflamación crónica de los bronquios, lo cual genera estrechez de los mismos. Esto se manifiesta en el paciente como falta de aire, dolor u opresión en el pecho, tos persistente o silbidos al respirar.
Estos síntomas generan una limitación en las actividades diarias, desde la práctica deportiva hasta actividades tan cotidianas como caminar o bañarse. La principal consecuencia de esto es un mayor ausentismo escolar y laboral.
Cabe destacar que es una enfermedad sumamente variable, tanto a nivel poblacional (distintos pacientes pueden presentar distintas características dentro de los síntomas mencionados) como individual (un mismo paciente puede variar la forma en la que el asma se manifiesta a lo largo del tiempo).
De la misma manera, también existen condiciones asociadas que pueden empeorar los síntomas, o ser factores que dificulten el manejo del asma aún con un tratamiento adecuado (enfermedades alérgicas como rinitis crónica o dermatitis, sinusitis crónica, reflujo gastroesofágico, obesidad, medicamentos concomitantes, tabaquismo, etc.)
Aun los pacientes con asma leve sufren de crisis de asma (hasta 4 de cada 10 pacientes) y pueden fallecer como consecuencia de la misma a pesar de tener un diagnóstico de asma leve. Sin embargo, al tener síntomas tan variables con periodos de tiempo asintomáticos, y ante la falta de educación médica, muchos pacientes suelen abandonar los tratamientos, advirtió la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria.
Esto ocurre con más frecuencia cuando los pacientes están incorrectamente tratados, no tratados o no controlados por su patología. “Al tratarse de una enfermedad inflamatoria, el mejor tratamiento son los antiinflamatorios de las vías aéreas (corticosteroides inhalatorios de acción tópica que son seguros para el paciente y pueden utilizarse solos o asociados a broncodilatadores). En muchos casos los pacientes no reciben la prescripción correcta o abandonan el tratamiento. La falta de acceso a los medicamentos es otro factor implicado”, se precisó.
Tener el asma bajo control significa no presentar síntomas, no tener limitación para las actividades físicas habituales y no necesitar medicación aliviadora rápida o de rescate.
El tratamiento de las exacerbaciones requiere el uso de corticoides sistémicos (vía oral o inyectable), contribuyendo al aumento de las dosis acumuladas de dicha droga, la cual puede provocar efectos adversos importantes u otras enfermedades asociadas. Cabe destacar que ante la presencia de una crisis asmática toda la evidencia disponible deja en claro que la relación riesgo/beneficio favorece el uso de corticoides sistémicos, a pesar de sus efectos adversos, explicaron especialista de la AAMR.
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