Alertan que hay riesgo de que falte agua para el riego

Empieza a dispararse la alarma en el rubro de la actividad frutícola por los riesgos de que falte agua para el riego en la región debido a la alta demanda de hidroelectricidad de Buenos Aires y a los problemas de sequía que vienen sufriendo los ríos de la cuenca de Río Negro y Neuquén. En el sector, se recordó que las prioridades para el uso de los caudales son el regadío de las tierras agrícolas y los usos domésticos.

Quien dio el alerta por lo que está ocurriendo fue el titular del Consorcio de Regantes, Eduardo Artero, quien manifestó que resulta "preocupante" la creciente utilización del agua embalsada en los ríos Limay y Neuquén para satisfacer los requerimientos eléctricos de otros puntos del país.

"No se está permitiendo reservar agua para la temporada de riego" que, como todos los años, arranca en agosto”, expresó el dirigente, que dio cuenta de su "malestar" por la falta de una actitud más contundente por parte de la Autoridad Interjurisdiccional de Cuencas (AIC) ante este tipo de circunstancias.

"No sé qué función cumple la AIC, no sé qué está regulando", indicó, con ácida ironía.

Pero sus críticas se extendieron, además, hacia los ministerios de Producción tanto de Río Negro como de Neuquén y también a la Federación de Productores por no posicionarse públicamente en el asunto y exigir que se respeten como se deben las previsiones para que no falte el agua para las labores frutícolas y agrícolas en general.

Artero reaccionó de esta manera al tomar estado público, cada vez con mayor énfasis, el problema de la bajante de los embalses existentes en los ríos de la región, pese a lo cual se ha mantenido el egreso de caudales significativos para satisfacer la necesidad de producción de electricidad.

"Se sigue tirando agua en momentos en que debería guardarse por la escasez que están sufriendo los ríos. Si se viene una sequía mayor, todo puede complicarse en extremo", indicó y dejó bien en claro que, de acuerdo con la normativa vigente, siempre se deben privilegiar para el uso de los caudales el riego y los usos domésticos de la región y no la generación eléctrica.