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El dramático relato de una víctima de violencia de género: "Hdp, te voy a matar si me dejás"

Inició el juicio por un intento de femicidio contas Víctor Hugo Venegas Herrera. La mujer contó que sufrió violencia durante 26 años. Casi la mató a golpes con un palo y hoy padece secuelas: suele perder la memoria y el equilibrio.

Comenzó este lunes en los tribunales cipoleños el juicio contra Víctor Hugo Venegas Herrera, acusado del intento de femicidio de quien fue su pareja. El caso ha tomado mucha repercusión pública porque además de ser reflejado por medios de comunicación, organizaciones feministas salieron a reclamar el castigo judicial del sujeto. De hecho los muros del edificio judicial aparecieron empapelados con el rostro del acusado.

El debate es conducido por el tribunal integrado por los jueces Guillermo Merlo, María Florencia Caruso Martin y Alejandra Berenguer. Por la fiscalía actúa Martín Pezzeta y la parte querellante está representada por Sebastián Caldiero y Nicolás Paredes, abogados del municipio, pero que en este caso se desempeñan de manera particular. En tanto que Venegas Herrera, quien llegó al juicio en prisión preventiva, es defendido por Michel Rischmann.

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En el arranque de la audiencia y tras los alegatos de inicio, declaró Liliana Ruiz, la victima, quien pidió hablar sin la presencia del acusado, quien debió instalarse en una sala vecina.

Ruiz hizo un escalofriante relato de los tormentos que padeció durante los 26 años que duró la relación marital, de la que nacieron dos hijos que también sufrieron los maltratos del padre, y que como consecuencia decidieron abandonar el hogar a corta edad.

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Feroces palizas a piñas y patadas, abusos y violaciones, insultos, amenazas y un permanente trato denigrante que hasta le impedía salir de la casa, visitar a familiares y tener amigas, describió la vecina que sufrió durante el tiempo que duró el matrimonio.

Siempre hostil en la vivienda que compartían, tampoco podía tener una vida social y no permitía que nadie fuera a visitarlos.

“Era un calvario mi vida”, recalcó la mujer de 58 años, empleada del municipio local, quien aseguró que entre 1998 y 2001 realizó varias denuncias y exposiciones por episodios de violencia, pero que “nunca tuve una respuesta de la Justicia”, afirmó.

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Aclaró que también le propuso a Venegas separarse en distintas oportunidades, como la vez que conoció que él había comenzado a salir con hombres, pero todas las veces él le negaba tal posibilidad y reaccionaba con violentos ataques. “Hija de puta, te voy a matar si me dejás”, recordó que le contestó.

Denunció que la atacó sexualmente

Los hábitos sexuales del marido, que él mismo le reconoció que había adoptado según sostuvo, le hicieron temer que le transmitiera algún tipo de enfermedad, por lo que intentaba no encontrárselo en la cama al llegar la noche. Buscaba acostarse más tarde, cuando él se hubiese dormido, pero el hombre se despertaba durante la madrugada y sobre ella la obligaba a realizarle sexo oral.

“Así era todos los días”, destacó la mujer. Esos abusos los denunció recientemente, por lo que hay una causa que se abrió en paralelo. Pasaron los años y nada cambió para mejor, agregó. Las agresiones seguían y el vínculo era cada más difícil de sostener. “Pasábamos meses sin hablarnos”, indicó.

A principios de 2024 se produjo un incidente vinculado con el trámite de un vehículo que iba a pasar a nombre de la hija. Ella le preguntó por la gestión y la intervención de la hija y Venegas le respondió con hostilidad. “Qué te metés” y “Te voy a matar hija de puta” fueron algunas de las frases que mencionó.

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Pero en medio de las agresiones la policía llamó a la puerta. Fue el hombre a atender y escuchó que les decía a los uniformados que “no pasaba nada”.

Entonces ella salió y enfatizó que “si pasaban cosas” y ahí el efectivo le dijo que si deseaba hacer la denuncia la llevaban a la Comisaría de la Familia. Al principio, reconoció, pensó que era un trámite que no la ayudaría en nada, pero hizo la presentación.

