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Tres años de prisión para el padre de la viuda negra

Teobaldo Muñoz fue condenado tras admitir que participó en uno de los 16 robos protagonizados por la banda que lideraba su hija, Mariela. En otra causa fue sobreseído por falta de pruebas.

Teobaldo Sócrates Muñoz, el padre de Mariela, la temible viuda negra de las 1200 Viviendas, deberá pasar tres años en la cárcel tras confesar en un juicio abreviado que participó en la banda que encabezaba su hija, quien ya fue condenada a 12 años de prisión y a 9 su pareja, Cristian Pérez.

El hombre, quien estuvo un tiempo prófugo y actualmente está detenido en la Unidad Penal de General Roca, llegó a juicio acusado por dos de los 16 hechos que entre 2019 y 2020 cometió la pandilla, que empleaba como mecanismo delictivo la seducción de hombres a quienes drogaban y robaban.

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En uno de los hechos, el denominado 12, el fiscal Gustavo Herrera pidió su sobreseimiento por carecer de pruebas en su contra. La víctima no lo reconoció y si bien secuestraron conejos en la casa del acusado -como habían robado-, sostuvo que no tuvo relevancia probatoria porque los animales “son fungibles”. Es decir que cabía la posibilidad de que fueran otros ejemplares los hallados, no los sustraídos.

Partícipe necesario

En cambio, en el restante hecho, el 14, las pruebas revelaron de manera contundente que Teobaldo Sócrates actuó como partícipe necesario de “robo agravado por haberse cometido en poblado y en banda”.

Ese atraco lo cometieron el 28 de julio de 2020 y, en esa oportunidad, quien tendió los hilos de seducción no fue Mariela sino Nadir Melanie Carvajal, alias Analí, otra integrante de la gavilla.

Esa noche, el hombre víctima la pasó a buscar por la plaza ubicada a dos cuadras de la Subcomisaría 79, de las 1200 Viviendas, y fueron a su casa de Fernández Oro. Se tomaron unos tragos que preparó la mujer, y ahí le introdujo disimuladamente una droga que pertenecería al género de las benzodiazepinas, que durmió al pretendiente.

Una vez que se cercioraron que había perdido la conciencia, apareció Mariela junto con Alicia Godoy, Cristian Pérez y Muñoz padre en su vehículo, en el que cargaron todo lo que pudieron: una cámara de fotos, una guitarra, un celular, una consola de juego, un TV smart, una notebook, máquinas, herramientas y hasta cubeteras, entre otras cosas. Con el botín en su poder, volvieron a Cipolletti, mientras que el dueño de casa seguía profundamente dormido.

Muñoz padre admitió haber intervenido en la maniobra y aceptó su culpabilidad y los tres años de cárcel propuestos por Herrera, lo que permitió avanzar en el juicio abreviado consensuado con la defensora oficial Silvana Ayenao.

El juez Julio Sueldo también avaló lo acordado y dictó el sobreseimiento por el caso 12 y la condena por el 14. Consideró en el fallo que, además de la confesión del imputado, habían reunido suficientes indicios para declararlo culpable. En cuanto al monto de la pena contempló sus antecedentes, ya que es su quinta reincidencia. Su última sentencia fue también a tres años de prisión efectiva por encubrimiento.

El hombre estuvo prófugo un tiempo, hasta que fue atrapado en procedimiento realizado en la zona de María Elvira, la Brigada de Investigaciones de Cipolletti.

Mariela también escapó después de arrancarse la tobillera electrónica que le había colocado para monitorearla en su prisión domiciliaria, ya que estaba embarazada. Sin embargo un día se arrancó el dispositivo y desapareció. Fue atrapada en Rosario junto a su pareja.

Una investigación con acción de cine

El caso de la viuda negra tuvo en vilo a buena parte de la comunidad por la seguidilla de robos perpetrados y el desconcierto que había provocado la actuación de la banda. Las víctimas fueron cayendo una a una en el lapso de un año. En la Justicia se ventilaron 16 casos, pero estimaban que hubo otros más que no se denunciaron por pudor, dadas las circunstancias.

La investigación determinó que los delincuentes se movían cumpliendo roles.

Las mujeres -Mariela Muñoz en la mayoría de las veces- buscaban hombres en la calle, con la excusa de que las acercaran a algún lugar, en bares y locales bailables, y cuando estalló el Covid, los rastreaban por las redes sociales.

Después repetían el mismo patrón: seducían a las víctimas, a quienes convencían para que las llevaran a sus casas, donde les metían un sedante en una bebida para luego desvalijarlos.

La búsqueda de los delincuentes se realizó mediante una pesquisa que contó con seguimientos, inspecciones oculares, intervenciones telefónicas y hasta el rastreo por georreferenciación para ubicar la localización de los celulares de los sospechosos.

En el caso del hecho 14 el damnificado tenía en su casa cámaras de seguridad en su casa, por lo que esas imágenes fueron pruebas clave.

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El hecho 12

El 30 de junio de 2020, alrededor de las 17:30, dos parejas en moto se presentaron en la casa de un vecino con la excusa de que se les había descompuesto uno de los rodados y necesitaban ir a buscar un repuesto. Por eso le pidieron si mientras tanto podía albergar a las dos mujeres, Mariela y Godoy. El vecino aceptó el pedido y las hizo pasar. Como en ese momento se estaba preparando una sopa, Mariela se ofreció a ayudarle. Pero fue para colocarle una pastilla que lo terminó sedando por completo.

La acusación inicial estableció que poco después de la medianoche los dos hombres volvieron. Uno de ellos era, según la versión, Muñoz padre y otro hombre que no pudo ser identificado. Ambos golpearon a la víctima en el estómago y con un palo en todo el cuerpo y la cabeza, hasta dejarlo tirado en el piso. Le causaron traumatismo de cráneo, fractura de costillas, múltiples hematomas en la cara y la cabeza, entre otras lesiones.

Después se apoderaron de una moto 150 marca Motomel con su documentación; una motoguadaña; dos motosierras; un taladro eléctrico; una amoladora; una cepilladora eléctrica; un reloj pulsera con brújula; diez bolsas de cemento; un celular abonado y diez conejos vivos.

El hombre damnificado no reconoció a Teobaldo Sócrates, por lo que no lo acusaron y resultó sobreseído.

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