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La dura realidad de las familias de los muertos por COVID

A los protocolos que impiden decidir cómo despedirlos se suma el costo de la cremación de los cuerpos, que muchos no pueden afrontar.

La cara más dolorosa de la pandemia de coronavirus es también la menos visible. Al dolor por las pérdidas, los familiares de las víctimas suman las complicaciones que imponen los protocolos para despedirlas. No solo por no poder estar presentes y darles el último adiós, sino por los costos de las cremaciones. El Municipio firmó un convenio con una empresa del sector, pero el cupo contemplado inicialmente está a punto de completarse.

Hasta esta semana se habían cremado 27 personas y el acuerdo, firmado hace tres meses, estipula hasta 30. En los próximos días, se suscribirá un nuevo contrato con la empresa de Fernández Oro que brinda la prestación.

La titular de la Secretaría de Desarrollo Humano y Promoción Comunitaria, Viviana Pereira, destacó que entre las ocupaciones más urgentes de estos tiempos se cuenta la de dar el servicio de cremación a los muertos por COVID-19 que no disponían en vida de ingresos ni medios para asegurarse una debida despedida de este mundo. "Al principio, cuando firmamos este convenio, había pocos casos de personas que requirieran este tipo de asistencia. Pero, en los últimos días, se vienen incrementando mucho las situaciones de personas fallecidas para atender", expresó la funcionaria.

Indicó que las cremaciones solventadas por la comuna ya alcanzan las dos por día y el cupo de 30 se está por terminar, por lo cual se concretará en breve un nuevo convenio con la firma orense. En Cipolletti no existen empresas habilitadas para este servicio, lo que obliga a recurrir a prestadores de otras localidades.

Una vez concretado el proceso, los familiares se deben trasladar a Fernández Oro para retirar las cenizas y luego disponer de ellas en lo que sea su voluntad. Así, se acaba por cumplir una triste y penosa realidad de esta época, marcada por la pandemia.

El Municipio cubre el procedimiento cuando se comprueba fehacientemente la falta de recursos del fallecido. La inversión realizada ronda los 550.000 pesos.

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