Después se fue a la casa de su hija, y cuando volvió a la suya se lo encontró a Venegas, enfurecido. La insultó y se le tiró encima para golpearla, pero ella tuvo fuerza y se defendió. “Te voy a matar" le advirtió y le gritó que iba a abusar de ella.

Esa noche no pudo pegar un ojo y se fue a trabajar sin dormir. Aquel día la visitó un oficial de Justicia y le comunicó al hombre que había sido excluido del domicilio. Él pidió quedarse unos días porque no tenía dinero, pero la orden judicial fue terminante y se tuvo que ir.

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Si embargo, ni bien se retiró el funcionario judicial Venegas volvió y abrió con una llave que aún conservaba. Ella llamó nuevamente al Oficial de Justicia, quien se presentó y lo sacó a calle. Desde ese día, 5 de enero, la llamó por teléfono reiteradamente, pero ella no lo atendía. El 8 de ese mes se lo encontró afuera de su trabajo.

Días después, aún con la prohibición judicial, volvió a entrar a la vivienda y le propuso arreglar las cosas. Pero lo rechazó e hizo la denuncia por el incumplimiento en la Comisaría 24.

Una comisión policial que fue al domicilio se encargó de retirarlo. Cree que estuvo un día demorado, y aseguró que un fiscal había pedido que quedara cinco meses en prisión preventiva, pero que una jueza (que tampoco identificó) lo dejó libre porque consideró que “no era un peligro para la sociedad ni para mi”.

El ataque que casi la mata

Ruiz intentó seguir con su vida ya sin la carga, a pesar que no se podía deshacer por completo de la presencia de Venegas, quien con distintos pretextos seguía llamando a la hija. Como todas sus jornadas laborales arranca temprano para llegar puntual a su puesto laboral.

Se definió como muy metódica. Se levanta a las 5:30, se da una ducha, desayuna, y 6:35 sale en bicicleta rumbo a su trabajo.

El lunes 29 de febrero repitió la rutina. Pero cuando abrió la puerta del patio para tomar la bici perdió la noción. Se despertó cerca de media hora después. Estaba en su patio, tirada boca abajo, con un dolor tremendo de cabeza y las manos ensangrentadas. Quiso llamar para pedir ayuda, pero no pudo manipular su teléfono. Sin embargo una compañera la llamó, extrañada que no había llegado al municipio, y ahí le contó lo que creyó que había sucedido: “Me asaltaron y estoy tirada en el patio de mi casa”.

Un policía que había llegado al lugar le aclaró que no había sido asaltada, sino que la había golpeado su ex con un palo, y que luego se había entregado en la Comisaría 24.

Recuerda poco de lo que siguió. Estuvo internada en el hospital de Cipolletti y luego la derivaron a General Roca, donde despertó y le dieron el alta el 14 de marzo.

La acusación indica que Vengas esa madrugada se había metido en la casa esperó que saliera la mujer para atacarla con un palo. Creyó que la había matado, por eso fue y se entregó en la policía.

Liliana padece secuelas de esa paliza. Está bajo tratamiento psicológico, suele perder la memoria y el equilibrio, perdió movilidad en un dedo y dejó de pintar artísticamente, una de sus aficiones.

Llamadas y amenazas

Ruiz aseguró en su declaración que Venega sigue llamando a la hija. Dijo que la increpa porque no lo va a visitar. Aunque también le promete que cuando salga trabajará por ella y por su nieto.

La víctima también recalcó que el hombre le ha enviado mensajes a través de amigos. Le dijeron que cuando salga libre “terminará su trabajo”, en alusión a su muerte.

Como sigue el juicio

El debate oral y público se inició este lunes con un bloque de testigos que declararon por la tarde y continuará este martes en doble turno. El miércoles por la mañana terminará la ronda de testigos y por la tarde se realizarán los alegatos de cierre.

La figura penal que le enrostran, "femicidio en grado de tentativa", tiene prevista una pena que va desde los 3 a los 12 años de prisión. Desde la parte querellante adelantaron que irán por la máxima.

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