¿A qué velocidad conducía la mujer que embistió y mató al policía Zúñiga?
El vehículo tuvo una larga carrera desenfrenada por la cual atravesó toda la ruta 237, impactó y arrastró al joven policía. Primeros detalles de la pericia.
A casi una semana de la tragedia que enlutó a la Policía neuquina, surgen los primeros datos de la pericia del siniestro que le arrebató la vida al oficial subinspector Enzo Gabriel Zúñiga integrante de la División Tránsito de Piedra del Águila.
El pasado martes, su familia, amigos, vecinos, compañeros de trabajo y la cúpula policial despidieron sus restos en la localidad de Loncopue.
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Fue tal el impacto que generó la noticia de la absurda muerte ocurrida el pasado domingo a las 14 que, a sus compañeros, del día a día, todavía se les ahogan las palabras al tratar hablar de Enzo. Todo es dolor.
Primeros datos del siniestro
Mientras se avanza con las pericias del caso para entregar el informe en fiscalía, así se determina con base científica la acusación que se formulará, LM Neuquén accedió a datos preliminares que demuestran que pese a seguir todos los protocolos de seguridad la fatalidad siempre está latiendo. Es decir, se puede hacer todo bien y puede terminar todo mal.
Ese domingo a las 11 hubo un siniestro en Ruta 237 a unos 30 kilómetros de Piedra del Águila a la altura paraje Zaina La Yegua. Allí chocaron una Mercedes Benz y una Ford Ranger.
Zuñiga, sus compañeros y los bomberos de Piedra del Águila tomaron intervención y tras rescatar y asistir a las víctimas que fueron trasladadas al hospital se practicaron las pericias de rigor y se corrieron los vehículos a unos 25 metros de la calzada quedando prácticamente pegados a la tranquera de ingreso a Zaina Yegua un conocido lugar de pesca.
Es más, bomberos y policía había implementado con todas las medidas de seguridad. Estaban con los chalecos refractarios y sobre la ruta se habían puesto conos a ambos lados para que los conductores redujeran la velocidad en dicho sector.
El Sandero y su carrera desenfrenada
“La Mercedes Benz y la Ranger quedaron a nivel de desagote de la ruta que está entre el alambrado y la cinta asfáltica”, describió la fuente que confirmó que había una distancia de 25 metros desde la ruta 237.
Ya eran las 14, Zúñiga estaba esperando el arribo de las grúas para que retirase las camionetas involucradas en el siniestro de las 11.
“El Renault Sandero venía en dirección este oeste, como yendo para el lado de la cordillera. Al parecer la conductora se distrajo o abatató, mordió la banquina y se va a la banquina de la mano en que venía. Ahí volanteó. Esto la hizo perder control de vehículo que cruzó toda la ruta y comenzó una carrera desenfrenada en dirección a donde estaba Zúñiga”, detalló la fuente.
Dicha maniobra se produce a unos 90 de donde estaba el policía con su chaleco refractario.
“El Sandero impacta a una de las camionetas, por la inercia del impacto da un giro y arrolla a Zúñiga y un familiar de los accidentados del siniestro de las 11. Zúñiga quedó debajo de la Sandero y lo arrastró unos 10 metros hasta que el vehículo frenó contra el alambrado”, describió la fuente.
Pero el vértigo no terminó con esa escena. Zúñiga quedó atrapado debajo de la Sandero y hubo que cortar el alambrado y levantar el vehículo para poder rescatarlo. A esa altura estaba inconsciente y la otra persona semi inconsciente, pero ambos con heridas de gravedad.
Una ambulancia de bomberos logró llegar al lugar, desde Piedra del Águila, a los 40 minutos del siniestro para trasladar a Zúñiga y la otra persona. El suboficial falleció cuando iban de camino al hospital.
Velocidad, un factor clave
Tras las pericias en el lugar que estuvo a cargo de la unidad de accidentología vial de Junín de los Andes, se ha podido establecer una base inicial sobre la velocidad a la que venía la conductora de la Sandero.
Hay que tener en cuenta que este trabajo conlleva una serie de ecuaciones en base a mediciones, pero en este caso se sabe que las probabilidades de que este siniestro fatal pudiera ocurrir eran ínfimas. No obstante, un auto desmadrado es una moneda arrojada al aire.
Vale recordar que a esa altura de la ruta 237 se puede circular a 110 km/h que es la velocidad máxima establecida, pero también hay que sincerarse y admitir que son pocos los que respetan ese límite.
Para que se haya producido semejante maniobra, la Sandero, además de mucha mala suerte, “venía a más de 120 km/h. Este es el parámetro de mínima que se estima”, confió una fuente a LM Neuquén.
Lo cierto es que suponen que, por el tipo de vehículo y la conductora, como dije todo es una ecuación, la velocidad no escalaría mucho más.
Pero esa velocidad ya basta para que el auto, en una maniobra como la descripta, salga disparado en cualquier dirección. Tranquilamente podría haber volcado como pasa en la gran mayoría de los casos en que los conductores muerden la banquina, volantean y vuelcan.
En los cursos de manejo profesional y defensivo, el consejo es sostener el vehículo por la banquina y reducir la velocidad levantando el pie del acelerador para luego frenarlo lentamente. Si se intenta clavar los frenos el auto desliza, derrapa y hay altas probabilidades de provocar un siniestro. Son milésimas de segundo donde hay que tener la cabeza fría, muy pocos están preparados para tener ese tipo de control.
En el caso de la Sandero todo fue un pandemonio que terminó con la vida de Zúñiga en forma absurda.
Una vez que estén los informes accidentológicos, la fiscalía deberá acusar a la conductora de homicidio culposo y habrá que ver si entra en juego la conducción antirreglamentaria una vez que se defina la velocidad a la circulaba la Sandero.
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